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En el FMI plantean que la Argentina deberá emprender reformas estructurales para acceder a un acuerdo

Guzmán con la subdirectora del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Julie Kozack, en Roma en julio pasado.

Alejandro Rebossio

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En público, el Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo este lunes una emisión histórica de derechos especiales de giro (DEG), su moneda, para repartir entre todos sus miembros para que afronten mejor la pandemia, pero con el consejo de que los usaran con prudencia. Así lo hará la Argentina, que con los US$ 4.334 millones reforzó las reservas del Banco Central a su mayor nivel en dos años, hasta alcanzar los 46.306 millones, pero casi todo el dinero ingresante se irá hasta fin de año en los vencimientos de capital e intereses del superpréstamo que el gobierno de Mauricio Macri contrajo con el FMI. En privado, mientras tanto, los técnicos del Fondo y de la administración de Alberto Fernández comienzan a dialogar sobre los asuntos espinosos que contendrá un eventual acuerdo para postergar los inabordables pagos que caerán a partir de marzo próximo. Esos temas incluyen el equilibrio fiscal y las llamadas reformas “estructurales”, como la laboral.

“Hubo un poquito de progreso en la atmósfera del diálogo entre el staff del Fondo y el Ministerio de Economía”, confiesan fuentes europeas vinculadas con la futura negociación, que apenas se encuentra en una etapa preliminar, de sondeos. “Tampoco ocurrió nada sensacional ni hubo progresos en un acuerdo sobre las reformas estructurales porque antes de las elecciones el Gobierno no quiere discutir reformas que serán consideradas penosas para el pueblo argentino”, agregan.

Casi todos los fondos ingresantes se irán hasta fin de año en los vencimientos de capital e intereses del superpréstamo que el gobierno de Mauricio Macri contrajo con el FMI.

En concreto, se refieren a una reforma impositiva para incentivar la inversión, una flexibilización laboral, un “balance” entre ingresos y gastos y una revisión del cepo cambiario, medidas que resumen bajo el concepto de “plan económico”. “Hay que dar incentivos a los inversores argentinos y extranjeros porque el país no recibe mucha inversión. Sin reactivar la exportación, la importación y la inversión extranjera, la situación económica no va a mejorar mucho. Con un mercado laboral muy rígido, es muy difícil crear más empleo”, continúan las fuentes vinculadas con la negociación. “Hay muchos desafíos para el Gobierno y no se sabe por dónde empezar. Da la impresión de que (el ministro de Economía, Martín) Guzmán sabe muy bien todos los problemas que tiene que atacar, pero no la vicepresidenta (Cristina Fernández de Kirchner) y su gente, y no es él el que toma las decisiones. Pero al menos él y el Presidente están listos para discutirlos”, prosiguen los informantes.

También advierten de que un eventual acuerdo dependerá de la situación financiera del país a fin de año. Temen que una devaluación del peso drástica después de las elecciones de noviembre próximo complique el panorama que ahora está controlado por el ingreso de los DEG y por el compromiso del Gobierno de usarlos para el pago de la deuda. Una depreciación semejante dificultaría una negociación con el FMI, aseguran los informantes.

Temen que una devaluación del peso drástica después de las elecciones de noviembre próximo complique el panorama que ahora está controlado por el ingreso de los DEG y por el compromiso del Gobierno de usarlos para el pago de la deuda.

Pero en ese contexto complicado, las fuentes vinculadas a la negociación destacan el reciente “fuerte apoyo” del asesor del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, a un acuerdo de la Argentina con el FMI. La superpotencia es el primer accionista del FMI, con el 16,5% de los votos, seguida por Japón (6,1%), China (6%), Alemania (5,3%), Francia, Reino Unido (4% cada uno) e Italia (3%). “Es la vuelta de Estados Unidos al Cono Sur. Lo de Sullivan es una señal muy clara y fuerte de que (Joe) Biden quiere cooperar más en temas regionales y globales, como el cambio climático, con el gobierno argentino, aunque haya diferencias”, analizan la visita del asesor del presidente norteamericano a Buenos Aires.

En plena campaña electoral, Alberto Fernández dijo ayer que está “discutiendo con el Fondo un acuerdo que se firmó en una noche en Olivos y que al país le costó 44.000 millones de dólares”. “Muchos de los que tomaron esa deuda me dicen 'hay que arreglar con el Fondo'. Yo con el Fondo no voy a arreglar en ninguna cena, voy a arreglar discutiendo, preservando los derechos de los argentinos, sabiendo que antes de pagarle al Fondo tengo que pagar un montón de deuda social en la Argentina”, adelantó el jefe de Estado.

Guzmán también se refirió ayer a la negociación: “Estamos negociando con el FMI, buscando cuidar al pueblo porque más deuda significa más escasez de dólares, menos dólares significa menos trabajo y más inflación y lo importante es que el acuerdo sea sano, que nos permita redefinir nuestros compromisos con el mundo de una forma sostenible. Necesitamos un política fiscal expansiva. Bajo ningún punto de vista se contempla un ajuste. Lo que sí estamos haciendo es ir reduciendo el déficit fiscal, que se logra por la renegociación de la deuda y el aumento de la recaudación”. También se refirió a la pretensión de la vicepresidenta de cambiar las reglas del Fondo para lograr un acuerdo de devolución del préstamo a 20 años, y no a 10: “Hoy existen modalidades de programas en las cuales el plazo máximo es de 10 años, que se llama Acuerdo de Facilidades Extendidas. Eso es lo que hoy se puede negociar. Al mismo tiempo, multilateralmente estamos buscando construir otra línea de crédito, otra facilidad que se adapte a las circunstancias del mundo hoy. Estos programas que tiene el FMI son programas añejos, son programas del siglo XX, son programas que no se adaptan a un mundo en el cual muchas cosas han cambiado como es el caso del cambio climático, que requiere de transformaciones productivas que a la vez requieren de cambios económicos que tienen plazo de madurez mucho más largos. Estamos trabajando con el mundo en nuevas líneas de crédito con plazos distintos”.

Hace diez días, el jefe del bloque de diputados del Frente de Todos, Máximo Kirchner, recordó que el eventual acuerdo se discutirá en el Congreso y advirtió: “Queremos que nos digan qué significa pagar en 10 años y cómo”. En las conversaciones técnicas ya están explicando de qué se trata.

AR

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