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Daniel Filmus: “El respaldo de la Unión Europea al Reino Unido por Malvinas es mucho más débil que antes”

Daniel Filmus.

Juan Elman

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El agónico acuerdo que sellaron Reino Unido y la Unión Europea la semana pasada, que determina cómo va a ser la futura relación comercial entre el país y el bloque, incluyó un asterisco relevante para el gobierno argentino. El texto excluye de la relación comercial a los “territorios británicos de ultramar”, entre los que se encuentran las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur. “Así lo pedimos en todos los foros y reuniones que mantuvimos en 2020 con ministros y ministras de Asuntos Exteriores europeos”, celebró en Twitter el canciller, Felipé Solá. Los intereses de las flotas pesqueras europeas que navegan la zona y reciben autorización del gobierno argentino también parecen haber jugado un factor en el desenlace del acuerdo. 

La exclusión del acuerdo comercial va a tener un impacto económico en las islas, que ahora deberán pagar aranceles (entre un 6 y 18% aproximadamente) para exportar al mercado europeo. Según un reclamo efectuado por el diputado laborista Derek Twigg, que manifestó su preocupación ante el Parlamento britanico por el acuerdo, las exportaciones de pesca de Malvinas hacia la Unión Europea representan el 40% del PBI de las islas ocupadas y un 60% de sus ingresos. “Ustedes no han sido olvidados ni dejados de lado”, fue el mensaje de Navidad que envió el primer ministro británico, Boris Johnson, a los isleños. El jefe de gobierno se defendió de la exclusión de las islas del acuerdo asegurando que Europa había sido “intransigente” en ese punto. 

En una entrevista con elDiarioAR, Daniel Filmus, Secretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, un cargo con rango de embajador que depende de la Cancillería, niega que el debilitamiento de la economía isleña sea un escenario buscado por el gobierno argentino. “La contraparte es el Reino Unido”, aclaró. Filmus lee la exclusión como un movimiento más en la pérdida de apoyo de Bruselas a las disputas territoriales británicas. “La fuerza del acompañamiento de la Unión Europea a Reino Unido en situaciones coloniales es mucho más débil que antes”, dijo. El siguiente es el diálogo con Filmus mantenido con elDiarioAR.

¿Qué significa para el gobierno argentino y el reclamo por Malvinas que el acuerdo del Brexit haya dejado afuera a las Islas?

En primer lugar, este era un pedido que el canciller Felipe Solá realizó en todas las entrevistas que tuvo con las autoridades de la Unión Europea y los cancilleres europeos. Tiene que ver con la resolución 2065 de Naciones Unidas, que define claramente que es un territorio en el cual hay una disputa respecto del ejercicio de la soberanía y que no se lo puede considerar, por lo tanto, como parte de Reino Unido. Al mismo tiempo, hay otra resolución particular de Naciones Unidas –la 31\49–, que dice que ninguno de los dos países puede realizar acciones unilaterales en el territorio o en el diferendo sin contar con la autorización del otro, lo que coloca a la pesca y a la explotación de hidrocarburos en zona de ilegalidad. Esto es lo que dijo Argentina en todos los foros.

La contraparte argentina es el Reino Unido.

¿El gobierno entiende la exclusión de Malvinas como una respuesta al pedido de Cancillería?

Es difícil plantear exactamente cuánto hay allí del pedido de Argentina, cuánto hay de decisión de los países de la Unión Europea y cuánto hay de Reino Unido de no defender los intereses de quienes viven en las islas. No nos corresponde señalar más que la coincidencia entre lo que era el reclamo argentino y la resolución. La causalidad le corresponde a los analistas. Pero cuando fue el acuerdo de Lisboa, por ejemplo, ahí Malvinas fueron consideradas parte de la Unión. Está claro que hay un compromiso mucho menor de la Unión Europea en el respaldo a Reino Unido, y no sólo en este caso. Cuando en Naciones Unidas se votó sobre el Archipiélago de Chagos, para que Reino Unido se lo devolviera a la República de Mauricio, los británicos sacan sólo seis votos a favor, de los cuales uno sólo —Hungría– era europeo. Esto fue después del Brexit. La fuerza del acompañamiento de la Unión Europea a Reino Unido en situaciones coloniales es mucho más débil que antes.

¿Cómo puede aprovechar Argentina este escenario de post-Brexit?

Argentina tiene definido en su Constitución que el único camino que tiene para la recuperación de la soberanía es la negociación y la diplomacia. En ese sentido, el apoyo de todas las naciones del mundo para nosotros juega un rol fundamental. Hace unas semanas, el G77 más China, que son 134 países en vías de desarrollo, la gran mayoría de Naciones Unidas, sacó una declaración donde no sólo reconoce la disputa y apoya la resolución 2065, sino que dice textualmente que la riqueza natural que hay allí es de Argentina y que ésta tiene derecho a litigar por esas riquezas. Una similar sacó el Mercosur en la última reunión de presidentes, que era con el bloque ampliado, así que estaba toda América del Sur. Este es un un camino que Argentina va a seguir llevando adelante y esperamos ahora con mayor acompañamiento. Los países europeos acompañaron en su momento la resolución 2065 de Naciones Unidas. Reino Unido tiene que escuchar este clamor universal para terminar con el colonialismo e iniciar las negociaciones. Argentina va a seguir firme en el reclamo de la soberanía territorial y en la defensa de sus recursos naturales.

Pero además del apoyo de otros países e instituciones multilaterales, ¿no busca el gobierno respaldos puntuales en Europa?

Argentina tiene aliados históricos, como el caso de España, por ejemplo, que también tiene una situación de Gibraltar, y va a seguir trabajando en la diplomacia para que cada uno de los países europeos, muchos de los cuales se han manifestado en contra el colonialismo, incluyan esta causa como una de sus causas fundamentales. En el gobierno de Alberto Fernandez y de Felipé Solá, como canciller, no hay ningún diálogo con ningún país del mundo que no incluya como tema a Malvinas. Lo que hemos hecho con países africanos, asiáticos o de América Latina también lo haremos con Europa de manera bilateral y multilateral. 

Es difícil plantear exactamente cuánto hay del pedido de Argentina, cuánto hay de decisión de los países de la Unión Europea y cuánto hay de Reino Unido de no defender los intereses de quienes viven en las islas.

La exclusión del acuerdo comercial por el Brexit va a tener un impacto en la economía de las Islas. ¿Argentina apuesta a este debilitamiento?

No, de ninguna manera. Argentina apuesta a que las islas tengan una estrategia de desarrollo poderosa a través de la integración al continente,  y plantea que la traba económica para ese desarrollo es la condición de colonia británica. Lo que Argentina no va a permitir es que se lleven los recursos que son nuestros. Pero la negociación respecto a la economía de las islas es con el Reino Unido. Nosotros no reconocemos a una tercera parte y de hecho las propias islas en su constitución delegan al Reino Unido las relaciones internacionales y su defensa.

¿No sería favorable para el gobierno acercarse al pueblo de las Islas?

Las resoluciones de Naciones Unidas son muy claras. La contraparte argentina es el Reino Unido. Los isleños son británicos y son representados por el gobierno del Reino Unido, que es con quien nosotros dialogamos. Quien debió defenderlos ante la Unión Europea era el Reino Unido y no lo hizo. Ahora bien, para nosotros es importante –y lo dice la Constitución– que cualquier proceso de recuperación del ejercicio de la soberanía tiene que ser respetando el modo de vida de los isleños.

¿Cúal es la estrategia del gobierno en la causa Malvinas?

Alberto Fernández, en los discursos del 10 de diciembre y 1 de marzo, planteó tres aspectos que son centrales. Por un lado, la discusión en el ámbito multilateral para que se cumpla la resolución 2065 (n de r.: la resolución implica que Argentina y Reino Unido deben iniciar negociaciones por el “territorio en disputa”). En segundo lugar, crear una política de Estado, con tres leyes que se votaron por unanimidad y que establecen, entre otras cosas, la creación de un Consejo Nacional para generar la conciencia de una política de Estado. Es cierto que [el reclamo] está en la Constitución, pero también es verdad que cuando mirás desde el retorno de la democracia en adelante, cada gobierno tuvo una mirada distinta. Sin una mirada de mediano y largo plazo, tus aliados y también tu contraparte, el Reino Unido, esperan la política cambie según los gobiernos. Y el tercer punto es la defensa de los recursos naturales. Durante el gobierno anterior, la Argentina no planteaba como eje central en la causa la defensa de los recursos naturales. Para nosotros es fundamental, y hoy está incorporada en las nuevas declaraciones que hacen bloques como el Mercosur o el G77.

El contexto global se caracteriza, entre otras cosas, por un multilateralismo en crisis, a nivel de proyecto y de instituciones. Es en ese contexto también donde aparece el Brexit, que deja a Reino Unido más aislado y obligado a reconfigurar su política exterior. ¿Tiene el gobierno argentino una estrategia acorde a este escenario global?

Sí, por supuesto, la hay. Y es justamente recuperar la idea de un mundo multipolar. Argentina es un país que apuesta al multilateralismo como también a la construcción de un mundo más igualitario. Es uno de los países que hace tiempo viene planteando que no es posible que Reino Unido, como tiene capacidad de veto al estar en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, pueda no cumplir con las resoluciones. Eso para nosotros es de una gravedad inusitada. Argentina va a seguir insistiendo para que este mundo no se defina por quienes tienen poder económico y poder militar sino a partir de objetivos comunes. 

¿No sería más conveniente tener una mirada más realista y aplicar una estrategia para el mundo que tenemos, en el que el poder económico y el militar están en pocas manos?

Justamente nuestra estrategia está pensada para ese mundo. Argentina es uno de los pocos países que sufre todavía una situación colonial. ¿Cómo se lucha contra el colonialismo? Bueno, de forma pacífica y diplomática, a partir de unir a todos los países que tienen intereses comunes. Y nosotros partimos, como lo hemos dicho fuertemente, desde la región hacia la global. De hecho, la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) se reunió este año, presidida por México, y la única declaración votada por unanimidad fue la de Malvinas. Argentina ha definido que su capacidad diplomática y de acercamiento a los países del mundo tiene que constituir un reclamo hacia el Reino Unido para que se cumpla lo que dice Naciones Unidas. Reino Unido defiende obstinadamente su interés colonial. ¿Por qué lo defiende? Porque tiene una base militar enorme, riquezas enormes, tiene la llave de entrada a la Antártida y el pasaje del Océano Pacífico y del Atlántico, el único pasaje natural. Argentina más realista no puede ser, porque lo realista es justamente es ser consciente de la diferencia de magnitudes de fuerza que tienen los distintos países del mundo y tratar de generar una conciencia global respecto a que el colonialismo no tiene ningún sentido y que este es un territorio usurpado.

¿A qué distancia se encuentra un escenario en el que Reino Unido se siente a negociar con Argentina sobre las Islas Malvinas?

Cada día que pasa estamos más cerca de que ocurra, porque tarde o temprano va a ocurrir. No hay situación colonial que sea eterna. Hace cien años, Reino Unido era dueño de casi la mitad del globo. El proceso de descolonización ha sido permanente y va a continuar. Nos corresponde a nosotros tener una política de Estado de todas las fuerzas políticas sociales de la Argentina para que sea lo antes posible.

¿Cuál es la importancia de acompañar el reclamo con políticas educativas?

Pocos países del mundo pueden levantar durante 188 años la bandera anticolonial por la usurpación de una parte de su territorio. Es muy difícil. Argentina lo hace fundamentalmente porque tiene educación. La Ley de Educación Nacional, que se hizo cuando yo era ministro, incorpora a Malvinas como uno de los temas obligatorios. Cada generación le deja un legado a la siguiente. Los que trabajamos en educación sabemos que el legado cultural tiene que ver con aquello que cada sociedad considera que es el ethos de su cultura. Y parte del núcleo central de la cultura argentina es la reivindicación de terminar con la situación colonial, porque cada vez que hay un 25 de mayo o 9 de julio, hay una parte de la Argentina donde no se puede izar nuestra bandera. En el tiempo que nos toque estar en el gobierno nosotros, seremos custodios de ese legado que nos dejaron las generaciones anteriores y que le transmitiremos a las nuevas.

JE

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