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Gritos y bandera a 2 dólares en la espera frente al hotel-búnker libertario

Jorge, 22 años, trabaja en un aplicación de pedidos y votó a Milei porque quiere un cambio.

Mauricio Caminos

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Dos de la tarde y el pibe ya estaba acá. Bajo el sol de este domingo de noviembre apoyado en una valla. Remera argentina de imitación y una riñonera atada el pecho como si fuera un chaleco antibalas. Un cartón con letras negras en fibrón: “Milei 2023”. Dice que cuando llegó apenas eran “tres”, pero ahora al momento del cierre de mesas el grupo de simpatizantes libertarios se amplió un poquito más: apenas corta una calzada de la avenida Córdoba, en la puerta del Libertador Hotel donde el candidato de La Libertad Avanza recibirá esta noche el resultado del balotaje.

“Me gusta el cambio que hizo con la gente. Más allá de si lo cumple o no. Nos despertó sobre la corrupción del kirchnerismo”, dice Jorge a sus 22 años. Está desempleado, pero hace cada tanto changas con PedidosYa. No estudia. Vive en “una casa propia” que recibió de su madre. “Massa nos la deja servido con la corrupción que hay. Además lo apoya Cristina”, apunta. ¿Y qué opina sobre el acuerdo de Milei con Mauricio Macri? “Él tuvo muchísimas trabas en el gobierno que le toco”, lo defiende.

Cada tanto Jorge se suma a los gritos y cánticos a su alrededor: “¡Libertad!”, “Se siente / se siente / Milei presidente”, “Tiene mieeedo / la casta tiene mieeedo”. Por la calle algunos autos pasan tocando bocina. Un simpatizante disfrazado de payaso baila sobre la senda peatonal con un parlante donde suena Robbie Williams. Un vendedor de banderas amarillas y el logo del león las vende “a dos dólares”.

La bandera de Argentina cuesta mil y dos mil pesos, dependiendo el tamaño. Uno de los que vende es Carlos, que viajó desde Lobos hasta Capital para hacer la venta ambulante: en la semana trabaja de albañil. “Si no vengo hasta acá no me alcanza”, asegura. Igual votó en blanco. Y cuenta que entre sus siete hijos tiene repartidos entre massistas y mileistas.

“Se necesita un cambio, para dejar de sobrevivir y empezar a vivir”, asegura Manuel, 35 años, pareja y dos hijos a cuestas: uno de los niños duerme en el cochecito, al otro lo tienen a upa. Él es ingeniero en sistemas. Viven en Puerto Madero. “Ojalá que no se convierta cien por ciento en político”, dice Manuel, que espera un triunfo de su candidato. Reconoce que “no estaba de acuerdo” con la alianza con Macri, pero que ahora la entiende: “Milei se bajó los pantalones, pero en definitiva es política. Si no pateas el penal, no sabes si podes ganar”, apunta.

En el aguante libertario no solo hay argentinos: “Milei, somos venezolanos y estamos contigo. No queremos volver a emigrar”, se lee en un cartel. Nancy tiene 65, es de Venezuela y está hace un año en el país. “Me encanta Milei, lastima que no lo pude votar porque no tengo papeles”, reconoce. Su hijo emigró en 2018. Él sí votó a Milei.

MC/MG

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