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Alianzas en tiempos de debilidad política

El PRO y las Fuerzas del Cielo: una nueva sociedad política para el día después de las elecciones

Cristian Ritondo y Santiago Caputo tejen los lazos para la reconciliación del oficialismo con el PRO.

María Cafferata

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Era la una de la tarde, la sesión en la Cámara de Diputados acababa de comenzar, y Rodrigo de Loredo estaba denunciando el genocidio de Israel en Gaza. Cristian Ritondo se dio vuelta y miró a Alejandro Finocchiaro, que echaba humo y estaba por tomar la palabra para responderle. “No es el día”, le advirtió, y Finocchiaro se contuvo. Durante el resto del día, Ritondo jugó a trajearse de jefe del oficialismo: aplacó a De Loredo, persuadió a Oscar Zago y presionó a los rebeldes del PRO. Mientras tanto, celular en mano, chateaba con Santiago Caputo.

El Gobierno festejó haber aplazado una semana su derrota: el Congreso había sancionado la reforma de la ley de DNU, pero al haberse volteado uno de sus artículos, el proyecto tenía que volver en revisión al Senado. “Si no podes ganar, conseguí tiempo” fue la máxima que rigió el cosmos libertario, ávido, desesperado, por algún triunfo político. La caída del artículo 3 de la reforma se gritó como un gol e, inmediatamente después, todas las terminales del panoficialismo empezaron a pelearse por la autoría del triunfo. 

Cristian Ritondo conversa con Rodrigo de Loredo

“Es toda de Cristian”, sacaban pecho en el PRO. Empoderados tras la caída en desgracia de José Luis Espert, el partido amarillo buscará aprovechar el estrellato de Diego Santilli –quien logró el aval judicial para encabezar la lista bonaerense–para ganar terreno al interior del Gobierno y La Libertad Avanza. Fantasean con cargos en el Ejecutivo y un nuevo protagonismo en la Cámara de Diputados. 

Ritondo, reivindicado tras la última semana, ya empieza a imaginarse cómo será ocupar la silla que hoy ocupa Martín Menem. Sabe, sin embargo, que para llegar a ese lugar necesita un aliado en el Gobierno. Un aliado que arrastra su propia interna con el clan Menem: Santiago Caputo.

El regreso del asesor sin firma

Caputo volvió al ruedo. Tras un período de aislamiento político, que comenzó con los cierres de listas electorales y se profundizó con las sospechas de que había estado detrás de la filtración de los audios de las coimas, el asesor todoterreno volvió a mostrar los hilos en la arena legislativa. 

En tándem con Ritondo, Caputo se jacta de haber colaborado en el boicot de la sanción de la reforma de la ley de DNU. En su entorno presumen haber cerrado las abstenciones de los misioneros que responden a Carlos Rovira y los chubutenses de Nacho Torres: dos jefes territoriales aliados que, en el último mes, le habían soltado la mano a Javier Milei. El primer paso para reconstruir los puentes que se rompieron en la última etapa de gobierno. 

“El Gobierno necesita más aliados. Hoy todo nos sale más caro porque no nos creen más. Antes una reunión con Francos bastaba, ahora te piden que esté (Scott) Bessent en la mesa”, ironiza uno de los referentes de las Fuerzas del Cielo que, como todos en el caputismo, identifica la pelea con el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, como el origen de todos los males del Gobierno. Fue ahí, insisten, cuando la gobernabilidad empezó a tambalear y el Congreso pasó a convertirse en el primer bastión de resistencia contra Milei.

Santiago Caputo, esta semana, al bajar de una camioneta negra en la Casa Rosada. elDiarioAR decidió ocultar la identidad del agente de la SIDE.

Las Fuerzas del Cielo fantasean con que haya un cambio en la dinámica de poder a partir del 26 de octubre. No solo en materia gobernabilidad, sino con respecto a su rol en la estructura de poder interno. Sospechan que habrá una reorganización del Gabinete, y no descartan que Caputo pueda terminar ocupando un cargo oficial. Algunos, incluso, tomaron el comentario de Guillermo Francos –que se quejó de “los que se asesoran y no tienen responsabilidad”– y retrucaron: “Tal vez ahora formaliza”. 

No son los únicos. El PRO acuerdista, que incluye a todos los dirigentes amarillos que se pintaron de violeta –desde los ritondistas bonaerenses hasta los bullrichistas–, también espera poder “aportar” cuadros técnicos y políticos a la gestión libertaria

Ritondo pretende encabezar este desembarco, pero su interés está puesto en otro cargo: la presidencia de la Cámara de Diputados. El PRO acuerdista, que tiene sus propias dosis de problemas internos, cuestiona la conducción de Menem y se imagina liderando la próxima etapa de reordenamiento interno. Al igual que el caputismo, que advierte que, en diciembre, Menem podría no tener el número para reelegir como autoridad de la Cámara. 

El presidente de la Cámara de DIputados, Martín Menem

“Martín tiene muchos quilombos internos”, desliza un dirigente libertario, aludiendo a la pelea con Marcela Pagano y Lourdes Arrieta, el quiebre con Oscar Zago e, incluso, la guerra fría con Nicolás Massot y Emilio Monzó.

Menem, mientras tanto, intenta mostrarse confiado. Sabe que, si hay un acuerdo global con el PRO post elecciones, la prenda de cambio no será la presidencia de la Cámara de Diputados. Así se lo prometieron los hermanos Milei.

Macri y el valor de las acciones de Milei

Mauricio Macri observa, desde Europa, cómo las acciones de Milei vienen bajando hace un par de meses. Resentido aún con los hermanos por el destrato, el expresidente tomó la decisión, sin embargo, de sostenerlo hasta las elecciones. Se reunió con el mandatario después de un año de silencio, envió el mensaje de conciliación que aguardaba el círculo rojo y, luego, envió a uno de sus dirigentes de más confianza, Fernando de Andreis, a tuitear contra las terceras vías que “favorecerán la hegemonía tóxica del peronismo”.

Mauricio Macri y Guillermo Francos se encontraron en un acto organizado por la Embajada de Arabia Saudita en el Hotel Four Season.

Horas después, como para que no quedaran dudas sobre la autoría intelectual del mensaje, el propio Macri advirtió, refiriéndose a quienes habían habilitado que ganara el Frente de Todos en 2019: “La mayoría de los que votaron así todavía se arrepiente”. Era un gesto a LLA, que necesita consolidar el 100% del voto macrista para el 26 de octubre. “El voto de las Mabeles”, grafican en el PRO.

El día después de la elección, sin embargo, es una incógnita. Macri, por un lado, envió a sus soldados a transmitir el mensaje de que, después de octubre, el PRO sería oposición y buscaría ser alternativa en 2027. A los pocos días, se abrazó con Milei, le dio un espaldarazo a la campaña y aprovechó para recomendarle algunos nombres para el futuro Gabinete. Por si acaso.

¿Cuánto vale la quiebra de Milei? Eso es lo que se pregunta Mauricio, que está atento todos los días a cómo suben y bajan las acciones del Gobierno”, explica un dirigente del PRO que conoce hace años al expresidente. No descarta que Macri, en el caso de un buen resultado electoral, pretenda subirse a la oleada victoriosa y se anote algunos negocios y acuerdos políticos en el Gabinete. 

En un caso de un mal resultado electoral, sin embargo, la duda es cuánto pedirá. Y cuánto el Gobierno estará dispuesto a ceder. Hasta hace un par de meses, la respuesta automática de los PRO violetas hubiera sido unánime: “Nada”. Pero el partido amarillo observa que la caída de Espert fue un golpe de realidad. “Estos tipos vieron el abismo, están asustados, están empezando a ver”, afirma, con optimismo, un peso pesado del PRO. 

MC/MG

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