Bolivia: la izquierda llega dividida a las elecciones y podría perder el poder tras dos décadas

El próximo 17 de agosto, Bolivia celebrará elecciones generales en las que 7,9 millones de ciudadanos están habilitados para votar y renovar presidente, vicepresidente, 130 diputados y 36 senadores. Estos comicios podrían marcar un punto de inflexión histórico: según las encuestas, por primera vez en 20 años, el oficialismo de izquierda –el Movimiento al Socialismo (MAS), fundado por Evo Morales– enfrentaría una derrota electoral, abriendo paso a la alternancia en el poder.
Durante casi dos décadas (2006-2019), Morales y el MAS dominaron la política boliviana. Pero la actual crisis económica, sumada a una dura división interna, erosionaron ese respaldo. Bolivia enfrenta escasez de combustible, falta de divisas, la mayor inflación en cuarenta años y subas marcadas en el precio de los alimentos. En las últimas semanas, hubo bloqueos y protestas que dejaron incluso dos muertos, reflejo de la tensión con la que el país llega a las urnas.
La fractura del MAS y el llamado al voto nulo
Gobierna actualmente Luis Arce, del MAS, pero su partido llega fracturado. Evo Morales, quien fue presidente entre 2006 y 2019, intentó volver a postularse pero fue inhabilitado por la Justicia, que recordó que ya había cumplido tres mandatos, superando el límite constitucional.
Tras quedar fuera de la carrera, Morales perdió también el control del partido que lideró por casi tres décadas. No logró formar alianza ni colocar candidatos legislativos. Lejos de apoyar a otro postulante, lanzó una campaña para que sus bases anulen el voto, escribiendo “Evo Presidente” en la papeleta. Se trata de una protesta simbólica para cuestionar la legitimidad del proceso y, a la vez, castigar a los candidatos surgidos del MAS.
Tres de los nueve aspirantes presidenciales fueron aliados suyos: Eva Copa (alcaldesa de El Alto), Eduardo Del Castillo (exministro de Arce y candidato oficial del MAS) y Andrónico Rodríguez (presidente del Senado). Morales no apoya a ninguno. A Rodríguez, incluso, lo tilda de “traidor”. El llamado al voto nulo es leído como un voto castigo directo hacia él.
Por su parte, Arce intentó evitar la derrota convocando a un bloque único de izquierda, con un mensaje urgente: “La unidad ahora o la derrota mañana”. El presidente del MAS formalizó la invitación a Rodríguez, Copa, Del Castillo y hasta a enviados de Evo Morales para una reunión clave a realizarse este jueves.
Pero nadie aceptó. La ruptura es total. Desde el entorno de Rodríguez acusaron al oficialismo de querer “salvar al MAS”, mientras Morales descalificó directamente a Arce y a su exprotegido: “Para mí, Lucho ni Andrónico son de izquierda”. El MAS, partido hegemónico durante años, llega dividido, sin candidato competitivo y sin apoyo popular cohesionado.
Los principales candidatos y el mapa electoral
Son diez los binomios inscriptos, pero las encuestas muestran que la disputa se concentra en tres nombres: dos opositores de centro-derecha que lideran los sondeos y un tercero, de izquierda disidente, que corre desde atrás.
- Samuel Doria Medina (Unidad). Empresario, exministro y político de centro-derecha. Encabeza las encuestas con 24%. Se presenta por cuarta vez y propone desmantelar el modelo económico del MAS, cerrar empresas públicas deficitarias y abrir la economía al capital privado.
- Jorge “Tuto” Quiroga (Libre). Expresidente (2001-2002), también de derecha, con 22% de intención de voto. Propone una agenda de reinstitucionalización democrática, lucha contra la corrupción y mayor apertura económica.
- Andrónico Rodríguez (Alianza Popular). De 36 años, fue considerado el heredero de Evo pero hoy está distanciado tanto de Morales como de Arce. Tiene un discurso más moderado y aparece con un 14% en los sondeos.
Más abajo figuran Eva Copa, con menos del 2%, y Eduardo Del Castillo, candidato del MAS, también con menos del 2%, a pesar de contar con el aparato partidario y el respaldo del presidente.
La fragmentación de la izquierda deja el escenario abierto para un eventual balotaje entre Doria Medina y Quiroga, previsto para el 19 de octubre, si ningún candidato alcanza el 50% o al menos el 40% con 10 puntos de diferencia.
La economía, eje de la campaña
La crisis económica es el gran telón de fondo. Bolivia enfrenta déficit fiscal, caída de reservas, inflación, escasez de divisas y combustibles. Las propuestas de los candidatos giran en torno a cómo resolver esta situación.
Doria Medina y Quiroga plantean ajustes pro mercado, diálogo con el FMI y reducción del Estado. Andrónico Rodríguez propone mantener el rol estatal pero con eficiencia, y Copa defiende subsidios focalizados. Del Castillo insiste en que “la economía sin Estado no se puede concebir”, pero su debilidad en las encuestas lo deja fuera del debate principal.
El desgaste del “modelo MAS”, basado en nacionalizaciones y gasto público alto, parece haber llegado a un límite. Incluso sectores que antes apoyaban a Morales hoy reclaman un cambio de rumbo económico.
Habrá más de 100 observadores internacionales, encabezados por la Unión Europea, que desplegó 32 veedores de largo plazo y enviará 50 más en la semana de la votación. Es la sexta vez que la UE supervisa comicios bolivianos.
En el exterior, más de 300.000 bolivianos están habilitados para votar, incluyendo unos 7.000 solo en la provincia argentina de Jujuy, donde funcionarán centros en San Salvador, Perico y San Pedro. Las autoridades ratificaron que la fecha de votación es inamovible.
¿El fin de un ciclo?
Si las tendencias se confirman, el MAS quedaría fuera de la segunda vuelta, algo impensado hasta hace pocos años. La figura de Evo Morales, otrora todopoderosa, quedó reducida a un factor de disrupción. El partido que condujo la “revolución democrática y cultural” en Bolivia durante dos décadas, se presenta ahora sin un líder claro, fragmentado y en retroceso.
La oposición, que en elecciones anteriores llegaba dispersa y debilitada, aparece hoy fortalecida. Falta ver si, en caso de balotaje, logra mantener la ventaja frente a un electorado aún con alto grado de indecisión.
La izquierda llega dividida. El MAS, debilitado. La oposición, expectante. Y los bolivianos, convocados una vez más a decidir el rumbo de su país en un escenario marcado por el desencanto, la crisis y la posibilidad concreta de un cambio de era.
JJD
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