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Entrevista

Dolores Reyes: “Mi herramienta personal para cambiar algo es la escritura”

La escritora argentina Dolores Reyes posa durante una entrevista en Ciudad de México

Carmen López

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En 2019, la argentina Dolores Reyes publicó su primera novela, Cometierra. Trata de la historia de una adolescente que tiene visiones acerca de dónde y cómo están las personas desaparecidas cuando traga el material del que está hecho el suelo que pisaron. Gracias a esa capacidad descubre que fue su padre quien mató a su madre a golpes, la primera de las mujeres –la mayoría de las víctimas lo son– a la que encuentra. Su poder sobrehumano la convierte en el recurso de los vecinos que buscan a alguien, que son muchos en su barrio de la periferia. Numerosos medios internacionales la eligieron como uno de los mejores libros de aquel año y con el tiempo llegó a incluirse en las lecturas recomendadas de programas de secundaria. La editorial Alfaguara la acaba de publicar de nuevo en España (la primera edición corrió a cargo de Sigilo) y la adaptación a la televisión llegará a Amazon Prime muy pronto.

Todo era éxito para Cometierra hasta que, a finales de 2024, comenzó un ataque contra el título promovido por la Fundación Natalio Morelli, que denunció que el libro –además de otros– no era adecuado para los adolescentes por su contenido sexual. La vicepresidenta Victoria Villarruel alentó la persecución de la autora con una publicación en internet de dos fragmentos de la novela (aunque uno de ellos era de un trabajo de la escritora Gabriela Cabezón Cámara) acompañados por el comentario: “¡Dejen de sexualizar a nuestros chicos, saquen de las aulas a los que promueven estas agendas nefastas y respeten la inocencia de los niños!”.

Reyes dice a elDiario.es que aquella experiencia fue “terrible”. “Al principio fue muy difícil porque recibía 400 o 600 mensajes por día, no solo insultos, sino con amenazas. Había fotos mías con mis hijos [tiene siete] y que terminaban diciendo ‘esto se soluciona con una bala’. Y es muy duro porque no se sabe cuándo van a pasar a la acción”, rememora. La única parte buena de todo este asunto fue el apoyo que recibió por parte de sus compañeros de la escena cultural, que organizaron una lectura colectiva de Cometierra en el Teatro Picadero y presentaron un comunicado de apoyo con 2.400 firmas.

“Había muchísima gente, muchos lectores, estaba explotado. Nos dieron incluso las salas de abajo y el bar para que se pudiera habilitar con pantallas. Pero alguna gente decía que no importaba si no podían entrar, porque querían mostrar su apoyo y rechazar la censura en Argentina”, explica. Como el teatro no tenía más capacidad, se organizaron lecturas en plazas públicas, bibliotecas, clubes de lectura y en universidades de todo el país y durante meses le llegaron videos de estos actos. Sin embargo, jamás recibió una disculpa por la atribución de un texto que no era suyo ni por ninguno de los agravios que sufrió. “Nunca pensé que se iba a identificar un libro como un objeto peligroso, como si fuese una bomba. Pensé que esa discusión había quedado 50 años atrás”, afirma.

Tampoco esperaba que la extrema derecha fuese a llegar al gobierno de Argentina, algo que señala como muy doloroso, aunque es optimista: “Yo siento que no es definitivo, ni mucho menos. Hay que construir alternativas que tengan que ver con la integración y el bienestar de toda la ciudadanía”. Reyes confía en que los adolescentes actuales tienen la posibilidad de establecer lazos que no estén tan atravesados por la violencia histórica que arrastra el país. Pero para ello es necesario que los adultos de ahora les enseñen a debatir y dialogar sin tratar de destruir al otro “como se ven en este tipo de palizas digitales”, afirma.

Una autora con calle

La escritora conoce de primera mano los temas principales de su novela: los femicidios, las desapariciones y la desigualdad social que lleva a la violencia. Es profesora de primaria desde hace décadas en el conurbanoy cada día se enfrenta a esa realidad: “La escuela tiene primaria y secundaria, y absolutamente todos los años estamos buscando una nena de la escuela o una mamá”. Solo hace tres meses, siguieron el rastro de una madre que llevaba una semana sin localizar. Esas situaciones fueron, en parte, las que la impulsaron a escribir. “Siempre le estamos buscando la vuelta para activar y bajar estos índices tan enormes de violencia y por momentos nos juntamos, nos movilizamos y exigimos a nuestros gobernantes que se hagan cargo de esta problemática”, denuncia y añade: “Mi herramienta personal para cambiar algo es la escritura”.

La figura de Cometierra, que da nombre a la novela, surgió en un taller de escritura. Hacía tiempo que escribía cuentos sobre femicidios y cuando un compañero leyó un texto que terminaba con las palabras “tierra de cementerio”, se le apareció la imagen de una niña de unos ocho años de pelo largo en un campo de tumbas. “Ahí me surgió la idea de que la experiencia o la memoria pasara a la tierra, como los huesos y la carne”, afirma. Así, cuando la protagonista mastica el terreno, vuelven a ella los recuerdos de aquellos a los que buscan. Ese camposanto de la novela existe en la vida real, a 150 metros de la entrada de su centro de trabajo.

Hay que construir alternativas que tengan que ver con la integración y el bienestar de toda la ciudadanía

Dolores Reyes Escritora

Aunque se resiste, los vecinos acuden a ella para que busque a sus desaparecidos y empieza a ganar mucho dinero. Cometierra y su hermano ya no son pobres, pero no consiguen salirse de ese compartimento social que parece estanco. Ese determinismo de la clase en la que se nace es otro de los cimientos de la estructura de la novela. “El conurbano puede ser más grande que la ciudad misma. El distrito de La Matanza puede llegar a tener tres millones de habitantes y los niveles de pobreza, sobre todo en la adolescencia, son altísimos. Como los de la violencia contra las chicas jóvenes”, comenta la autora. Esa realidad la llevó a moldear la figura de la protagonista, que es hija de una víctima de un femicidio. “Me interesaba que lo contara ella, que descubre su don en el momento en el que pierde a su madre. Me parece que la perspectiva era otra en comparación a varios libros que yo había leído que tocaban este tema en Argentina”, sostiene.

Cometierra se enamora de un policía, un detalle que quizá choca porque las fuerzas de seguridad no siempre están del lado de las víctimas en la vida real. Y menos en un país donde la palabra ‘desaparecido’ aún es demasiado habitual 40 años después del fin de la dictadura. Pero la escritora matiza que es algo que resulta raro para la clase media argentina, pero que en los barrios entrar en la policía es quizá la única manera de conseguir un trabajo ‘en blanco’. Además, el origen de Cometierra y su enamorado es el mismo, por lo que no están tan alejados. “Hay algo de mi amor por el policial, por el investigador, que está puesto a jugar en el personaje, con todas las contradicciones que tiene también”, completa Reyes.

El futuro de 'Cometierra'

Aunque aún no se confirmó la fecha de estreno, la imagen promocional de la adaptación a la pantalla de Cometierra ya está en las redes sociales. El cineasta Daniel Burman es el responsable de esta serie de siete episodios que se alojará en la plataforma de streaming Amazon Prime Video. Estará protagonizada por la actriz mexicana Lilith Curiel y también contará con la presencia de Yalitza Aparicio, intérprete nominada al Óscar en 2019 por su papel en Roma, la película de Alfonso Cuarón.

La autora de la novela no puede revelar demasiado acerca de la producción por un acuerdo de confidencialidad. Comenta que tuvo un papel activo al principio de la producción, porque trabajó con el equipo de guionistas para dar forma a los personajes y afirma que está muy contenta con el casting. “Fui a algunas localizaciones y vi filmar algunos casos. Fue una experiencia muy linda pensar que de una pequeña idea que salió de un taller literario, se llegaron a juntar 100 personas trabajando”, sostiene. También explica que está en contacto con la actriz principal y se juntan las veces que pueden, aunque llegó un punto en el que se desvinculó del proyecto: “Por mi lado me responsabilizo absolutamente por los libros, pero la serie le corresponde a los productores, al equipo de escritura que siguió y demás”.

En ese momento, además, se encontraba en pleno proceso de escritura de Miseria, la segunda (y celebrada) parte de Cometierra y declara que “necesitaba volver a [su] universo”. Ahora mismo está en una situación parecida, ya que tiene en marcha una tercera entrega de esta historia que ya se convirtió en una saga. “Lo que pasa es que esto me lleva cuatro o cuatro años y medio. Trabajo muchísimo en la trama y en el cómo, en las voces, los intercambios, quién cuenta y qué cuenta”, desgrana. Con esa forma primorosa de escribir gestó dos novelas que levantaron tantas pasiones que vale la pena esperar por la tercera, aunque solo sea por curiosidad.

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