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Una golondrina no hace verano: la exitosa temporada resulta insuficiente para asegurar el repunte del peronismo

Estalló el verano en Mar del Plata.

Alejandro Rebossio

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Que aparezcan golondrinas en primavera no significa que ya es verano. Que la temporada de verano muestre a millones de argentinos consumiendo, abarrotando las playas del país, pero también regresando pospandemia a las de Brasil, Uruguay y Chile, tampoco confirma que la preocupación ciudadana por la inflación se terminó y que el peronismo, pesimista desde 2021 sobre su futuro electoral de 2023, dé por segura una recuperación de su popularidad. A esa conclusión llegan los expertos en consumo y en encuestas políticas a los que elDiarioAR consultó para evaluar la dimensión del éxito de las vacaciones y su eventual impacto electoral.

Analicemos primero el termómetro económico, después de un 2022 que marcó el segundo año de crecimiento consecutivo después de 11 años sin que el país lo lograra pero que acabó con signos de estancamiento por una inflación récord en 32 años (95%). “La recuperación del consumo pospandemia es muy heterogénea, todavía”, observa el economista jefe de la Cámara Argentina de Comercio, Matías Bolis Wilson. “Hay rubros como comercio mayorista y minorista que están por encima de los niveles prepandemia, pero hay otros muy relacionados con el turismo y la temporada estival, como son hoteles y restaurantes y transporte que todavía muestran niveles de actividad bastante por debajo de 2018 y 2019”, se refiere a los años de crisis del gobierno de Mauricio Macri.

"La recuperación es muy heterogénea. Hay rubros como comercio mayorista y minorista que están por encima de los niveles prepandemia, pero hay otros relacionados con el turismo, como hoteles, restaurantes y transporte que siguen debajo de 2018 y 2019".

Matías Bolis Wilson Jefe de la Cámara Argentina de Comercio

La economía argentina necesita financiamiento para mantener la recuperación del consumo: con el ahorro interno no es suficiente para generar una tasa de inversión que sustente el crecimiento a mediano y largo plazo. Por eso vemos que en el último trimestre de 2022 la tasa de variación del consumo privado bajó notablemente con respecto al ritmo que venía en los meses previos. La política económica se enfrenta a ese dilema en un año electoral: si estimular el consumo achicando el ahorro interno en una economía inflacionaria sin mucho acceso al mercado de deuda internacional o intentar moderar el consumo para que no se le desequilibren otras variables como la inflación, el tipo de cambio o la falta de divisas”, concluye Bolis Wilson, mientras en el medio muchos consumidores se encuentran al límite con sus tarjetas de crédito.

La Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que agrupa a pequeños y medianos comerciantes, midió el consumo en la última quincena de diciembre y en la primera de enero. “La afluencia a destinos turísticos fue muy importante: hubo 12,8 millones de turistas”, cuenta el secretario de prensa de CAME y gerente de la Unión Empresarial del Partido de Moreno, Salvador Femenía, en un país con 47 millones de habitantes. Es decir, ese mes viajó casi un cuarto del total. “Gastaron 495.000 millones de pesos. Es muy auspiciosa la temporada, con mucha gente en la costa. Hubo mucha oferta de eventos sociales, deportivos y culturales que los intendentes aprovecharon para atraer. La gente también rompe las tradiciones y busca explorar nuevos destinos. Hay un cambio de hábito de los argentinos tras la pandemia: se priorizan las salidas y las vacaciones. Pero el consumo está normal, tranquilo, el argentino gasta poco. Sí hubo mucha afluencia de turistas extranjeros, sobre todo de países limítrofes y Estados Unidos, unos 300.000, que compensan un poco lo que no gasta el público argentino”, completa Femenía la descripción.

Hay un cambio de hábito de los argentinos tras la pandemia: se priorizan las salidas y las vacaciones. Pero el consumo está normal, el argentino gasta poco"

Salvador Femenía CAME

Ya desde la victoria del Mundial, el experto en consumo Guillermo Oliveto, CEO de la consultora W, vaticinaba en el diario La Nación “una gran temporada de verano” y apuntaba a quienes pernoctaban en la estación Constitución para comprar pasajes baratos de tren a Mar del Plata. “El Mundial, las fiestas y el verano fueron una trilogía paliativa, un ansiolítico para serenar los ánimos. No es poca cosa”, describe a elDiarioAR desde sus vacaciones. Los compara con ritos para evadirse de la realidad pospandemia, como el éxito de público en recitales, bares, restaurantes, canchas, cines, teatros y fines de semana largos. Pero advierte que en marzo, tras el verano, volverá la temporada laboral y una campaña en la que la población demandará “tranquilidad” y “previsibilidad”, lo que ha escaseado por décadas en la Argentina, según los focus groups (entrevistas grupales) que elabora Oliveto.

Turismo y elecciones

¿Cómo se interpretan estos datos de turismo y consumo en clave electoral? Manuel Zunino, sociólogo y director asociado de Proyección Consultores, veraneó en la costa y palpó el éxito de la temporada: “Está estallada, muchísima gente, con familias de trabajadores en muchos casos. Quizás la gente salga menos días o recorte gastos, pero el que pudo tomarse un descanso lo hizo”. Acto seguido, pone freno al optimismo económico: “El éxito es relativo porque en una sociedad económicamente fragmentada: con los problemas de ingresos actuales y los costos de unas vacaciones, muchos se quedan afuera de esa posibilidad”. Por eso, descree que el peronismo gobernante, con su ministro de Economía, Sergio Massa, a la cabeza, puede traducir la temporada en sufragios:  “No creo que lo que una familia haga en el verano sea una variable de peso a la hora de definir el voto, por lo menos no conozco evidencia al respecto, tampoco que modifique el humor social más que coyunturalmente”. De todos modos, relativiza el pensamiento de quienes por lo menos en 2022 dieron por segura la victoria de Juntos por el Cambio (JxC) en 2023: “Respecto al peronismo se lo dio tantas veces por muerto que sería una ingenuidad volver a hacerlo. Mucho más en un contexto en el que los principales dirigentes de la oposición no generan gran entusiasmo, y todos tienen predominio de imagen negativa. Juntos en la última elección legislativa (2021) no pudo superar la cantidad de votos que había obtenido en 2019 y a esto se suma la nacionalización del fenómeno libertario, que en todos los territorios tiene por lo menos 15 puntos de intención de voto, que se restan principalmente de la cuenta de Juntos”. Es así, quien pasee este verano por el interior del país podrá descubrir que los seguidores de Javier Milei aparecen mucho más allá de la ciudad de Buenos Aires que lo eligió diputado en 2021.

El consumo está a pleno, la industria está funcionando a niveles aceptables, pero el PBI per cápita no crece desde 2011. La paradoja para el peronismo es que al final sirvió para poner en marcha a la economía, pero no para que la gente viva mejor".

Federico González Analista político y encuestador

El analista político y encuestador Federico González también destaca el éxito de la temporada: “Es otro signo de recuperación del crecimiento económico”. Cita el optimismo del dirigente libertario Carlos Maslatón, que presagia el inicio de una etapa de fuerte expansión del país, pero recuerda que la mayoría de los actores económicos es pesimista. “El consumo está a pleno, la industria está funcionando a niveles aceptables, pero el PBI per cápita no crece desde 2011, tenemos el problema del 60% que no entra en la lógica del consumo, desde los pobres hasta la clase media empobrecida, que están en una economía cada vez más hundida, de guerra, de subsistencia. Es una Argentina mucho más injusta, con un 40% que mantiene o aumenta el consumo”. En clave política, González advierte que “la paradoja para el peronismo es que al final sirvió para poner en marcha a la economía, pero no para que la gente viva mejor, hay menos posibilidad de ascender en la clase social, que sería el ADN peronista”. Este psicólogo de formación señala que el éxito de la temporada “todavía no se traduce” en las encuestas “porque cuantitativamente hay una gran porción que está mal y porque el clima general es que la situación está mal, por más que haya elementos positivos”. El Frente de Todos (FdT) aparece por ahora 6 puntos porcentuales abajo de JxC para las elecciones presidenciales, según los sondeos de González & Asociados.

“El peronismo nunca murió”, sostiene el sociólogo Artemio López, de la consultora Equis. “Pensar que estaba muerto era fruto de una lectura falsa de las elecciones de 2021, en las que no sacó ni un voto más que en 2019 y en las que los libertarios aún no habían avanzado tanto como ahora”, agrega. “Hay un cambio de tendencia, pero por una fuerte mejora en la gestión de Axel”, se refirió López a Kicillof, el gobernador bonaerense. “El conurbano aporta la mita de los votos del peronismo. Eso define la tendencia a nivel nacional del FdT, que está por encima de Juntos. Y Juntos tiene un problema que no tenía en 2021: se sostienen los libertarios, cuyos votos en un 90% provienen de Juntos. Tampoco Juntos tiene una oferta de candidatos atractivos. Para mí, el líder es Macri”, describe López. No obstante, advierte que la situación socioeconómica continúa “compleja”: “No está mejorada. No influye por ahora en las expectativas del FdT. Las temporadas de verano siempre son buenas: en la de enero de 2001, Clarín decía que era récord. Así que no le doy tanta importancia”.

En la Universidad de José C. Paz, donde investiga López, un estudio demuestra que la participación de los trabajadores bajó del 45% al final del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner al 40% cuando termina la gestión de Macri y al 33% actual con Alberto Fernández, lejos del 50% al que aspiraban Juan Domingo Perón y Néstor Kirchner. “La estructura distributiva es preocupante”, alerta López y lo atribuye a la caída del salario (el formal subió en 2022 un 88%, frente a la inflación del 95%) y las jubilaciones (se incrementaron sólo 72% el año pasado), el mayor impacto del alza de precios en los sectores medios y bajos y al creciente lucro del empresariado. “Mejorar estos indicadores centrales para la vida cotidiana del ciudadano de a pie es de estricta justicia social, de compromiso con lo pactada en 2019 y la mejora manera de enfrentar las elecciones de este año para que vuelvan los 4,1 millones de votos perdidos en 2021 y así evitar que la noche neoliberal vuelva a ensombrecer este país”, opina López.

AR/MG

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