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Libros

J.M. Coetzee, en primera persona: claves sobre su última novela, entre un amor “a medias”, Chopin y la traducción

El escritor J.M. Coetzee, durante una visita a la Argentina en 2016.

Agustina Larrea

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“Está preparada para la posibilidad de que su historia esté incompleta y que, en ciertos aspectos, sea falsa. Pero, estudiando su corazón, no encuentra ningún residuo oscuro: ni remordimiento, ni pena, ni añoranza; nada que le afecte el futuro. Nada serio. ¿Es el amor un estado de la mente, un estado del ser, un fenómeno, una moda que va quedando relegada, mientras la observamos, en el pasado, en los remotos reinos de la historia? El polaco estaba enamorado de ella, gravemente enamorado –y es probable que lo siga estando– pero el polaco mismo es una reliquia de la historia y de una época en que el deseo debía estar teñido de lo inalcanzable antes de ser considerado auténtico”.

La que aparece en primer plano es Beatriz, una mujer española que después de haber conocido a Witold, un músico polaco que visitó Barcelona, se queda pensando. Piensa en ese encuentro, en la música de Chopin que los une, en la traducción como un atisbo nunca definitivo (hablan en inglés entre ellos, van y vuelven con términos que por momentos los desbordan), en las palabras de amor que él le dedica como partículas de ese universo fraguado, postizo.

Con El polaco, su último libro, el escritor sudafricano J. M. Coetzee ofrece una novela bella y contundente que por un lado es una variación de la historia clásica de Dante y Beatrice y que, por el otro, parte de una inversión de la propuesta del autor de La Divina Comedia: lo que leemos en El polaco está contado desde la perspectiva de Beatriz.

Llevada a una cierta actualidad y con Chopin de fondo –porque es la música que interpreta el polaco y también porque la historia de El polaco remite a los días apasionados del compositor francés con la escritora George Sand en Mallorca–, en la nueva novela de Coetzee esos amores legendarios sirven como un espejo que deforma. Es que, plantada en terrenos más resbaladizos que sus precedentes, la de El polaco es una historia de amor incompleta, rota, a medias.

Mediante una prosa punzante y aguda y contada en fragmentos, el relato expone a una Beatriz siempre en tensión, siempre en estado de pregunta. Una mujer que intentará desandar los caminos de un hombre –tan extraño, tan distinto, tan lejano– que incluso ante esas diferencias, o por encima de ellas, la ama y no dejará de evocarla.

La palabra del autor

Ganador del Premio Nobel en 2003 y autor de numerosos libros destacados mundialmente, Coetzee decidió un lanzamiento particular de su última obra

Con traducción de la escritora argentina Mariana Dimópulos, El polaco acaba de ser publicada por la editorial local El hilo de Ariadna, dirigida por Soledad Costantini y Leandro Pinkler. El sello, un desprendimiento del Museo de Arte Latinoamericano (Malba), estuvo presente con la novela en la última edición Feria de Editores de Buenos Aires y el libro se consigue tanto en la tienda online de la editorial como en algunas librerías.

Según se anunció, recién en algunos meses la novela tendrá su versión en inglés y saldrá a la venta en otras latitudes. En los últimos tiempos el autor viene destacando un interés muy marcado a partir de estos gestos: que el inglés no sea visto como el idioma universal, que sea revisada, de alguna manera, su supremacía.

Lo dijo en notas, también en conferencias. Por ejemplo, ante el escritor mexicano Jorge Volpi, en una charla de 2019 para la Universidad Nacional Autónoma de México y también en una breve entrevista con el blog de la librería porteña Eterna Cadencia, donde sentenció: “Darle prioridad de publicación al sur constituye una demostración de que el lanzamiento de un libro no depende de las decisiones tomadas por los guardianes del norte. La publicación en castellano, en igual sentido, constituye una demostración de que la versión en inglés del libro no tiene prioridad por sobre otras versiones”.

En medio de la difusión de este libro, Coetzee, que suele ser algo reticente a las notas y a las apariciones públicas, se refirió a su novela, por escrito, ante elDiarioAR.

Las preguntas y las breves respuestas, por pedido de sus intermediarios locales, fueron y volvieron, escritas en inglés (N. de la R: el cuestionario era naturalmente más extenso, pero en medio de la gestión se solicitó reducirlo). Una posible traducción, entonces, de las palabras de Coetzee sobre El polaco dirigidas a este medio, a continuación.

¿Por qué decidió escribir ahora una historia sobre el amor? ¿Al concebirla pensaba en el llamado amor romántico?

Los escritores que conozco no deciden sobre qué van a escribir. Lo que van a escribir “viene” hacia ellos o les “ocurre”, como si llegara desde afuera. Hay mucha verdad en el mito de la musa que visita al escritor y lo conmina a él a escribir.

¿Cómo fue narrar esta historia a través de los ojos de Beatriz? ¿Por qué eligió esta suerte de inversión de la historia clásica?

Hay muchas historias sobre enamorarse o sobre estar enamorado. Lo que es menos frecuente son las historias sobre alguien que se enamore de vos o sobre estar con alguien que está enamorado de vos.

El personaje principal es un músico. ¿Cuál es su relación particular con la música y cómo la conecta con la escritura?

La música es una parte importante de mi vida cotidiana pero no tiene nada que ver con mi escritura. No obstante, la historia de Frédéric Chopin y George Sand y el tiempo que pasaron juntos en la isla de Mallorca estuvo mucho en mi mente cuando estaba escribiendo el libro.

AL

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