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Tensión en el sur del país

Inesperada protesta en Tierra del Fuego contra las visitas de la generala estadounidense Richardson y Javier Milei

La generala del ejército estadounidense Laura Richardson (en el medio), comandante del Comando Sur, está de visita en Argentina, donde se reunió el miércoles con funcionarios de Javier Milei y ahora se encuentra en Tierra del Fuego.

Gabriel Ramonet

Ushuaia —

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La jefa del Comando Sur de Estados Unidos, la generala Laura Richardson, llegó este jueves a Ushuaia para una agenda protocolar en el marco de su visita al país. Por la noche estaba previsto también el viaje a la capital fueguina del presidente Javier Milei, con el fin de reunirse allí con la delegada militar del gobierno de Joe Biden. Las noticias sobre ambas visitas provocaron una imprevista jornada de tensión en esta ciudad: hubo una protesta de gremios y volvió a agitarse el fantasma del supuesto interés chino por financiar infraestructura portuaria, una versión sin sustento.

De la visita de Richardson a la capital fueguina se sabía que tenía previsto reunirse con autoridades de la Base Naval Ushuaia para “conocer sus misiones y el papel fundamental que desempeñan en la salvaguardia de rutas marítimas vitales para el comercio global”. Pero también se atribuyó su arribo a la provincia a la preocupación de Estados Unidos por los avances de China en América latina. En tal sentido, se indicó que la delegada militar venía a monitorear esos supuestos avances.

El gobernador fueguino, el kirchnerista Gustavo Melella, había adelantado en el acto central del 2 de abril, recordatorio del 42º aniversario de la guerra de Malvinas, que “no iba a recibir oficialmente ni de ninguna otra forma” a Richardson.

La razón principal es porque el gobernador considera a Estados Unidos un aliado de Gran Bretaña en su política exterior y en particular por haber colaborado con los ejercicios militares ingleses en torno del archipiélago cuya soberanía reclama Argentina (y que forman parte del territorio de la provincia).

Pero todo cambió cuando cerca del mediodía se confirmó el viaje de Milei a Ushuaia para encontrarse en persona con Richardson, en compañía de una comitiva de funcionarios de su gabinete.

Desde entonces todo fue revuelo e incertidumbre. El propio gobernador admitió no tener “ni idea” de la visita de Milei, prevista para esta tarde noche en un vuelo de línea sin recibimientos protocolares por parte de la provincia. Hasta los dirigentes libertarios fueguinos ignoraban los pormenores y los motivos del arribo presidencial.

La comandante del U.S. Southern Command llegó “cerca del mediodía” al Aeropuerto Malvinas Argentinas de Ushuaia, junto con el resto de una de legación estadounidense. Poco después se reunió con el comandante del Área Naval Austral, Capitán de Navío José Alberto Martín Garro, para “interiorizarse de actividades y proyectos que desarrolla la Armada Argentina en la región más austral del país”, según informó a este medio una fuente oficial de esa fuerza militar.

En la escueta agenda oficial también figuraba una visita al buque de transporte Canal de Beagle, que asiste al rompehielos Almirante Irizar en la campaña antártica de verano.

Por ese entonces, excombatiente y editor del sitio de noticias Agenda Malvinas, Daniel Guzmán, ya le había enviado una nota formal al capitán Garro, solicitándole que se abstuviera de “propiciar, incentivar, o permitir que la mencionada militar estadounidense, vaya el Monumento a los Caídos en Malvinas” de la ciudad, “con la idea de visitar, conocer y/o rendir falsos honores a nuestros héroes muertos en batalla durante la guerra contra Gran Bretaña en el año 1982”.

Más tarde, el sindicato docente provincial (Sutef), la CGT y otras entidades finalmente convocaron a una concentración de rechazo a la presencia de Richardson y de Milei en la provincia, que se llevó a cabo desde las 17.30 en la Plaza Malvinas, el emblemático sitio ubicado a orillas del Canal Beagle donde se conmemora cada aniversario de la guerra con Gran Bretaña.

¿Existe tales avances chinos en Tierra del Fuego?

En 2022, Melella firmó el decreto 3312 que ratificó un memorándum de entendimiento entre la provincia y la empresa estatal china Shaanxi Chemical Industry Group Co. Ltd.

El documento da cuenta de la posible inversión asiática para construir una patroquímica en Río Grande con capacidad para procesar 600.000 toneladas de amoníaco sintético, 900.000 toneladas de urea y 100.000 toneladas de glifosato.

En ese contexto, se aludió a la construcción de una “terminal portuaria multipropósito con recinto interno —que permita el amarre de de embarcaciones de 20.000 toneladas— y una central eléctrica de 100MW”.

El memorándum fue girado a la Legislatura fueguina pero nunca prosperó, porque al poco tiempo Melella sostuvo que la creación de una infraestructura portuaria “no podía quedar en manos de un país extranjero” y era materia de análisis de las autoridades nacionales.

El proyecto más avanzado para construir un puerto en Río Grande corresponde a la empresa Mirgor, de capitales nacionales, y allí no tienen nada que ver los chinos.

Por su parte en Ushuaia, la gestión de Alberto Fernández (con el exministro de Defensa Jorge Taiana) puso en 2022 la piedra fundamental del proyecto llamado “Base Naval Integrada” y Polo Logístico Antártico“.

La idea que se baraja desde hace décadas consiste en la generación de una gran estación de abastecimiento de servicios destinados a las flotas de barcos y aviones privados o gubernamentales que cumplen funciones regulares en la Antártida.

Para ello, se prevé la construcción de infraestructura portuaria y logística sobre la península de Ushuaia, en una zona militar donde actualmente funciona la Base Aeronaval de la ciudad y todavía sigue en funciones la pista del antiguo aeropuerto.

El proyecto dividió las aguas entre el Ministerio de Defensa y la Provincia, ya que mientras las fuerzas armadas lo piensan como una estructura militar, desde el Gobierno fueguino piensan que debería tratarse de un emprendimiento privado y comercial.

Más allá de eso, fuentes nunca precisas ni identificadas instalaron la idea de que ese proyecto se financiaría con recursos “chinos o rusos”, y de ahí el interés norteamericano por monitorear la iniciativa, a pesar de la inexistencia de pruebas concretas sobre el presunto interés de ambos estados.

Acaso el viaje de Milei a Ushuaia persiga ese objetivo: convertirse en garante de que no habrá participación china en una infraestructura clave para el paso bioceánico y para la puerta de entrada a la Antártida. Algo más parecido hasta ahora a una sobreactuación que a la existencia de datos concretos y verificables.

GR/JJD

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