El trabajo formal cae incluso en sectores “estrella” como petróleo y minería
El empleo formal no solo cae en los sectores históricamente complicados, como la industria manufacturera, sino también en aquellos que hasta hace poco eran motores del crecimiento económico, como el petróleo y la minería. Según datos de la Secretaría de Trabajo procesados por Fundar, en noviembre de 2023 había 94.600 personas asalariadas registradas en estos rubros. En septiembre de 2025, la cifra bajó a 87.500. Más de 7.000 empleos formales se perdieron en menos de un año.
El fenómeno alarma porque se da en actividades que el propio Gobierno considera “estratégicas”. Pero el repunte en la producción no está derramando en puestos de trabajo. Desde mayo de 2024, el empleo en petróleo y minería cae de forma sostenida, pese a que el país muestra signos de reactivación macroeconómica.
En el caso del petróleo, la expansión de Vaca Muerta no logra compensar la declinación de las cuencas maduras de Chubut y Santa Cruz, donde la producción se encarece, las inversiones se retraen y se aplican procesos de reducción de costos. Así, aun con mayor volumen de extracción, hay menos trabajadores perforando, trasladando o procesando hidrocarburos.
En minería, la situación es similar. A pesar del optimismo que genera el litio, el empleo que crea no alcanza a cubrir el que se pierde en otras ramas, como la minería no metalífera, muy vinculada a la obra pública y a la construcción privada. Con obras paralizadas y proyectos congelados, la demanda de áridos, cal y cemento se desploma, y con ella los puestos en canteras y plantas de procesamiento.
La caída en la industria también se agrava. En octubre, la utilización de la capacidad instalada bajó a 61%, dos puntos por debajo del mismo mes de 2024. El sector textil fue el más golpeado, con apenas un 32,5% de sus máquinas funcionando, una señal directa del freno en el consumo interno. Según el Indec, la producción de hilados de algodón cayó un 34,7% y la de tejidos, un 34,1% interanual.
A contramano de lo habitual, el país crecerá en 2025, pero con destrucción de empleo formal. Es una anomalía que no se registraba hace al menos tres décadas. La explicación está en la composición del crecimiento, que se apoya en sectores que no demandan mano de obra intensiva, como petróleo, minería y finanzas.
El crecimiento sin empleo es posible, y ya sucede. Mientras los sectores que podrían generar trabajo genuino —como industria y construcción— siguen estancados, los que lideran las exportaciones reducen personal bajo lógicas de eficiencia y automatización.
“El problema no es cuánto crece la economía, sino cómo crece”, escribió Daniel Schteingart, investigador de Fundar y curador del sitio Argendata. Su advertencia resume una paradoja que golpea directamente a los trabajadores: los sectores más dinámicos producen más con menos gente, y los sectores más intensivos en trabajo están paralizados.
JJD
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