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Debuta la Fundación Macri con un intento de cambio de nombre y un curso para capacitar directores de escuela

El expresidente Mauricio Macri

Andrés Fidanza

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La Fundación Mauricio Macri no se llama Fundación Mauricio Macri. Si bien el expresidente la presentó en público como una novedad y bajo ese nombre de fantasía el 26 de enero pasado, ese sello autorreferencial había sido inscripto hacía más de un año. La Inspección General de Justicia (IGJ) la había anotado como fundación el 25 de noviembre de 2019. Es decir, 15 días antes de que Macri abandonara la Casa Rosada.

Su título abreviado era Fundación Cambiar es Posible en Latinoamérica (Cepla). Ocurre que el nombre formal legal extendido resultaba imposible de memorizar: Fundación Cambiar es Posible para la Promoción y Defensa de la Democracia Republicana, el Desarrollo Económico, la Integración Internacional y la Equidad de Género en Latinoamérica. 

Cepla fue registrada por tres funcionarios macristas: el exjefe de asesores de la Presidencia José Torello; el exsecretario General de la Presidencia Fernando De Andreis; y la exsubsecretraria de Comunicación de la Casa Rosada Fátima Micheo.

Amigo íntimo de Macri desde los tiempos del colegio Cardenal Newman, el abogado Torello ahora está prácticamente retirado de la política. Ese corrimiento incluye una preocupación: quedar pegado en la causa que investiga las supuestas maniobras de la mesa judicial amarilla que habría hecho blanco en opositores, periodistas, dirigentes sociales y aliados.

De Andreis y Micheo, en cambio, siguen activos y en contacto con el líder de la oposición. El exsecretario General de la Presidencia mantiene una relación diaria con el expresidente y se convirtió en una especie de Marcos Peña en el despoder. De Andreis está a cargo de la parte operativa de la Fundación Cepla, alias Fundación Macri. El miércoles pasado, el consiglieri mauricista recibió una denuncia por parte del cristinismo. El diputado Rodolfo Tailhade afirmó que el exfuncionario declaró acciones, un inmueble y dólares que no podría justificar con “sus ingresos legítimos demostrados”.

Al igual que De Andreis, Micheo trabaja en las oficinas que el expresidente montó en Olivos, a tres cuadras de la quinta presidencial. Esa suerte de Instituto Patria amarillo es la base operativa de la fundación.

La organización fue anotada en 2019 con un capital inicial de $100.000. Y en diciembre pasado, el directorio presentó un acta en la IGJ para pedir el cambio de nombre: de Cepla a Mauricio Macri. “Tenemos CUIT y está todo en orden. Pero nos van a trabar la modificación por una cuestión política”, se quejó un asesor macrista. En los próximos días, insistirán.

El diputado Tailhade, dedicado a realizar una marca personal tenaz sobre los exfuncionarios macristas, sugiere que la IGJ no debería autorizar el rebautismo: “Cepla no tiene nada que ver con la educación que supuestamente era el objetivo de Macri”, opinó Tailhade.

Inactiva desde su creación a finales de 2019, la Fundación Macri será personalísima. Buscará reivindicar el legado del jefe del PRO, tras su (al menos decepcionante) paso por La Rosada. Tampoco será una continuación de Pensar, el think tank que todavía funciona (en condiciones de subsistencia mínima, con menos de 10 personas trabajando) en el edificio del PRO, ubicado en Balcarce y Belgrano. La de Macri estará más orientada a la acción (capacitaciones para directores, maestros y jóvenes aspirantes a conseguir un primer empleo) que a la producción de papers y programas de gobierno. Eso afirman cerca de su director, quien a su vez planea utilizarla para convertirse en un conferencista global bajo el paraguas de su fundación.

Según comentó Macri en reuniones privadas, su objetivo es instalar una nueva manera de ser expresidente en la Argentina. Una forma más institucional, en réplica del modelo chileno, español o estadounidense.

Primer curso

Tendrá tres ejes: educación, innovación social y cambio climático. De los tres temas elegidos, el debut estará vinculado a una actividad educativa mediante una capacitación destinada a directores de escuela o aspirantes a serlo. El programa será presentado la semana del 15 de febrero y se dictará de manera online durante cuatro meses. En algún momento, Macri interactuará con los inscriptos.

A cargo de esa apuesta figura un exfuncionario de Educación: Gabriel Sánchez Zinny, exdirector del Instituto Nacional de Educación Técnica y después director general de Escuelas bonaerense. A lo largo de su gestión, el bullrichista Sánchez Zinny acumuló una relación especialmente problemática con los gremios de maestros, sobre todo por la caída del salario real y el cierre de algunos planes de formación.

“En la Argentina, los directores son elegidos casi únicamente por antigüedad. Y muchos sienten que les faltan herramientas para manejar una organización compleja como es una escuela”, explicó uno de los asesores actuales de Macri.

AF

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