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Tras las internas y los cruces entre sectores, la UCR redefine su alianza con el PRO

El senador Martín Lousteau, uno de los protagonistas de la interna de la UCR.

Andrés Fidanza

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Después de las tres internas radicales, la de Córdoba, Capital y Provincia, llegan las internas por la interpretación de los resultados. Se trata de un cruce de lecturas en el que quizás ambos sectores tengan algo de razón. Tanto la tribu encabezada por Martín Lousteau, bajo esponsoreo del nosiglismo, como la del diputado Mario Negri, el gobernador Gerardo Morales, Daniel Salvador y la esperanza blanca que todavía no se anima a pegar el salto al vértigo de ser candidato: el neurocientista y autor bestseller Facundo Manes. 

¿Quiénes quedaron mejor parados tras la saga internista? Depende de quién mire. El senador Lousteau puede afirmar que cuenta con el apoyo unánime de los afiliados porteños. O al menos de los casi 30 mil que eligieron el domingo pasado en las 15 comunas porteñas. Tanto la boleta promocionada por el ganador Enrique “Coti” Nosiglia, como la de Daniel “Tano” Angelici (que sólo se impuso en 4 comunas) lo respaldan como figura nacional. De mínima, lo postulan como sucesor de Horacio Rodríguez Larreta. De máxima, se verá. Porque entre los radicales de todas las ramas ya circula un mantra altanero: en 2023 la UCR tendrá un candidato a presidente en una PASO contra el postulante del PRO. 

“No apoyaría a Macri en una posible nueva candidatura a Presidente. Soy autocrítico de las cosas que hicimos mal. No tuvimos el mejor equipo de los últimos 50 años”, afirmó el gobernador jujeño Gerardo Morales en radio Rivadavia.

El Tano Angelici lo aseguró anoche ante su tropa: “Ahora todos juntos, a acompañar a Lousteau”. Lo dijo en el restaurante Vita, donde el angelicismo celebró la performance electoral de su espacio. Si bien perdió contra el sector del Coti, la fuerza del expresidente de Boca aumentó la representación partidaria.

Lousteau tiene otros motivos para ser optimista. Tras su excursión a la interna de Córdoba y Provincia, donde sus candidatos perdieron por pocos puntos, el economista se consolidará como un actor influyente en la mesa nacional de la UCR. De las internas en Córdoba, Provincia de Buenos Aires y Capital sale el 70% de los convencionales nacionales. 

En esos encuentros se fija la agenda programática y el marco de alianzas de la UCR. En marzo de 2015, por ejemplo, la mayoría de los representantes partidarios decidió sellar un pacto con la Coalición Cívica-ARI y el PRO de Mauricio Macri. Así se resolvió en la Convención Nacional partidaria desarrollada en Gualeguaychú. Ahora, el bando de Lousteau y Nosiglia tendrá capacidad para condicionar las decisiones que se tomen sobre el rumbo del partido. 

“Martín va a seguir viajando por el interior. Y no para de recibir llamados de intendentes bonaerenses que jugaron enfrente. Se va consolidando el espacio propio y nuevo”, se ilusionan cerca de Lousteau.

En el rincón de enfrente, Negri junto al exvicegobernador bonaerense Daniel Salvador y al próximo presidente de la UCR provincial, el diputado Maxi Abad, tienen otra mirada. Una lectura más bilardista: fuera de la Capital, Lousteau apostó fuerte y perdió. Su crédito cordobés, el concejal Rodrigo de Loredo, y el aspirante bonaerense Gustavo Posse cayeron contra los postulantes del oficialismo. Y en el camino, Lousteau tensionó al máximo la relación con la comandancia radical. Los acusó de priorizar el confort de los cargos de minoría y de haberse subordinado de forma humillante frente al macrismo. 

“En provincia no hubo empate técnico. Existió un triunfo de la UCR que defiende los valores del partido, contra uno personalista y feudal mal disfrazado de renovación”, retruca un dirigente que militó para que ganara Abad. Sobre las diferencias de fondo entre ambas facciones, asegura que “el nosiglismo también predica un rol más activo y de mayor protagonismo en Juntos por el Cambio, pero la diferencia es que ellos quiere quedarse con el control del partido a nivel nacional para supeditar toda la UCR al objetivo de Lousteau Jefe de Gobierno porteño”.

Los resultados de la interna bonaerense fueron bastante ajustados: 52% a 48%. La fórmula de Abad y Érica Revilla como vice obtuvo 60.185 votos; versus los 55.573 de Protagonismo Radical, encabezada por el intendente de San Isidro Gustavo Posse y Danya Tavella. El fuerte de Posse estuvo en el conurbano. El de Abad, en el interior bonaerense. 

Una vez superadas las fricciones y heridas que dejó la triple votación de los afiliados a la UCR, en la que participaron unas 180 mil personas, ya empieza a difundirse una coincidencia: desafiar al PRO dentro de la alianza de Juntos por el Cambio

 

La boleta de Abad contaba con el apoyo de 30 sobre 32 intendentes radicales. Y algo más: el espaldarazo de Facundo Manes. El neurólogo, autor bestseller y difusor de la llamada neurociencia hizo campaña por esa lista, junto a Abad, Negri y Salvador. Su hermano, el abogado Gastón Manes, fue candidato a primer convencional nacional en la lista ganadora.

“Lousteau es una figura muy importante para el partido, pero es de Capital y quiere ser alcalde. Por una razón estratégica jugó en provincia y Córdoba, pero perdió en ambos distritos”, cuestiona elípticamente Gastón Manes. Pero rápidamente tiende un puente y mira hacia adelante: “La participación de más de 110 mil afiliados bonaerenses es algo histórico. Contra la pandemia y la apatía, UCR está fuerte y sólida. Tenemos volumen para liderar Juntos por el Cambio o el espacio que sea”.

Los cameos de Manes en la interna, con recorridas por La Plata, Vicente López y Saladillo incluidas, alentaron la esperanza de que se presente como candidato en las legislativas o en 2023. Su postulación serviría a la pasada para obturar las ansias nacionales de Lousteau. “Depende de qué tipo de coalición se arme. Si tiene el semblante del partido y no sólo el del PRO, si se amplía realmente, Facundo se podría sumar. Es un líder que puede unir, pero no está para pelear la chiquita. Igual es una decisión muy personal de él”, aclara su hermano Gastón. 

Una vez superadas las fricciones y heridas que dejó la triple votación de los afiliados a la UCR, en la que participaron unas 180 mil personas, ya empieza a difundirse una coincidencia entre la jefatura radical: es momento de desafiar al PRO dentro de la alianza de Juntos por el Cambio. Ante un macrismo cruzado por sus propios tironeos entre facciones, la moderada de Horacio Rodríguez Larreta y la del halcón Patricia Bullrich, los radicales sienten que recuperaron la autoestima. 

La ausencia de un líder que ordene verticalmente al espacio amarillo (Mauricio Macri ya no juega ese papel y tampoco está claro que lo quiera recuperar) potencia el envión de los boina blanca. En concretísimo, la dirigencia de la UCR pretende disputar el rumbo ideológico y los nombres propios de las candidaturas dentro de JxC, tras haber sido los accionistas minoritarios del gobierno macrista.

AF

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