Campaña, candidatos, contexto. Sobre esas tres C, Alberto Fernández proyecta y define la estrategia para enfrentar la elección que marcará la suerte política de su gobierno. Es su triple herramienta frente a la travesía de la segunda mitad del 2021, desafío –doble, si no caen las PASO- que operará como un plebiscito de la gestión presidencial.
Las tres C se reparten las cargas de modo desigual. Según el análisis que hacen ante elDIarioAR en la cima del Gobierno, la campaña impacta un 10%, los candidatos un 20% y el contexto el 70%. Pueden cambiar de peso campaña y candidatos, pero la síntesis es simple y directa: una figura estelar en la marquesina electoral y una campaña premium no alcanzan para revertir una gestión desfavorable.
La lectura parte de una base: frente a un escenario donde se adivina una victoria de Juntos por el Cambio (JxC) en CABA, el oficialismo apuesta a un triunfo en la provincia de Buenos Aires, dominio clave por lo simbólico y por el efecto sobre el legislativo: en el objetivo de acercarse al quórum propio en Diputados nacionales; en recortar distancias en el Senado bonaerense donde Axel Kicillof está en minoría.
El primer candidato a diputado nacional en la provincia de Buenos Aires ya está definido y se llama Alberto Fernández
El 70-20-10 que mencionan en Olivos y Casa Rosada requiere un desglose. El contexto, la primera C, es el indicador más relevante y refiere a la marcha del Gobierno que, según coinciden ministros, funcionarios y dirigentes nacionales y bonaerenses consultados por elDiarioAR, ata tres indicadores: vacuna y clases, factores que implicarían la recuperación de cierta normalidad; y precios, como el indicador más caliente -o de más impacto en el ánimo de las mayorías- de la economía.
“Si acertamos con las medidas frente a la pandemia y la economía, el candidato se construye. O el candidato no importa”, afirman en Casa Rosada. Puede parecer una remake de “el candidato es el proyecto” que abrazó el kirchnerismo antes de la derrota del 2015, pero es otro tipo de insumo: refiere a la necesidad de recuperar el rumbo perdido entre la pandemia y los errores propios. “El primer candidato a diputado nacional en la provincia de Buenos Aires ya está y se llama Alberto Fernández”, apunta un jefe peronista del conurbano. Es metafórico pero dice mucho: no solo que se plebiscitará la gestión del Frente de Todos (FdT) sino que, además, la centralidad debe ser de Fernández, “el único dirigente del FdT que mantiene más alta la positiva que la negativa”.
En Casa Rosada, cualquier consulta oficial sobre la elección, se toma con una respuesta calcada: las prioridades son otras. Fernando “Chino” Navarro, secretario de Relaciones Institucionales de Jefatura de Gabinete, uno de los discípulos que escoltó a Fernández en la campaña del 2019, lo sintetiza. “La elección no es una prioridad para el gobierno: todo el esfuerzo está en vacunar y en sostener la economía”, le dijo el dirigente a elDIarioAR y confió que, a pesar de las demoras, avanzará el plan de vacunación y que, aún despareja por sectores, la actividad da señales de recuperación.
Frente a una consulta puntual sobre el escenario electoral, Navarro se declaró “moderadamente optimista, con la posibilidad de ratificar el triunfo de 2019”. El dirigente hace un diagnóstico que cruza el Frente de Todos y que se nutre de un criterio: el peronismo, sin fracturas ni cismas, aparece mejor posicionado en la Provincia. “Se va a mantener la matriz del 2019: no hay espacio para fugas, no hay vida fuera del Frente de Todos para nadie”, avisa.
El gobierno busca la llave mágica para revertir un karma de la última década y media: en la provincia de Buenos Aires perdió las legislativas de 2009, 2013 y 2017, cuando aunque Cristina ganó por 20 mil votos la PASO cayó por 3 puntos en la general.
Juan Zabaleta, intendente de Hurlingham y uno de los alcaldes más cercanos a Fernández, hace una lectura similar. “La clave es dar respuestas a los vecinos, reforzar el compromiso en el territorio”, le dijo a este medio y, sobre el armado electoral, apuntó que “el Presidente nos pide fortalecer el Frente de Todos, lograr que los matices que hay dentro de un espacio tan diverso, fortalezcan el frente”.
En el FdT se volvió un deporte el fuego amigo. Críticas abiertas o veladas, disputas entre los distintos espacios y tensiones como las cartas -o el discurso- de Cristina Kirchner instalaron un clima de hostilidad que alimentan la picardía mordaz de renombrar a la alianza electoral como “Frente de Todos contra Todos”.
Fernández, apuntan en Olivos, eligió ser presidente más que armador, derivación de otra decisión política: no ser jefe sino tratar de funcionar como sumatoria de las partes. No es -ni quiere ser- Néstor Kirchner, que construyó el kirchnerismo, proceso que lo llevó a involucrarse en el armado de las listas de todo el país, a veces hasta en las boletas de concejales. “Alberto va a funcionar como ordenador, como árbitro, para que todos los sectores estén integrados en el armado electoral: su obsesión no será colonizar las listas”, confió un operador albertista.
“Si va un albertista como primer diputado, hay que ver para qué, con qué plan”, dijo a elDiarioAR un integrante del Gabinete que construye diálogo y relaciones con gobernadores y alcaldes. Ese menú parece tener una sola variable: Santiago Cafiero, el jefe de Gabinete, el nombre que puede encarnar en la lista lo que encarna en el Gobierno: el albertismo puro con buena sintonía con el kirchnerismo, puntualmente con Máximo Kirchner.
Cafiero, cada vez que le preguntan, se escuda en una frase: “Falta mucho: no es un tema que esté en análisis en el Gobierno, pero yo voy a estar donde me pidan que esté”. El jefe de Gabinete aparece como protagonista de al menos dos alquimias. Una plantea que podría ir como primer candidato en la Provincia pero, luego, volver a ocupar el despacho del primer piso en Casa Rosada que está conectado con el de Fernández. No parece, por lo que deja trascender el Presidente, un artificio posible.
La opción Cafiero puede leerse como una avanzada para correrlo de un lugar clave o sugerir que el primer casillero de la lista bonaerense requiere de una figura de la mayor diversidad posible. Traducción: que no sea una figura K
Otra tesis, que requiere una ingeniería quirúrgica y extravagante, plantea una especie de cambio de roles: que Cafiero encabece la lista para ir como presidente de la Cámara de Diputados y Sergio Massa recale como jefe de Gabinete. Parece, a simple vista, un ensayo de laboratorio con beneficios no del todo perceptibles para Fernández. Ambas son negadas en las cercanías del Jefe de Gabinete.
Con Cafiero aplica, así y todo, una regla general: que Fernández pueda mover su gabinete como parte del diseño de las listas que, con el cronograma vigente, deberán estar anotarse la medianoche del 18 de junio. El canciller Felipe Solá, y los ministros de Salud, Ginés González García, y de Turismo y Deportes, Matías Lammens, aparece como potenciales candidatos. Solá y Ginés, que ya han tenido experiencias legislativas, suelen avisar que no los seduce volver .“Si el Presidente me dice que soy la persona indicada va a ser difícil convencerlo de que no, pero la verdad que es una charla que todavía no tuvimos y me parece que no es el momento de tenerla”, le dijo Lammens a elDiarioAR. En un segundo pelotón de ministros con chances de ser candidatos aparecen Daniel Arroyo, de Desarrollo Social; Gabriel Katopodis, de Obras Públicas; y Sergio Berni, de Seguridad.
La opción Cafiero tiene interpretaciones mixtas. Puede leerse como una avanzada desde sectores del FdT para correrlo de un lugar clave del Gobierno o sugerir que el primer casillero de la lista bonaerense requiere de una figura que expresa la mayor diversidad posible. Traducción: que no sea portador de exclusivo ADN K.
No es una mención abstracta. Entre los nombres que rondan, sin certezas ni confirmaciones, aparecen los de Fernanda Raverta, titular de la ANSeS, y de Luana Volnovich, al frente del PAMI, dos figuras de La Cámpora, espacio desde el que repiten los modos del albertismo respecto a que no está, todavía, en la agenda. Juega, a su vez, otro planteo. “¿Tiene sentido sacar a Raverta de ANSeS para convertirla en candidata?”, se pregunta un dirigente. Otra vez la especulación y la sospecha: con Cafiero como con Raverta, que aparezcan sus nombres puede formar parte de una movida para intentar desplazarlos.
Con Raverta aplica un criterio generalista, de síntesis. “Es protegida de Cristina, funcionaria de Alberto, fue ministra de Axel, es del espacio de Máximo y tiene historia peronista”, afirma un dirigente bonaerense que casi que la sella como primera candidata.
La idea de que “el candidato se construye” o “el candidato es la gestión” tiene un lado B: en 2019, en su debut como armado electoral, el FdT puso a sus principales referentes en la oferta electoral: los Fernández, Kicillof, Massa, Máximo, “Wado” De Pedro, Volnovich, renovó intendentes y gobernadores y la exploración de postulantes no es un ejercicio simple, sumado a otro tema: la necesidad de mostrar candidatos abarcativos, “que no resten” y que permitan, además, mostrar equilibrios internos.
Con pocas figuras anfibias que se nutran de más de una terminal, se meten en la ruleta otros nombres que repiten otro rasgo: post IVE y en la era de la paridad de géneros, quizá el tope de la boleta lo ocupe una mujer. Al pelotón donde aparecen Raverta y Volnovich, se le agrega Malena Galmarini, actual titular de AySA y pareja de Sergio Massa, una pieza que encaja en el puzzle del FdT y que ganó visibilidad en estos meses.
También se menciona a Victoria Tolosa Paz, la funcionaria nacional que en 2019 perdió en La Plata. Tiene promotores en el albertismo como “espada mediática”. Su pareja Enrique “Pepe” Albistur es habitual confidente del Presidente.
El 70-20-10 puede modificar las posiciones entre candidatos y campaña si, como se especula, el 2021 seguirá en modo pandemia y en este marco se hará proselitismo y se votará. ¿Habrá actos, recorridas en los territorios, caravanas? Difícil como, también, la profundidad y extensión de la crisis limitará la agenda política, en lo referido a campaña, rosca y disputas internas. “¿Alguien, de verdad, piensa que en marzo Alberto puede estar asumiendo en el PJ cuando la demanda es el regreso a clases?”, se pregunta, intenso, un dirigente del PJ.
¿Alguien, de verdad, piensa que en marzo Alberto puede estar asumiendo en el PJ cuando la demanda es el regreso a clases?
La referencia pega en otros dos blancos: la jugada para que Máximo K se convierta en jefe del peronismo bonaerense y la movida para reinterpretar, por la vía judicial, la ley que limita las reelecciones de los intendentes. Si este ítem sigue en zona gris, es probable que en la góndola de candidatos aparecen algunos alcaldes. En Casa Rosada mencionan dos nombres: Martín Insaurralde, de Lomas de Zamora, y Juan Zabaleta, de Hurlingham, como dirigentes con algún nivel de conocimiento, rotación y voracidad como para subirse a ese ring. Insaurralde se asoció a Máximo; Zabaleta reporta a Olivos.
“No”, dicen tajantes en Lomas sobre la posibilidad que Insaurralde, que fue primer candidato en el 2013, vuelva a subirse a esa aventura. “Yo voy a seguir acompañando al gobierno desde mi lugar en Hurlingham hasta diciembre del 2023”, dijo Zabaleta a elDIarioAR.
A cinco meses del cierre de listas, y con la certeza de que frente la crisis no hay clima social para que la agenda electoral se apure, el gobierno busca la llave mágica para revertir un karma de la última década y media: en la provincia de Buenos Aires perdió las legislativas de 2009, 2013 y 2017. Un consuelo último, muy repetido entre los frentetodistas, es la mala performance de la oposición y la convicción de que “está muy cerca el desastre del macrismo” como para que Juntos por el Cambio (JxC) logre ser atractivo electoralmente.
PI
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