Un año más, las imágenes de la masacre de Gaza vuelven a ser protagonistas en las calles de Perpiñán. El ‘Visa pour l’Image’, uno de los principales festivales de fotoperiodismo del mundo, arranca una nueva edición –ya van 37– en la que el asedio israelí a la Franja y el asesinato de miles de gazatíes sobresalen dentro de una selección que retrata un mundo en crisis: desde los conflictos olvidados de Congo y Somalia hasta las crisis medioambientales en el Mar de Aral, Indonesia o California.
Si la principal crítica al festival fue durante años que el repertorio de exposiciones era demasiado violento y catastrofista, esta vez su director, Jean-François Leroy, aprovecha la actual edición para defender el fotoperiodismo que retrata la cruda realidad. “Desgraciadamente, íbamos avanzados a nuestro tiempo. El mundo va mal, y esta vez lo dicen todos, en todas partes, en todo momento”, señala. “El periodismo es un oficio que se sitúa en primera línea, ante todas las malas noticias del mundo”, reivindica.
La primera muestra de ello es el principal premio que ya ha otorgado el certamen (otros se entregarán en el transcurso del festival). El Visa d’Or Humanitario del Comité Internacional de la Cruz Roja se lo ha llevado el periodista palestino Saher Algorra por su trabajo desde Gaza. Poco después de que hayan sido asesinados una decena de periodistas en pocas semanas en la Franja (237 desde que se inició el conflicto, según autoridades locales), el valor del testimonio de profesionales como Algorra adquiere mayor trascendencia.
“Como fotoperiodista que aún informa desde Gaza, continuaré documentando la terrible experiencia, la resiliencia, y la fortaleza de las familias palestinas que no tienen forma de escapar, hasta que con suerte esto termine”, escribe el reportero. Dos de sus fotos premiadas son de la morgue del Hospital Al-Aqsa. En una de ellas, una madre llora la muerte de su hijo, Ziad Mahmoud Saydam, asesinado por el ejército israelí en la ciudad de Deir al-Balah.
“Día y noche, las familias han vivido con el incesante y abrumador rugido de drones y aviones, temiendo a cada segundo ser los siguientes en ser atacados. Los hospitales han sido destruidos uno tras otro. Los periodistas que se esforzaron por informar sobre estas masacres han sido atacados y asesinados”, añade Alghorra.
Quien no ha sobrevivido para ver su trabajo en Perpiñán es la otra reportera palestina cuyas imágenes se exponen en el certamen: Fátima Hassouna. Esta fotógrafa murió junto a seis miembros de su familia en un ataque en su casa en abril de este año. Hassouna trabajaba en un documental de la directora iraní Sepideh Farsi, que quería retratar la masacre a través de la cámara de la joven gazatí de 26 años, cuando fue asesinada. Una selección de imágenes de esa película, Put your soul on your hand and walk, son las que se ven estos días en Perpiñán.
El 'Visa pour l’Image' suele servir también como recordatorio de todos aquellos conflictos bélicos o medioambientales que no alcanzan las portadas de los medios generalistas. Y esta edición no es una excepción. A las exposiciones sobre Ucrania y Gaza se le suman este año las de guerras que no despiertan tanto interés político o mediático como son las de República Democrática del Congo (RDC) o de Somalia.
La de RDC, a cargo de la fotógrafa Paloma Laudet, retrata la vida bajo el control del M23, el grupo militar rebelde que, apoyado por la vecina Ruanda, se hizo este año con el control de la zona congoleña de Kivu Norte. Según la ONU, sus acciones han supuesto numerosas violaciones de derechos humanos, desde violencia sexual hasta reclutamiento de niños soldado, y el conflicto ha dejado 3.000 fallecidos.
En cuanto a Somalia, las fotografías de Carolyne Van Houten para The Washington Post inmortalizan las consecuencias de la guerra contra el Estado Islámico, que ha dejado también un rastro de muerte de miles de víctimas (que incluye a soldados estadounidenses). Este país africano, sumido en la inestabilidad y la violencia desde hace años, se ha convertido en una de las principales sedes globales de la organización terrorista islámica.
Tampoco ajeno a las posguerras, el festival recoge trabajos sobre la vida en países como Afganistán o Siria, pero destaca por encima del resto el seguimiento durante más de veinte años del joven iraquí Saleh Khalaf. Cuando tenía nueve años, en 2003, a este niño le explotó una mina que él creía que era una pelota, un accidente que mató a su hermano y a él le dejó herido de gravedad y le provocó la pérdida de un ojo. Su padre consiguió que los trasladaran a Oakland (Estados Unidos), y la periodista Deanne Fitzmaurice, que ya recibió en 2005 el Pulitzer por unas fotos a Saleh, ha continuado retratándole en su salida adelante hasta el día de hoy.
Una de las principales noticias en política internacional, el regreso de Donald Trump al poder en Estados Unidos, tampoco podía faltar a la cita de Perpiñán. Y lo ha hecho por partida doble. Julia Demaree Nikhinson, de Associated Press (AP), retrató la carrera electoral y lo expone bajo el título Una nación decide, mientras que el fotógrafo Adam Gray recoge en Locura Americana las estampas de cómo la polarización política afecta a la vida diaria de los norteamericanos. “Esta exposición nos lleva de viaje por los ‘Estados Des-Unidos’, un país en constante debate sobre sus orígenes y en lo que debería convertirse”, señalan.
Aunque en otras ediciones quizás tuvieron más protagonismo, parece ser también una asignatura obligatoria para los organizadores del festival de Perpiñán la inclusión de reportajes sobre crisis medioambientales, a medio camino entre las consecuencias del cambio climático, las catástrofes naturales y los excesos de la humanidad en la extracción de recursos o la destrucción del paisaje. Uno de los más completos, por su extensión temporal, es el de los incendios en California durante los últimos diez años, a cargo de Josh Edelson (AFP).
En este capítulo, el certamen recoge el éxodo de miles de personas de Yakarta, Indonesia, que se hunde por debajo del nivel del mar; o el caso del Mar de Aral, que perdió en menos de un siglo casi el 90% de su volumen debido a las extracciones de regadío. Destaca para acabar una recopilación de fotos de usuarios de redes sociales sobre las consecuencias del cambio climático, comisariada por Samuel Bollendorff. La imagen principal es de la dana de Valencia.
Pie de foto de la imagen principal: Una madre llora a su hijo, Ziad Mahmoud Ziad Saydam, quien murió durante un ataque israelí contra una casa en el campamento de Nuseirat. La familia había huido a Rafah, donde pasaron dos meses moviéndose de un lugar a otro en busca de seguridad, y luego huyeron de Rafah para buscar refugio en Deir al-Balah, donde Ziad perdió la vida en el ataque. La morgue del Hospital de los Mártires de Al-Aqsa en Deir al-Balah, 24 de junio de 2024.
© Saher Alghorra / Zuma Press. Ganador del Premio Visa de Oro Humanitaria 2025 - Comité Internacional de la Cruz Roja
0