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Fernández endurece medidas: reducirá el horario comercial y no descarta “pausar” las clases presenciales

Alberto Fernández, quinta de Olivos

Pablo Ibáñez

14 de abril de 2021 00:43 h

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Ni las clases presenciales, que eran intocables, están seguras. Alberto Fernández se prepara para una crisis de largo aliento por la segunda ola de Covid-19 y ajusta una serie de medidas para endurecer las restricciones que dispuso la semana pasada pero que, reconocen en el Gobierno, han tenido cumplimiento irregular por la falta de controles.

En el menú del Presidente, frente a un escenario que se agrava aceleradamente, apareció una medida que hace unos días estaba totalmente fuera de su radar: disponer una “pausa” en las clases presenciales y volver, temporalmente, a la virtualidad. No es una opción a la que Fernández quiere recurrir pero por estas horas ya no descarta.

Así y todo, el foco principal está en los contagios sociales: los encuentros en casas particulares, bares y restaurantes, tres rubros que en la Casa Rosada sostiene que faltan controles para garantizar el cumplimiento de las prohibiciones. “No hay controles y mucha gente no toma conciencia: hay que endurecer, por este camino todo vuela por los aires”, es la línea que baja del gobierno. Las restricciones ampliadas serían solo para el AMBA, donde es más crítica el nivel de ocupación de camas de terapia intensiva.

"Ven que la crisis avanza y no hacen nada. Y después reclaman vacunas: si faltan vacunas, que cada gobierno salga a controlar mejor para que haga menos contagios"

“Debemos parar los encuentros sociales, frenar los contagios y recuperar el control del número de camas disponibles”, es el objetivo que persigue el gobierno con las medidas que prepara. Fernández, que permanece aislado en Olivos luego de hacer sido diagnosticado con Covid el 2 de abril, el día en que cumplió 62 años, trasmitió a su entorno que este miércoles terminará de definir las nuevas disposiciones con la intención de informarlas por la tarde. “A la tarde, habrá novedades” confió un colaborador a elDiarioAR.

Durante los últimos días se enfocó en analizar proyecciones de la pandemia y escuchó un diagnóstico crítico sobre la situación del AMBA en el cortísimo plazo. “Estuvo en contacto con infectólogos y siguiendo datos de contagios y ocupación de camas. Es lo que más me le preocupa. Hace días que viene madurando la idea y cree que es necesaria para evitar una crisis peor”, tradujo un colaborador.

La variable es reducir el horario comercial, sobre todo para bares y restaurantes, y ampliar la veda de circulación nocturna en particular en CABA y el Gran Buenos Aires porque, según el diagnóstico que hacen en gobierno, “el interior aún no expresa el problema en la misma dimensión”.

“Va a ser más duro que lo que está hoy. Porque si los bares se permiten hasta las 23 y hasta esa hora están atiborrados de gente la hora de cierre no importa mucho. El problema es la distensión social, ahi se producen los contagios. Y no se cumple ningún protocolo”.

El frente político

Como contó elDiarioAR, en el gobierno se instaló un malestar por la falta de controles en CABA y el conurbano. Atribuyen esa falencia a las fuerzas policiales de ambos distritos. Evitan, sin embargo, criticar a los intendentes.

En paralelo cuestionan el exceso de diagnóstico de los gobiernos provinciales ya que tienen facultades para tomar medidas más duras. Es un buscapié a Axel Kicillof. Funcionarios bonaerenses señalaron públicamente la necesidad de restringir, algo que podría implementar el gobierno provincial, ya que es una facultad que le otorgó Nación en el último DNU. Los gobernadores, también, pueden tocar el botón rojo.

En Olivos, sin embargo, el malestar se concentra en las posturas más relajadas de algunas provincias que “no controlan y después piden respiradores, vacunas y subsidios para la economía”. La crítica tiene un destinaria específico: Horacio Rodríguez Larreta, que se rehusa a tomar nuevas medidas y, de hecho, acató casi a desgano las disposiciones del último DNU.

Una voz de la intimidad presidencial lo concentró en una frase: “Ven que la crisis avanza y no hacen nada. Y después reclaman vacunas: si faltan vacunas, que cada gobierno salga a controlar mejor para que haya menos contagios”.

Subyace la disputa política, la pandemia en clave campaña que tuvo la semana pasada un episodio particularmente grotesco cuando Juntos por el Cambio (JxC) anticipó rechazos a medidas oficiales antes de que estas medidas se informasen.

La cuestión volverá a estar sobre la mesa: Larreta no quiere achicar el horario y su ministro de Salud, Fernán Quirós dijo que lo “prudente” es esperar unos días para ver el efecto de las medidas tomadas la semana pasada antes de tomar nuevas decisiones. Fernández piensa distinto: quiere avanzar antes de que “sea muy tarde”, lo que puede generar otro cortocircuito con CABA.

PI

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