La otra campaña: el gobierno busca un difícil equilibro entre Estados Unidos y China
Alberto Fernández se lo dijo a Jake Sullivan en el almuerzo en Olivos, hace 12 días. “Estamos muy agradecidos a Rusia y China por las vacunas”. Ante el Consejero de Seguridad Nacional de Joe Biden, el Presidente quiso dejar en claro que la ayuda principal para la Argentina en el momento más difícil de la pandemia no había llegado de Estados Unidos, ganador de la carrera global por el sálvese quien pueda. Era una forma de tomar distancia en el marco de un acercamiento cada vez más notorio, propiciado en parte por la administración demócrata y en parte por las necesidades de un gobierno que discute con el Fondo Monetario una deuda de 44.000 millones de dólares.
Si Biden le donó a la Argentina el mes pasado 3 millones y medio de dosis de Moderna y prepara ahora una nueva compra de 100 millones de aplicaciones para repartir entre países afines, China ya envió 14 millones de dosis de Sinopharm y el contrato firmado con la farmacéutica estatal prevé que 16 millones más arriben entre fines de agosto y fines de septiembre.
La visita de Sullivan y la comitiva integrada por el asesor -de origen colombiano- Juan Sebastián González fueron el punto más alto de una aproximación que lleva varios meses e incluyó en abril la visita del jefe de Comando Sur, Craig Faller. Ahora, como le dijo Jorge Argüello a elDiarioAR la semana pasada, la intención del gobierno argentino es concretar un viaje de Fernández a Washington antes de fin de año, una meta ambiciosa que lo convertiría en parte de la lista reducida que integran hasta ahora Angela Merkel y los presidentes de Japón y Corea del Sur.
El embajador argentino en Estados Unidos es uno de los funcionarios que promueve un vínculo estrecho con los demócratas y figura en la lista de los ganadores tras el encuentro de la semana pasada. El otro es el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, de larga relación con Washington y extremo perfil bajo. El rol de Beliz provoca malestar entre los miembros de la coalición oficialista que miran con recelo el desembarco de los enviados de Biden. Junto a Argüello y a Beliz, aparecen dos figuras destacadas del staff del Frente de Todos que ofician como nexos pese a sus diferencias: el ministro de Economía, Martin Guzmán, y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa.
Guzmán está en contacto permanente con Kristalina Georgieva y apura el acuerdo con el Fondo para antes de fin de año: su objetivo principal es evitar que el pago de 1900 millones de dólares del 22 de diciembre se consuma la casi totalidad de los Derechos Especiales de Giro que Biden enviará en los próximos días.
Massa transpira su rol de anfitrión amable desde los tiempos de WikiLeaks y se esfuerza por potenciar su lazo con el gobierno norteamericano. Socio histórico de Rudolph Giuliani en torno a consignas que exceden a la tolerancia cero, el ex intendente de Tigre trabó en los últimos meses una relación de asombrosa afinidad con González, el más importante de los funcionarios de Biden para la región bajo el cargo de director del Consejo de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental. Massa suele decir que en sus años jóvenes González participaba de las manifestaciones contra el Fondo en Colombia. El ex jefe de Gabinete lo recibió en abril en su casa, cenó con él en junio en Washington y lo volvió a ver hace dos semanas, en un encuentro en la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires en el que se habló de la posibilidad de que las empresas norteamericanas participen de la licitación local del 5G y compitan con la china Huawei.
Con el Presidente en busca de sostener un equilibrio inestable, el grupo de funcionarios que trabaja la relación con Estados Unidos encuentra su contrapartida en un ala que tiene a Sabino Vaca Narvaja como referente más destacado. El embajador en China se comunicó con Argüello en los últimos días para saber si el tema del 5G había sido tratado en el almuerzo con Fernández, algo que según repite Argüello no sucedió.
Identificado con el sector que responde a la vicepresidenta Cristina Fernández, Vaca Narvaja remarca que Huawei corre con varios años de ventaja con respecto a sus competidores estadounidenses en la plataforma que está ligada a la “Internet de las Cosas”, lo que permitiría acelerar la red de interconexión en la industria y la agricultura. A tono con el discurso oficial, Vaca Narvaja afirma que el gobierno argentino genera el marco regulatorio y controla que se cumpla, pero no define quiénes son los fabricantes que proveen las redes a las cableoperadoras argentinas. Tanto Telecom como Claro ya avanzaron en un acuerdo con Huawei.
La expansión china se enmarca en la Nueva Ruta de la Seda, el ambicioso plan de infraestructura con el que Beijing apunta a sellar acuerdos de cooperación económica con más de 80 países entre los que ya figuran Chile y Perú. Sin embargo, desde que Biden asumió en Estados Unidos, algunos observadores advierten que la relación de Argentina con China es mirada comenzó a deteriorarse producto de dificultades de distinto tipo.
Dos hechos concretos que se dieron en los últimos meses en la provincia de Santa Cruz activaron alarmas: la retirada de la petrolera Sinopec y la demora en el financiamiento para las represas hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic. En el gobierno sostienen que se trata de situaciones puntuales y distintas. Sinopec fue adquirida por la compañía CGC de Eduardo Eurnekian y llevaba ya varios años subexplotando las áreas de hidrocarburos que tenía en Santa Cruz y Mendoza. Sin socios locales desde el primer momento -algo que ahora los chinos parecen haber revisado de cara a sus nuevos proyectos- había tenido conflictos con los gremios petroleros.
En el caso de las represas, el gobierno acaba de anunciar que destinará $18.000 millones para retomar las obras que habían quedado paralizadas por falta de financiamiento chino. Después de que el gobierno de Mauricio Macri decidiera paralizar la obra y el dueño de Electroingeniería Gerardo Ferreyra fuera enviado a la cárcel por el juez Claudio Bonadio en el marco de la causa Cuadernos, la administración Fernández intentó avanzar con el proyecto pero un informe del Instituto Nacional de Prevención Sísmica -a pedido de la Corte Suprema- advirtió por el riesgo de fallas geológicas sobre el Río Santa Cruz. Se trata de una obra que debería haber sido terminada hace dos años y que tenía previsto el repago del crédito con la generación de energía. Ahora, mientras en China se aprueba una adenda al contrato original que firmaron Cristina Fernández y XI Jinping en 2015, el Estado argentino decidió hacerse cargo del financiamiento en forma temporal y la finalización de la obra se postergó para 2023.
Apalancada por las exportaciones de soja, China se convirtió en 2020 en el segundo socio comercial de Argentina después de Brasil y hasta llegó a ser el primero durante cuatro meses del año pasado. Según los números del ministerio de Desarrollo Productivo, el intercambio bilateral entre los dos países pasó de u$s2.000 millones en 2000 a u$s16.000 millones en 2019, año en que Argentina exportó a China por u$s6.800 millones, el 10,8% del total de las exportaciones argentinas. La contracara es el déficit comercial, que según los registros oficiales, oscila entre los 5 y 6.000 millones de dólares.
La importancia del gigante asiático en la región se acrecentó en las últimas décadas y hoy tanto Brasil, como Perú, Chile y Uruguay lo tienen como principal socio comercial. Apenas asumió, Biden puso en marcha una estrategia para competir en la guerra de posiciones y frenar la incidencia de China en el Atlántico Sur, uno de los temas de los que se habló en el encuentro de Sullivan con parlamentarios argentinos entre los que estaban oficialistas como el ahora ministro de Defensa Jorge Taiana y Eduardo Valdés y opositoras como Karina Banfi y Silvia Lospenatto.
Entre los grandes proyectos que le interesan a los chinos figuran el interés por el litio y la licitación para el dragado y balizamiento de la red fluvial conocida como Hidrovía. En este último caso, donde la Administración General de Puertos avanza en una transición de un año, Shangai Dredging Company se asoció con los belgas de Deme Group.
Según anticipan en el gobierno, en pocas semanas se presentará el listado de proyectos de inversión prioritarios en el marco del Diálogo Estratégico para la Cooperación y Coordinación Económica, otro de los acuerdos que se firmaron durante el último gobierno de Cristina. La lista de iniciativas es extensa pero tiene entre sus proyectos más destacados la construcción de la cuarta central nuclear en Atucha y los corredores bioceánicos para la conectividad con China a través del Pacifico.
Así como existe un ala de funcionarios proclives al acuerdo con Estados Unidos, también hay un sector del gobierno que trabaja el vínculo con China. La semana pasada, Camilo Vaca Narvaja, el hermano del embajador en China que reporta a la secretaría general de la Presidencia de Julio Vitobello, presentó un dossier del Centro de Estudios Soberanía dedicado a Rusia y China. Entre las figuras del gobierno que saludaron la iniciativa y enviaron el apoyo estuvieron la propia CFK y Taiana. El dossier incluye una entrevista en la que el embajador en Beijing afirma que Argentina no tiene por qué elegir entre Estados Unidos y China, a los que define como dos socios relevantes para el gobierno peronista.
Vaca Narvaja destaca que, en el período 2001-2016, las inversiones chinas en América Latina y el Caribe se concentraron en Brasil, Perú y Argentina -que captaron el 68% de las salidas de flujos de inversión extranjera directa- y considera relevante los cuatro acuerdos que Alberto Fernández firmó en diciembre pasado con el país de Xi Jinping por 4.695 millones de dólares para reactivar tres líneas ferroviarias de carga y adquirir material rodante. Además, pone la mira en los llamados “hermanamientos” o acuerdos entre estados subnacionales, como los que ya firmaron Santa Fe y San Juan con provincias chinas. “De las 31 provincias chinas, dice, 25 superan el PBI de la provincia de Buenos Aires y más de la mitad de aquellas incluso lo duplican o triplican.
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