El desempleo no baja y aumenta la cantidad de trabajadores en negro
El mercado laboral argentino continúa en estado de alerta. Según el último informe del INDEC, correspondiente al segundo trimestre de 2025, la desocupación se mantuvo en el 7,6%, pero la estabilidad es solo aparente: la informalidad creció, la calidad del empleo cayó y cada vez más personas buscan un segundo trabajo para sobrevivir.
El reporte del organismo estadístico, publicado el 18 de septiembre, muestra un escenario de fragilidad estructural agravada. La tasa de empleo se ubicó en 44,5%, apenas 0,1 puntos por encima del trimestre anterior, pero la tasa de actividad cayó a 48,1%, una señal de desaliento. La presión sobre el mercado laboral aumentó a 30,5%, impulsada por un salto de los ocupados que, aunque tienen empleo, buscan otro.
Esa presión incluye no solo a quienes están desocupados, sino también a los subocupados –personas que trabajan menos de 35 horas semanales y quieren más– y a los ocupados que buscan otra ocupación. El 17,1% de los trabajadores está en esta última situación, una señal del deterioro de las condiciones laborales, más allá de si hay empleo o no.
El dato más preocupante es que la informalidad laboral subió 1,6 puntos porcentuales interanuales y llegó al 43,2% de los ocupados. Más de 5,7 millones de personas trabajan sin aportes jubilatorios, una cifra incompatible con cualquier promesa de mejora social. Dentro de los asalariados, el 37,7% está en negro, y apenas el 15,7% de ellos realiza aportes por su cuenta.
Mientras el Gobierno celebra números que no empeoran, la realidad es que la precarización avanza. La proporción de personas que, aún trabajando, quieren o necesitan cambiar de empleo pasó del 16% al 17,1% en un año. A esto se suman los subocupados, que ya son el 11,6% de la población económicamente activa. En total, más de 4,3 millones de personas presionan activamente el mercado laboral.
En términos geográficos, el Gran Buenos Aires sigue encabezando la tasa de desocupación, con un 8,7%, seguido por la región Pampeana (7,4%). Las mujeres jóvenes vuelven a ser las más castigadas: entre las de 14 a 29 años, el desempleo es del 16,9%. El mercado laboral muestra una cara brutalmente desigual, donde el género, la edad y el territorio son determinantes.
El deterioro también se refleja en la composición del empleo. Los asalariados formales representan solo el 62,3% del total, mientras que los cuentapropistas ya son el 23,7%, cifra que creció durante el año. El 8,5% trabaja desde su casa y el 4% usa herramientas propias, signos de una creciente informalidad disfrazada de autonomía.
En cuanto al perfil educativo, el 60,4% de las personas ocupadas tiene hasta secundario completo, y solo el 39,7% accedió a estudios superiores o universitarios. Por tipo de ocupación, el 55,5% se desempeñó en tareas operativas y apenas el 11% en empleos profesionales. Esto refuerza el perfil de un mercado segmentado, donde la informalidad golpea con más fuerza a quienes tienen menos formación y menos poder de negociación.
La foto que deja este informe es la de un mercado laboral con poco movimiento pero alta tensión. Menos gente quedó fuera del sistema, pero más gente trabaja en condiciones precarias, sin cobertura ni estabilidad. En otras palabras, hay menos desempleo pero no hay más derechos.
En este contexto, el relato oficial sobre “recuperación” resulta insostenible. La economía no genera más empleo formal ni mejora las condiciones existentes. Por el contrario, la combinación de recesión, ajuste fiscal y desregulación acelera un proceso de desprotección laboral extendida.
El segundo trimestre de 2025 confirma una tendencia que se viene consolidando desde la llegada de Javier Milei al poder: menos Estado, más mercado... y más trabajadores sin derechos.
JJD
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