La libertad de Mauricio
Almorzó en Pepino con Patricia Bullrich. Mauricio Macri eligió una hamburguesería clásica y popular de Olivos para reunirse con la presidenta del PRO. Un local que además le queda cerca de la oficina en la que hace base, ubicada en un tercer piso con vista a la avenida Libertador. El encuentro con su exministra de Seguridad se concretó el jueves pasado. Ocurrió a la vista del que quisiera identificarlos. En la zona norte del conurbano Macri juega electoralmente de local. Pero hay algo más: desde hace unos meses, el expresidente cuenta con un plus de amor propio al momento de exponerse en la calle, en las redes, en los medios y en las juntadas con la tropa amarilla.
El ingeniero considera que sus acciones políticas suben, tanto para ser candidato como el elector determinante de la oposición, al calor de la inflación desbocada y de la interna feroz que atraviesa el Gobierno. Al no estar obligado a postularse en el 2023, Macri opina freestyle. Ya no siente el bozal de la moderación centrista que le imponían los consultores Marcos Peña y Jaime Durán Barba, en la campaña previa a las presidenciales de 2015.
En la ronda de entrevistas que le dio a medios y periodistas afines en los últimos días, antes de subirse a un avión rumbo a la ciudad italiana de Parma para competir en un torneo de bridge, Macri habló con el corazón. Con el corazón de su ideología más genuina. Propuso privatizar Aerolíneas Argentinas, bajar impuestos y retenciones a granel, avanzar con reformas laborales y jubilatorias. Su prédica anti-progre avanzó hasta una zona que se mantenía como un tabú dentro del macrismo ampliado: reivindicó a Carlos Menem. Y lo hizo sin eufemismos, mientras a la vez ignoraba por completo el nuevo aniversario por el golpe de Estado de 1976.
“Quien había resuelto los problemas de la grieta en la Argentina ¿sabe quién era?, el presidente Menem, que cada vez va ser más reivindicado con el tiempo. Él vino con un peronismo moderno, intentando realmente unir a los argentinos detrás de la producción, el empleo, el progreso, pacificó la Argentina y esta gente ha vuelto a predicar sistemáticamente el discurso del odio”, evocó ante Radio Mitre Córdoba.
El elogio a Menem le valió un reproche tuitero del gobernador Gerardo Morales. El presidente de la UCR empuja discursivamente a Juntos por el Cambio hacia el centro. El jujeño adoptó como hobbie provocar a los halcones amarillos, tanto en público como en privado.
“Él tiene que saber que representamos el cambio, no somos la continuidad, hay que saber tener una distancia inteligente para no ser manoseado y manipulado”, le marcó la cancha Macri a Morales, poco antes del cruce sobre la relectura del ciclo menemista.
En la sociedad entre el PRO y la UCR, se acabó la etapa de los dirigentes radicales que preferían el perfil bajo y la negociación desde las sombras. Los Ernesto Sanz, Enrique Coti Nosiglia y Jesús Rodríguez le dieron paso a los Morales, Martín Lousteau y Facundo Manes. El gobernador, el senador y el diputado operaron abiertamente para que JxC apoyara el acuerdo con el FMI. Y ya no ocultan sus diferencias con el macrismo, ni sus deseos de jubilar al fundador del PRO. “Y tienen una ventaja: tampoco los asusta demasiado la posibilidad de perder”, aporta un dirigente radical.
“Uno debe ser protagonista de su propia vida, ser coherente con su libertad, honrarla y hacer cosas que puedan enriquecer”, filosofó Macri en La Nación +. Fue su forma de justificar el viaje a Parma para participar en un mundial de bridge. Se trata de un juego de cartas inglés poco habitual en la Argentina, pero que a Macri lo distiende y lo conecta con su papá Franco. Mauricio era un habitué de los tradicionales martes de bridge, realizados en la casa de Franco en Barrio Parque.
La renovada libertad mauricista incluye la inminente publicación de un libro sobre su papá. Al igual que con Primer Tiempo, el ghost writer de la obra es el exministro de Cultura nacional Pablo Avelluto. Según averiguó elDiarioAr, la biografía sobre Franco está avanzada, pero todavía no tiene título confirmado ni fecha de publicación.
A los 63 años, Macri no tiene el menor interés en diluir su recetario político. Por el contrario, se lamenta por no haberlo aplicado a fondo durante sus cuatro años en el poder. Y promete no repetir esa tibieza, cuando Juntos juegue su “segundo tiempo”. ¿Un segundo tiempo protagonizado por él mismo? Ni siquiera Macri lo tiene decidido. Y cerca del egresado del cardenal Newman relativizan esa posibilidad. El larretismo, desde Horacio Rodríguez Larreta para abajo, apuestan y rezan por ese desenlace. Pero en el círculo de confianza macrista tampoco descartan que el expresidente, todavía procesado en una causa de espionaje ilegal, vaya por la revancha en 2023. Y advierten para el que quiera oir: “Si Mauricio se presentara en una PASO de Juntos, ganaría cómodamente”. Se trata de un pronóstico optimista, pero muy probable. Con niveles de rechazo todavía muy altos, la suerte de Macri en una elección general ya entraría en un terreno insondable.
En las reuniones que mantiene con la tropa amarilla, Macri predica con tres mandamientos. Primero baja línea sobre la necesidad de la unidad cambiemita. Después sermonea sobre la obligación de volver al poder con un objetivo claro. ¿Cuál? Encarar las reformas de fondo que a él le quedaron pendientes. Y cierra sus encuentros dando un consejo de estrategia electoral: no casarse con ningún aspirante a la presidencia. Ni con Larreta, Patricia Bullrich ni María Eugenia Vidal. “Acompañen, caminen y jueguen con todos. Que nadie les pida exclusividad”, les recomendó a un grupo de legisladores bonaerenses.
Puesto a elegir entre Larreta y Bullrich, Macri promueve la prescindencia. “Lo veo a cada uno muy bien plantado con su perfil, ya confirmaron que tienen vocación de conducir la Argentina y los voy a ayudar hasta el día que comiencen las PASO”, comentó en TN. Fue en una de las últimas entrevistas que dio, antes de viajar rumbo a Parma. Este domingo ya está en Italia. Autorizado por el juez Julián Ercolini para salir de la Argentina, ahora Macri tiene otra ocupación en mente. Un desafío personalísimo: ganar al bridge.
AF/CC
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