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La campaña que viene

Tres preguntas y un anticipo de Fernández en el laboratorio electoral de Olivos

Alberto Fernández de gira por el interior

Pablo Ibáñez

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Máximo Kirchner cinceló, en un trámite más político que catastral, su identidad bonaerense. El diputado se despidió de Río Gallegos y fijó domicilio en La Plata, en el barrio de Tolosa donde se crió su madre, la vice Cristina Kirchner, y vivió, hasta su muerte en abril del 2019, su abuela Ofelia Wilhelm. Con ese legalismo coronó una voluntad. La bosquejó en 2015, la concretó con su reelección en 2019 como diputado por Buenos Aires y la cementó al pulsear por la jefatura del PJ bonaerense.

En el torbellino de teorías febriles, que se magnifican en temporada electoral, la novedad del RENAPER sobre Máximo K puede -o debe- ser leída como una pista de una potencial candidatura a gobernador bonaerense. En 2027 o 2023 no se sabe, pero define sino un mapa, al menos un territorio. Ahora, la urgencia es otra: la escala del 2021 determinante para cualquier aventura por venir.

"Necesitamos a Macri activo, hablando de Nicaragua, Venezuela y esas cosas que solo les importan a ellos' arriesga un operador. 'A Bullrich la bajan porque el planteo desquiciado no rinde. Si les sirviera, no la bajarían'" suma otro.

El mapa, en un todavía inconfesable modo campaña -“la gente no está en campaña y nosotros no podemos aparecer en campaña, que eso lo haga el macrismo”, dijo un funcionario a elDiarioAr-, se desplegó el viernes en la mesa de Olivos donde Alberto Fernández almorzó con ocho gobernadores, Máximo Kirchner, el jefe de Gabinete Santiago Cafiero y el ministro de Interior Eduardo “Wado” De Pedro. Una ronda que activó el laboratorio electoral oficial en un segmento hasta acá poco explorado: los gobernadores y el interior del país.

Frente al tucumano Juan Manzur, el catamarqueño Raúl Jalil, Sergio Uñac de San Juan, Sergio Ziliotto de La Pampa, Ricardo Quintela de La Rioja, el formoseño Gildo Insfrán, el chaqueño Jorge “Coqui” Capitanich y el santiagueño Gerardo Zamora, Fernández hizo tres preguntas puntuales que deben interpretarse, al menos como indicio, como los ejes de la campaña que se viene.

En un diván grupal, el Presidente escuchó más que lo que habló. “¿Cómo avanza el plan de vacunación?”, sondeó primero. “¿Las obras están en marcha? Si algo está frenado, avisen”, fue su segundo comentario. Cerró con una pregunta cruda: “¿Cada uno ya tiene armado el Frente de Todos con todo el peronismo unido?”. Esa triada configura la matriz de la campaña electoral del gobierno con un cuarto factor: Fernández pidió precisiones sobre vacunas y obras porque a los gobernadores, al igual que a los intendentes que pasaron por Casa Rosada y Olivos en la última semana, les anticipó que hará campaña en todo el país. “Como en 2019: voy a ir a cada provincia, con ustedes”, apuntó Fernández.

Un sondeo encargado por el gobierno midió a Katopodis, Insaurralde, Berni, Tolosa Paz y Cafiero. Ninguno, aunque hay leves diferentes entre uno y otro, cosecha más votos que los que cosecha el oficialismo. Lo que pesa es la marca Frente de Todos.

“La unidad peronista es importante, evita la dispersión y consolida el espacio. La vacuna y las obras son muestra de que en medio de la pandemia gestionamos”, señalan desde el primer anillo presidencial. ¿Y la economía? “La actividad crece, el Estado inyecta fondos, la inflación no se derrumba pero seguirá aplanándose”, se muestran confiados. “La reapertura de paritarias es positiva”, agrega un operador desde otro búnker K. Fue Cristina, en tándem con Sergio Massa, la que hizo caer las piezas del dominó cuando validó -¿o promovió?- una paritaria de más de 40 puntos para los empleados del Congreso.

Remake

Quizá con nostalgia por aquella aventura que fue exitosa, en los campamentos del FdT remiten a la campaña del 2019. “Todos las figuras de peso van a estar en la campaña: Alberto, Cristina, Axel y Massa”, apunta un armador cristinista que agrega, al cuarteto, a Máximo Kirchner, que además de su condición de “flamante” bonaerense se enfoca, junto a Massa, en la numerología de Diputados, donde el oficialismo necesita arrimarse a los 129 votos.

“Cristina va a estar presente en la campaña. En los últimos quince días, tuvo dos apariciones. Ese va a ser el formato y el tono”, explica un entornista de la vice que avisa que, a priori, salvo un pedido expreso de un gobernador o un dirigente, se concentrará en la campaña de la provincia de Buenos Aires junto a Axel Kicillof.

Forma parte, afirma, de un esquema ordenado. “Cristina no se corta sola: hará actividades sola y algunas con Alberto, como en el 2019”, agrega uno de los referentes que participa de la mesa campaña a la que reapareció Juan Courel, campañista “oficial” del 2019 que luego no ocupó un cargo formal en la estructura del gobierno.

“Cada uno cumplirá un rol, lo mismo que los gobernadores y Sergio. Todos tienen que estar activos en la campaña”, apunta el colaborador de la vice que tiene butaca fija en el laboratorio panperonista. “Después vemos cómo se dosifica: cuánto de cada uno y dónde”, afirma como un alquimista que cuenta la receta para la poción que garantiza la victoria electoral.

Como reflejo del espíritu de coalición, en el Gobierno imaginan una campaña coral, con varios protagonistas. No solo con las figuras que expresan a las distintas porciones del FdT -Alberto, Cristina, Massa, los gobernadores, en un plano más bajo gremios y organizaciones- si no un bloque de candidatos más que un candidato descollante.

“Lo que pesa es la marca: ningún candidato nuestro mide más que el Frente de Todos”, afirma uno de los habitantes de la mesa política oficial y con la lupa puesta en la provincia de Buenos Aires, recita datos que -dice- lo certifican: en las encuestas que se leen en Olivos y en el Senado, cinco figuras medidas como potenciales candidatos están todos por debajo de lo que acumula, per se, la marca FdT.

Un sondeo que midió al ministro de Obras Públicas Gabriel Katopodis, al intendente de Lomas de Zamora Martín Insaurralde, al ministro de Seguridad bonaerense Sergio Berni a Victoria Tolosa Paz y a Cafiero aporta ese dato: ninguno, aunque hay leves diferencias entre uno y otro, cosecha más que lo que cosecha el oficialismo. “No hay un tapado que aparezca y traiga votos que el Frente no tiene”, apunta y agrega. “Los candidatos tienen que ser Alberto, Cristina, Sergio, los gobernadores”, completa.

Fernández parece haber regresado al plan original: un bloque de candidatos que reflejan la identidad múltiple del FdT, quizá con una dupla hombre-mujer más fuerte, pero sobre todo con las figuras ejecutivas al frente de la campaña.

Por estas horas, ese es el criterio que se impone en Olivos. Fernández escuchó en las últimas dos semanas, un planteo sobre que las listas del FdT debían tener figuras fuertes, hacer jugar ministros o hasta a Massa en la cima de la boleta. Se planteó, incluso, retomar aunque no explícitamente candidaturas testimoniales: subir al ring de la lista a Cafiero, De Pedro y Fernanda Raverta, de la ANSeS, aunque luego no asuman sus bancas. Pero, por lo pronto, Fernández parece haber regresado al plan original: un bloque de candidatos que reflejan la identidad múltiple del FdT, quizá con una dupla hombre-mujer más fuerte, pero sobre todo con las figuras ejecutivas al frente de la campaña.

Los otros

Así como mira el juego propio, en el Gobierno siguen los movimientos de la oposición. “Ellos van a hacer la campaña más sucia de la historia”, apuntó a mitad de semana un funcionario con despacho en Casa Rosada. La cara de ese perfil es Patricia Bullrich quien, confirmó este sábado, no será candidata. “Van a jugar con Vidal con tono suave y Bullrich va a seguir diciendo las barbaridades que dice ahora. No cambia nada”, interpretan en la mesa de campaña.

En el oficialismo no tienen certezas respecto a cómo impacta una eventual PASO entre Diego Santilli y Facundo Manes en Juntos por el Cambio (JxC). Una competencia supone, a priori, una ampliación del espacio por el simple hecho de que vuelve más atractiva una primaria donde hay una disputa que una donde, como en la del FdT, se encamina hacia la lista única.

“Necesitamos a Macri activo, hablando de Nicaragua, Venezuela y esas cosas que solo le importan a ellos. Eso de comunismo o libertad. Es microclimático”, se arriesga un operador. “A Bullrich la bajan porque el planteo desquiciado no rinde. Si les sirviera, no la bajarían”, agrega un funcionario y repasa que en la carta pública donde se bajó de la candidatura “mencionó tres veces la palabra cargo y ninguna vez las palabras pandemia, Covid o vacuna. En eso andan ellos”, detalla. Es sábado, tarde y echa un leño a la salamandra

Se enmendó el dato sobre la diputación de Máximo Kirchner en 2015

PI

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