Cómo la ofensiva de Trump contra los migrantes ya está agravando la escasez de mano de obra en Estados Unidos

La política migratoria de Donald Trump está aumentando la presión sobre las fábricas del país, ya que los trabajadores extranjeros con más experiencia se están viendo obligados a dejar sus puestos de trabajo, según alertan trabajadores y líderes sindicales estadounidenses. Después de que los economistas advirtiesen de que los planes de deportaciones masivas de la Casa Blanca pueden costar millones de empleos, trabajadores de dos fábricas en Michigan y Kentucky cuentan a The Guardian que las grandes industrias ya están afrontando una preocupante escasez de mano de obra.
Trump ha impulsado medidas para despojar a más de un millón de migrantes de su estatus legal en Estados Unidos, entre ellas, mediante el cierre del Programa de Permanencia Temporal para Cubanos, Haitianos, Nicaragüenses y Venezolanos (CHNV), que permitía a cientos de miles de personas trabajar legalmente en el país. Paralelamente, ha intensificado las redadas contra migrantes, con un objetivo diario de hasta 3.000 detenciones
Estas medidas han aumentado la presión sobre industrias de todos los sectores, la alimentación, la hostelería, la construcción, el transporte y los cuidados, que dependen de un gran número de migrantes para realizar trabajos esenciales.
Esta primavera, más de 125 empleados de la planta de GE Appliances en Louisville, Kentucky, fueron despedidos de forma abrupta tras la cancelación de varios programas vinculados a la ofensiva de Trump contra la migración, según ha relatado un trabajador. La compañía produce electrodomésticos como frigoríficos, microondas y lavavajillas.
Jess Reese, operario sustituto de la fábrica y organizador del sindicato IUE-CWA Local 83761, explica que “en tres edificios diferentes, en un par de turnos diferentes, los delegados informaron de que se había producido una caída en la producción, por lo que no pudieron fabricar todos los productos que debían”. “Era difícil cubrir ciertas tareas en la cadena de montaje, lo que provocó el caos y dificultó el trabajo”, señala.
Reese expresa su preocupación por la amenaza de que más trabajadores se vean obligados a dejar la empresa. Según él, los planes de Trump para revocar el estatus protegido podrían afectar a otros 200 miembros del sindicato el próximo mes de febrero. “Que cientos de trabajadores desaparezcan de la noche a la mañana no es ninguna broma, como hemos visto con la última ola de despidos masivos”, afirma.
Un portavoz de GE Appliances ha indicado que añadirán “personal adicional donde era necesario”. “Seguimos cumpliendo la ley”, ha añadido.
Entre tanto, en la planta de Kraft-Heinz en Holland, Michigan, el sindicato denuncia que se ha obligado a los trabajadores a hacer horas extra. La compañía es una de las mayores empresas de alimentación y bebidas del mundo, propietaria de marcas como el queso crema Philadelphia y el ketchup Heinz
Trabajadores con 20 años de antigüedad
“Teníamos trabajadores con una antigüedad de 20 años que, de repente, recibieron una notificación de que se les revocaba su permiso de residencia”, explica Tomás Torres, mecánico de mantenimiento desde hace 13 años y presidente del sindicato RWDSU Local 705. “Ya no pueden trabajar en la fábrica y eso supone una carga para todos”, añade.
“Falta personal en las líneas de producción. Hay empleados que manejan dos máquinas, cuando debería haber una persona en cada una. Los gerentes y supervisores están desbordados y cancelan las vacaciones del personal porque no cuentan con suficiente plantilla para operar”, lamenta.
Torres cuenta que ha estado trabajando entre 12 y 14 horas al día, y ha llegado a hacer parte del primer turno, todo el segundo turno y parte del tercero. “Estoy cansado. He visto a trabajadores quedarse dormidos en la línea de producción, y eso es un problema de seguridad laboral”, añade. “Todo lo que ha pasado (como consecuencia de las medidas contra los migrantes) ha afectado a todos los trabajadores en la planta. Es una locura, oigo a la gente quejarse todos los días”.
Kraft Heinz ha negado que la planta esté sufriendo escasez de personal a causa de los cambios en la política migratoria, aunque no ha precisado cuántos trabajadores se han perdido por esos cambios.
En un comunicado, la compañía ha señalado que “Kraft Heinz cuenta con estrictos procesos de verificación de permisos de trabajo que cumplen con todas las leyes y regulaciones aplicables”. Según la compañía, “las horas extras dependen de las necesidades de la empresa, y actualmente estamos en una de nuestras temporadas con más demanda del año”.
Consecuencias económicas
Mientras la Administración Trump sigue adelante con las medidas, los economistas han advertido de que la deportación de millones de migrantes de Estados Unidos podría tener graves consecuencias. Según estimaciones del Instituto de Política Económica publicadas este mes, la expulsión de 4 millones de personas supondría la pérdida de 3,3 millones de empleos ocupados actualmente por migrantes y de otros 2,6 millones desempeñados por trabajadores nacidos en el país, con un fuerte impacto en sectores como la construcción y el cuidado infantil.
Por su parte, el American Enterprise Institute, un think tank conservador, ha concluido que las políticas migratorias de Trump probablemente provocarán una migración neta negativa hacia Estados Unidos por primera vez en décadas y darán lugar a una disminución del producto interior bruto estadounidense de entre el 0,3 % y el 0,4 %, lo que supone entre 70.500 y 94.000 millones de dólares (64.860 millones de euros y 86.480 millones de euros) en producción económica al año.

“Un día está”, señala María José Padmore, asistente de servicios humanos en el condado de Fairfax, en Virginia. “Y, al día siguiente, busco a mi compañero de trabajo y ya no está porque ha expirado su estatus de protección temporal”.
“Dejemos al margen el hecho de que ahora tengo que asumir también el trabajo de mis compañeros, pensemos en sus familias: ¿cómo van a poner comida en la mesa?”, se pregunta.
Este mes, Padmore participó en una mesa redonda sobre cómo las políticas migratorias de Trump están afectando a los trabajadores, organizada por la AFL-CIO, la mayor central obrera del país, y que se celebró en Washington. Gwen Mills, presidenta de Unite Here, el mayor sindicato del sector hotelero, afirmó que estas políticas están “causando estragos en las familias de nuestros compañeros de trabajo y en nuestras comunidades”.
“A menudo, dentro del movimiento sindical, nos encontramos divididos por sectores”, explica Jimmy Williams, presidente del Sindicato Internacional de Pintores y Oficios Afines, que representa a los trabajadores de la construcción. “En cambio, en lo relativo a migración, es quizá el único tema que une a un trabajador de hotel, uno de la construcción, alguien del sector servicios, un empleado público o un profesor. Es algo que afecta a cada persona trabajadora de este país”.
La Administración Trump alega que el programa que permitía la estancia de cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos y otros programas que concedían el estatus de protección temporal fueron objeto de “abusos”, una afirmación que han rebatido grupos como Refugees International.
“No hay escasez de mentes y manos estadounidenses para hacer crecer nuestra masa laboral. Los planes del presidente Trump para crear puestos de trabajo para los trabajadores estadounidenses representan el compromiso de esta Administración de aprovechar ese potencial sin explotar, mientras cumple con nuestro mandato de hacer cumplir nuestras leyes de inmigración” ha asegurado ante las múltiples denuncias Abigail Jackson, portavoz de la Casa Blanca.
Pero esas políticas de la Administración ya están causando temor y ansiedad en las fábricas. “Esto tiene un impacto real en los trabajadores migrantes, obviamente, pero también tiene un impacto real en el resto de trabajadores”, responde Jess Reese, de la planta de GE Appliances en Louisville. “Es muy importante que nos mantengamos unidos, porque todos queremos lo mismo. Queremos lugares de trabajo seguros. Queremos buenos salarios. Todos queremos volver a casa con nuestra familia sanos y salvos. Queremos vivir en un lugar seguro. Queremos ser libres. Son objetivos que todos compartimos y solo los conseguiremos si seguimos haciendo un frente común”, concluye.
Traducción por Emma Reverter.
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