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visita internacional

Lula en Beijing: “Nadie va a prohibir a Brasil que aumente la proximidad con China”

El presidente Xi Jinping recibió a Luiz Inácio Lula da Silva e ingresaron en el Gran Salón del Pueblo, un gran edificio ubicado en el lado oeste de la Plaza de la Paz Celestial.

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Una extensa alfombra roja, una sonora banda militar y decenas de niños que agitaban las banderas de China y Brasil, fue el cuadro que montó el presidente Xi Jinping para recibir junto a su esposa, Peng Liyuan, a Luiz Inácio Lula da Silva y la primera dama Janja da Silva. Juntos, ambos jefes de Estado ingresaron en el Gran Salón del Pueblo, un gran edificio ubicado en el lado oeste de la Plaza de la Paz Celestial, o Tiananmen. El predio fue inaugurado en 1959 al celebrarse de la primera década de existencia de la República Popular China.

Fue el momento cumbre de la visita de Estado emprendida por el líder brasileño el martes último. En su primera escala en Shanghai, el jueves, Lula abundó sobre sus expectativas acerca de esta bilateral; pero hoy fue más contundente sobre sus objetivos. En los minutos de tiempo abierto a la prensa, en esta cita con el presidente chino, el brasileño reforzó los lazos que pretende establecer con Beijing: “Ayer hicimos una visita a Huawei, en una demostración de lo queremos decir al mundo: nosotros no tenemos preconceptos en nuestras relaciones con los chinos. Nadie va a prohibir a Brasil que aumente la proximidad con China” declaró. No por acaso el presidente sostuvo, en una entrevista exclusiva a la agencia oficial de noticias china Xinhua, publicada hoy: “Hay mucho por celebrar en la relación con nuestro mayor socio comercial desde 2009. El valor de nuestras exportaciones para China es mayor que la suma de nuestras exportaciones a Estados Unidos y Europa. China es el gran motor del agronegocio brasileño”.

Antes de su encuentro con Xi Jinping, Lula estuvo con el titular de la Asamblea Popular Nacional Zhao Leji. Ante él anticipó lo que luego diría a su colega chino:  “Queremos elevar el nivel de la alianza estratégica entre los dos países, apostamos a la ampliación de los flujos de comercio y, en conjunto con China, buscamos el equilibrio de la geopolítica mundial”. Luego amplió la descripción del proyecto que lo movilizó hacia el coloso asiático: “Quiero decir que China es un aliado preferencial de Brasil en sus relaciones comerciales. Con este país mantenemos el flujo más importante de comercio exterior. Es con China con quien tenemos el mayor saldo de nuestra balanza comercial y es junto a esta nación que hemos discutido los grandes temas de la geopolítica”. Esta última frase fue, de hecho, la única alusión pública al plan de paz defendido por Lula desde el inicio de su gestión, como medio para poner fin al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Se presumía que ese sería uno de los asuntos centrales en la mesa de deliberaciones.

En la primera parte del encuentro con el presidente chino, Lula estuvo acompañado por varios ministros: Marina Silva, de Medio Ambiente; el canciller Mauro Vieira y el ministro de Hacienda Fernando Haddad; a ellos se sumaron el titular del Senado Rodrigo Pacheco y el asesor especial en política externa Celso Amorim. Posteriormente, los mandatarios se reunieron en forma privada; y como suele ser de rigor en estos casos, solo estaban presentes los traductores y ministros de Relaciones Exteriores. Desde luego, la cita bilateral no quedó apenas en las declaraciones; los presidentes firmaron 20 acuerdos en múltiples campos: cooperación tecnológica, inversiones en la industria, en la agropecuaria, en las comunicaciones; el medio ambiente y el desarrollo de proyectos espaciales.

El presidente brasileño había iniciado su jornada con una cita empresarial. Recibió en su hotel al Ceo de la firma privada State Grid, que ya tiene numerosas concesiones en el área de energía eléctrica en el país. El foco actual del gobierno lulista en este ámbito es avanzar en la inclusión dentro de la red de centrales convencionales, de la energía eólica y solar. “No queremos vender nuestras empresas. Lo que buscamos es construir las cosas que deben ser hechas en Brasil con asociaciones (con firmas extranjeras)” advirtió el petista. Donde no hubo avances, sin embargo, fue en la incorporación de Brasil a la “Nueva Ruta de la Seda”, un gigantesco programa global impulsado por China de inversiones en infraestructura. El ministro Fernando Haddad sostuvo: “No está prevista nuestra adhesión oficial” a ese proyecto, donde en cambio sí figura Argentina. 

EG

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