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Interna libertaria

Santiago Caputo desplazó al segundo de la UIF y se tensa el vínculo con Cúneo Libarona

Javier Milei y su asesor estrella, Santiago Caputo

Pedro Lacour

25 de junio de 2024 06:45 h

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El sorpresivo desplazamiento del vicepresidente de la Unidad de Información Financiera (UIF), Manuel Tessio, un abogado especialista en transparencia que había sido designado en su cargo en enero, amaga con agitar las aguas puertas adentro del Ministerio de Justicia que comanda Mariano Cúneo Libarona. Es que el pedido de renuncia al también profesor de la Universidad Austral no fue precisamente una idea del titular de la cartera judicial, sino del asesor presidencial Santiago Caputo, de ascendente poder en el gobierno de Javier Milei.

Si bien la UIF –cuya titularidad la ejerce Ignacio Yacobucci, un joven abogado de 40 años, hijo del camarista Guillermo Yacobucci– es un organismo autónomo y autárquico dedicado a prevenir el lavado de activos y el financiamiento del terrorismo, su funcionamiento se encuentra bajo la órbita del Ministerio de Justicia. Y aunque las primeras versiones periodísticas enmarcaron la suerte corrida por Tessio en una represalia del Ejecutivo hacia la unidad antilavado debido a su reciente presentación como querellante en la causa que investiga al exintendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, lo cierto es que ambas cuestiones podrían no estar del todo relacionadas.

En un principio, el propio ministro Cúneo Libarona había sostenido que no era correcto que la UIF se presentara como querellante en causas penales. “Quien dirime eso son los Tribunales. Los organismos del Estado, la UIF y Oficina Anticorrupción (OA), no son organismos de persecución. No está en mi función salir a buscar delitos”, sostuvo en una entrevista con Infobae, al comienzo de su gestión. Una bajada de línea que fue matizada en la práctica por el propio oficialismo, que dejó una puerta entreabierta para que el organismo que dirige Yacobucci se involucre cuando se esté ante hechos de particular gravedad, ya sea por el monto del dinero involucrado en perjuicio del Estado o por el impacto institucional del caso. La causa contra Insaurralde por enriquecimiento ilícito, desatada a partir de la difusión de fotos en las que se lo ve navegando por el Mar Mediterráneo en un yate de lujo, parece cumplir con todos esos requisitos.

Según pudo saber elDiarioAR, pese a que fue el propio Cúneo Libarona el que se deshizo en elogios hacia la figura de Santiago Caputo, al reconocerlo como su “jefe” y calificarlo de “expeditivo”, ahora los cortocircuitos entre ambos estarían a la orden del día. Uno de los protagonistas de esas tensiones es el alfil de Caputo en el Ministerio de Justicia, Sebastián Amerio, segundo de Cúneo Libarona y conocido del asesor estrella del Presidente desde sus épocas de juventud. Antes de recalar en el ministerio, Amerio trabajó en la secretaría penal (3) de la Corte Suprema de Justicia. Desde marzo, en tanto, ejerce la representación del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura de la Nación, un organismo clave para remover y designar jueces.

Un hecho que demostró la influencia de Amerio puertas adentro de la cartera tuvo lugar en mayo y fue la abrupta salida de Diego Guerendiain, jefe de Gabinete y mano derecha de Cúneo Libarona. Aunque la explicación formal fue “motivos personales”, lo cierto es que no cayeron bien en Casa Rosada los movimientos de Guerendiain por tribunales, en búsqueda de estrechar lazos con jueces en nombre del Gobierno, algo que el propio Amerio le hizo saber a Caputo que a su vez se lo comentó al presidente Milei.

Tampoco fue del agrado del viceministro de Justicia la intención de Guerendiain de ser él quien representase al Ejecutivo ante el Consejo de la Magistratura, una posibilidad que el propio Cúneo Libarona había hecho trascender en el mes de diciembre, luego de la asunción de La Libertad Avanza al frente del gobierno. Esa silla siempre es una de las más codiciadas ya que ella está reservada para alguien de extrema confianza del gobierno de turno. El resto de los consejeros son legisladores de distintos partidos, además de abogados, académicos y jueces.

¿Acaso Caputo desterró a Tessio de la UIF por algún interés particular que pretende resguardar? ¿O lo hizo por considerarlo un “massista” infiltrado en las filas libertarias, como dio a entender el propio consultor a través de su cuenta anónima de X? Los avatares al interior del Ministerio de Justicia no hacen más que exponer una vez más la ascendencia del asesor en el mundo libertario, uno de los datos sobresalientes de la reestructuración del gabinete que tuvo lugar el último mes. A partir de la eyección de Nicolás Posse, la incidencia de Caputo en los temas de la gestión se acrecentó. Sin embargo, el hombre de mayor confianza de Milei, que en enero fue contratado bajo el régimen de prestación de servicios profesionales autónomos, no figura en la planilla de funcionarios por lo que no está sometido a los controles de ética pública.

A pesar de su trajín cotidiano por despachos de la Casa Rosada, al asesor estrella del Presidente la Oficina Anticorrupción no le exige presentar declaración jurada, ni está sujeto a correcciones para evitar incompatibilidades, como sucede con el resto de la plana mayor del Gobierno. Tampoco lo alcanza el régimen de Empleo Público ni el de Autoridades Superiores, que rige para todos los cargos por encima de los subsecretarios. Sus vertiginosos movimientos por los pasillos del poder no hacen más que convertir esa condición de intocable en una potencial bomba de tiempo.

PL/MG

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