La junta médica complicó a Luque y Cosachov en la causa por la muerte de Maradona
Los peritos que conformaron la Junta Médica que evaluó el tratamiento que tuvo Diego Maradona antes de morir no tienen dudas. Para ellos, la forma de actuar del equipo de salud que lo atendía en la casa del Barrio San Andrés en Tigre fue “inadecuado, deficiente y temerario”. En el informe, el grupo interdisciplinario entendió que Diego podría haber tenido una mayor sobrevida si hubiera sido internado en una institución adecuada. En varios pasajes resalta la ausencia de especialistas en las patologías del ex jugador, sobre todo de corazón, hígado y riñones. Las conclusiones apuntan a la estrategia del médico de cabecera pero también es muy terminante con las “ineficiencias e irregularidades” de los enfermeros, que no le habrían tomado los signos vitales.
En el texto, los forenses sostienen que Diego agonizó 12 horas antes de morir y que los signos de riesgo de vida “que presentaba el paciente” fueron ignorados. También sostuvieron que el equipo médico “abandonó a su suerte” a Maradona ya que fueron, a su entender, “absolutamente indiferentes” y no modificaron sus conductas “ni el plan médico-asistencial trazado”.
Los peritos fueron muy críticos con la internación en la casa de Tigre, dirigida por su médico de cabecera, el neurocirujano Leopoldo Luque. Ellos entendieron que Maradona debía haber recibido “una rehabilitación psíquica y clínica para pacientes con adicciones conformada con enfermería especializada en salud mental”. “Nunca se trató de una real internación domiciliaria. Se siguieron las indicaciones del paciente, se retiraron los acompañamientos terapéuticos, las enfermeras no entraban a la habitación, no se controlaron signos vitales. Las visitas tanto del psiquiatra y psicólogo no fueron con la debida frecuencia”, sostuvieron y agregaron que Diego “no se encontraba en pleno uso de sus facultades mentales” y que no se le “colocaron límites a las demandas” de Maradona.
Este informe fue pedido por el grupo de investigadores encabezados por el fiscal general de San Isidro, John Broyard. Ahora, con todos estos análisis técnicos, deberán decidir si mantienen las imputaciones por “homicidio culposo” contra los siete imputados.
Hasta el momento, los imputados en la causa son Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov, por el psicólogo Carlos Díaz. Los enfermeros Ricardo Almirón y Dahiana Madrid. Madrid fue quien puso en el informe que, a las 9.20 del día de la muerte, Maradona se negó a que les tomaran los signos vitales. Pero luego, en una segunda declaración, dijo que ella no lo había visto y que había puesto eso por pedido del coordinador de la empresa Medidom, Mariano Perroni, quien también está imputado. Por último, aparece Nancy Forlini, de Swiss Medical, responsable de coordinar lo que sucedía con los ayudantes terapéuticos que fueron suspendidos por pedido de Luque.
Conclusiones de la Junta Médica:
1) Si bien resulta contrafáctico afirmar que DAM no hubiese fallecido de haber contado con una internación adecuada, teniendo en cuenta el cuadro documentado en los días previos a su muerte, en un centro asistencial polivalente recibiendo una atención acorde a las buenas prácticas médicas, concordamos en que hubiese tenido más chances de sobrevida.
2) El actuar del equipo de salud a cargo que atendía a DAM fue inadecuado, deficiente y temerario como se registró en detalle en el presente.
3) Según las buenas prácticas médicas y una vez resuelta la patología aguda que dio origen a su internación en Clínica Olivos (hematoma subdural) y considerando el cuadro clínico, clínico-psiquiátrico y el mal estado general debió haber continuado su rehabilitación y tratamiento interdisciplinario en una institución adecuada.
4) El Sr. DAM, al menos desde la internación en IPENSA, NO se encontraba en pleno uso de sus facultades mentales, ni en condiciones de tomar decisiones sobre su salud.
5) Se ratifica lo expuesto en el protocolo de autopsia, esto reforzado con los resultados histopatológicos y lo observado en las copias de la documental médica obrante en autos.
6) DAM comenzó a morir, al menos, 12 horas antes de las 12.30 del día 25/11/2020, es decir, presentaba signos inequívocos de periodo agónico prolongado, por lo que concluimos que el paciente no fue debidamente controlado desde las 00.30 horas del día 25/11/2020.
7) Que fueron ignorados los signos de riesgo de vida que presentaba el paciente. En la desgrabación de los audios del día 25/11/2020 “la semana pasada les dije que había que levantarlo porque podía hacer un edema de pulmón”. Audio de Taffarel enviado por Vanesa Morla a Luque sic. Cuerpo XXI, el día 18 y 19 de nov de 2020 (hacen referencia a que esta hinchado).
8) El cuidado de enfermería durante la estancia en la casa de Tigre, posterior a la externación de Clínica Olivos, se encuentra plagado de deficiencias e irregularidades como fue expuesta en este documento ampliamente (ausencia de controles).
9) DAM no presentó correctos controles y asistencia por parte médico-asistenciales, de enfermería y acompañantes terapéuticos ni en tiempo ni en forma. Según dictan las normativas de las buenas prácticas.
10) No existen constancias de atención psicológica en el domicilio, luego de la externación de CLIO, las cuales consideramos indispensables para el adecuado tratamiento de la patología que presentaba DAM.
11) A pesar de haber tenido una prescripción adecuada en dosis y posología para su trastorno toxicofrénico, al respecto, no podemos descartar que esta medicación no haya influido en el desenlace fatal, ya que no se realizaron en los últimos 14 días previas al deceso, controles cardiológicos ni de laboratorio (ionograma, función hepática y renal).
12) La internación domiciliaria post externación CLIO no fue tal, ya que no existieron los lineamientos mínimos de tal internación en un paciente de la pluripatología compleja que presentaba DAM.
13) Se puede inferir de la documental que fuera analizada por esta Junta Médica Interdisciplinaria, que el equipo médico tratante se representó cabal y acabadamente la posibilidad del resultado fatal respecto del paciente, siendo absolutamente indiferentes a esa cuestión, no modificando sus conductas y plan médico/asistencial trazado, manteniendo las omisiones perjudiciales precedentemente apuntadas, abandonando “a la suerte” el estado de salud del paciente.
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