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Semáforo rojo en la red eléctrica: el Gobierno, entre “cortes programados” y una apuesta a que “el sistema aguante”

Darío Martínez y Federico Basualdo, secretario y subsecretario de Energía, durante una recorrida en Central Puerto.

Pablo Ibáñez

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Para el sistema eléctrico, el problema principal no son las altas máximas sino las mínimas. Un mandamiento reservado indica que con tres días, consecutivos, con mínimas por encima de los 24 grados el sistema queda al borde de colapsar. Con la ola de calor, el sistema está con “semáforo rojo”, según indica una fuente oficial a elDiarioAR, y puso al Gobierno frente a un dilema sobre cómo enfrentar esa crisis energética.

El lunes, con los pronósticos de altas temperaturas confirmados y cálculos de que la demanda de energía podría romper todos los récords históricos, el jefe de Gabinete Juan Manzur y el ministro de Seguridad Aníbal Fernández encabezaron una reunión para analizar un plan de mitigación frente a la emergencia que tiene varias derivaciones: hídrica por la falta de lluvias, ígnea por el riesgo de incendios -se conoció esta semana el decreto- y energética con epicentro en los grandes centros urbanos.

Se activó, con representantes de Jefatura, Seguridad, Ambiente, Defensa y Energía, el Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo (SINEGIR). En ese primer encuentro apareció sobre la mesa una alternativa: establecer un esquema de cortes programados de energía para “evitar que la sobre demanda genere problemas mayores”, apuntó una fuente.

La alternativa fue, a priori, rechazada por la secretaría de Energía y el ENRE; el ente regulador dispuso un veedor sobre las distribuidoras del AMBA, EDENOR y EDESUR. “El sistema, aun bajo presión, está capacitado para resistir la alta demanda. Y hay recursos para reorientar de las distintas líneas de tensión para resolver problemas”, se explicó. El caso EDENOR ocurrido el miércoles, que según la empresa fue un incidente ajeno a la demanda del sistema, se resolvió con relativa velocidad. En el Gobierno dicen que están investigando qué ocurrió y que una vez que se determine eso, tomarán medidas.

Antecedentes

La idea de cortes programados y rotativos remiten con incomodidad a lo que ocurrió a fines de los años 80 durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Por entonces, según un informe de Jorge Lapeña, que fue secretario de Energía en esa época y ocupó, durante ese gobierno un cargo en YPF y luego fue funcionario durante la gestión de Fernando De la Rúa, el sistema no podía satisfacer un 5% de la demanda extra y por eso se resolvió ese mecanismo.

Hubo, más adelante, medidas de restricción pero básicamente en gas durante el invierno para que no haya faltante para el consumo domiciliario.

La propuesta que se analizó en Casa Rosada fue definir un posible esquema de cortes programados rotativos o, sobre la experiencia de lo hecho con el gas, fijar restricciones temporales para la industria o sectores de la producción.

“El sistema aguanta”, es la respuesta desde las áreas involucradas y se apostó a que aun con una demanda proyectada muy alta, a raíz de los días de más calor que se esperan entre el jueves y el sábado, las distribuidoras tienen herramientas para sostener la prestación y, eventualmente, alternativas para resolver problemas de suministro.

El argumento oficial responde, como regla general, a que a pesar de la falta de inversiones en los últimos años, el sistema energético tiene margen para resistir la demanda extra. Desde el ENRE recuerdan, con un cuadro, la curva de inversiones que se redujo durante los cuatro años de presidencia de Mauricio Macri. Un cuadro que repasa como entre el 2016 y el 2019, comparado con el 2014 y 2015, las inversiones de EDENOR y EDESUR bajaron incluso a pesar de un aumento de tarifas que llegó, en algún caso, al 3.000%.

“Energía no cree que sea necesario programar cortes”, dicen en Gobierno y apuntan que ese es el planteo de fondo pero hay una serie de medidas de mitigación para enfrentar situaciones de emergencia. El martes de hecho, hubo un Zoom con los responsables de Defensa Civil de cada provincia para hacer un mapeo de la situación en todo el país.

Fuera del AMBA, la preocupación tiene que ver con los incendios y el dato que reflejó Medioambiente, a través de Sergio Federovisky, fue que la flota para asistencia está “al tope” y que si fuese necesario ampliarla, no hay equipamiento disponible en el país. “Habría que contratar en el exterior”, confió una fuente.

PI

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