El peronismo construye un 17 de octubre para Cristina Kirchner

Con el espaldarazo tibio de la CGT, que dio libertad de acción pero no convocó orgánicamente a movilizar, el peronismo saldrá a la calle para construir el 17 de octubre de Cristina Fernández de Kirchner. Con la prisión domiciliaria asegurada, el destino no será Comodoro Py, sino la Plaza de Mayo: el broche de oro a la épica de resistencia que desató la condena de la expresidenta y que el peronismo planea capitalizar. La movilización al patio trasero de Javier Milei será, así, el primer hito de campaña para lanzarse como alternativa al gobierno libertario.
El cambio de destino, que originalmente iba a ser Comodoro Py, se oficializó en un encuentro de gobernadores y consejeros del PJ en la sede partidaria de Matheu 130. Era la foto de familia que había quedado trunca la semana pasada, luego la ausencia de Axel Kicillof en la puesta en escena de unidad panperonista. El formoseño José Mayans, brazo operativo de CFK en el PJ mientras esté detenida, había definido organizar un encuentro especial con los mandatarios provinciales y fue allí que, tras garantizarse el respaldo territorial de los gobernadores peronistas, el PJ anunció que la movilización se haría a las 14 en Plaza de Mayo.

La decisión se había comenzado a cranear un par de horas antes, apenas se conoció el fallo del tribunal presidido por el juez Jorge Gorini que disponía que CFK podría cumplir los 6 años de pena bajo el régimen de prisión domiciliaria. Las condiciones de la decisión del TOF 2 —como la imposición del uso de tobillera electrónica o la reducción de la cantidad de personas que podrán ir a visitarla sin autorización judicial— habían generado rechazo en el entorno de la exmandataria, que advertían que la única lógica detrás de estas limitaciones era “humillarla”. Pero el objetivo originario, admitían, se había cumplido.
La convocatoria a una movilización masiva a Comodoro Py había tenido un objetivo, y este era evitar que CFK terminase presa en la alcaidía ubicada sobre la calle Cavia. Anunciada la prisión domiciliaria, el primer paso se había cumplido, y el peronismo tenía que avanzar con el segundo: cómo hacer para sostener la movilización que la condena de Cristina había insuflado de mística. Comodoro Py quedaba fuera de lugar, por lo que había que elegir otro destino: fue así que se definió marchar a Plaza de Mayo.
“Una condena ilegal a una mujer inocente de este país. Y, además, vivimos las consecuencias de un modelo económico que, como vemos todos los miércoles, los jubilados se manifiestan, las universidades sufren un desfinanciamiento, los jubilados no tienen sus medicamentos gratis. Así que por muchas razones mañana nos movilizamos a Plaza de Mayo”, explicó Mayra Mendoza a la salida del PJ.
La intendenta de Quilmes venía de reunirse, durante horas, con la cristinista Teresa García, el massista Rubén “Turco” Eslaiman y el dirigente de ATE Capital, Daniel “Tano” Catalano, así como con varios dirigentes más. Llegó al mediodía con la cartulina de un mapa por el que podría hacer el recorrido la caravana a Comodoro Py y se fue, varias horas después, sin mapa y con un nuevo destino en mente.
“A partir de hoy se va a trabajar para Cristina Libre y ganarle a Milei”, sintetizó un dirigente de La Cámpora. Resuelta la situación procesal de CFK, el peronismo comenzaba a mirar las elecciones de octubre. Comenzaba a mirar, a su vez, 2027. La campaña electoral había comenzado y el disparo de largada sería la movilización a Plaza de Mayo.

Aliados y no tan aliados
La foto de unidad con los gobernadores Ricardo Quintela (La Rioja), Axel Kicillof (Buenos Aires), Sergio Ziliotto (La Pampa) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego) había servido para tapar dos grietas. La primera, exhibida el jueves pasado cuando Kicillof no participó del encuentro con Máximo Kirchner, Sergio Massa, Juan Grabois y Guillermo Moreno. Y la segunda se había producido ese mismo martes, apenas un par de horas antes de que se reunieran en el PJ: el derrumbe de la cumbre con los secretarios generales de la CGT.
Mayans venía trabajando en ese encuentro desde la semana pasada. De diálogo fluido con Héctor Daer, el formoseño pretendía cerrar así el álbum de figuritas de unidad del nuevo frente panperonista. El encuentro, pautado para las 15 horas, se organizó, se promocionó y anunció a los cuatro vientos. Cuando llegó la hora, sin embargo, nadie asistió.

“Nosotros no somos un local partidario”, atinó a argumentar, a modo de explicación, Octavio Argüello, líder de Camioneros y uno de los secretarios generales de la CGT luego de que Pablo Moyano renunciase a la conducción. En la central obrera predominaba el malestar: a la tensión histórica con La Cámpora y CFK se le sumaba la interna gremial, que viene recrudeciendo desde que el ala sindical más kirchnerista presiona para convocar a un paro general. Puertas adentro, sin embargo, la justificación era que el PJ no los había sentado en la mesa de toma de decisiones.
“No somos actores de reparto”, murmuraban en la central cegetista, que terminó definiendo dar libertad de acción. Por la tarde, cuando se confirmó que no asistirían a la reunión del PJ, la CGT sacó un comunicado de prensa convocando a acompañar a CFK, aunque no de manera orgánica. “Los trabajadores y trabajadoras estaremos al lado de nuestra compañera injustamente condenada”, anunció la central obrera, a través de un documento.
En el PJ intentaron no escalar las tensiones, pero predominaba el mal humor. “No serán peronistas, tienen un problema de identidad”, deslizó, irritado, un dirigente sindical kirchnerista. Más enojados, otros dirigentes agregaban: “Son unos cagones”.
Si bien la CGT no se movilizará activamente, habrá muchos sindicatos que sí lo harán. Algunos gremios, como ATE Capital y Sitraju (Judiciales) convocarán un paro de 24 horas para garantizar la concurrencia de los afiliados a la movilización. Lo mismo hará la CTA, que lidera Hugo Yasky. Otros sindicatos, como la UOM, no convocarán paro, pero sí movilizarán a Plaza de Mayo.
Las organizaciones sociales, como el Movimiento Evita y Patria Grande, aportarán el grueso de las columnas. Se espera, además, una enorme columna de La Cámpora, que se concentrará en 9 de Julio y Belgrano, así como también del resto de las agrupaciones que integran Unión por la Patria, como Nuevo Encuentro, Kolina o el Frente Renovador. Representantes de todos los partidos se habían reunido el viernes en el PJ y, desde entonces, vienen preparándose para dar una demostración de fuerza.
El propio Kicillof, incluso, movilizará por su cuenta con su flamante espacio “Movimiento Derecho al Futuro”. Acompañado de una veintena de intendentes, el gobernador bonaerense buscará mostrar músculo interno en el marco de una disputa por la conducción del peronismo que quedó en stand by, pero continúa.
Puertas adentro, las agrupaciones buscarán disputarse la hegemonía del peronismo: una batalla que recién comienza. Pero puertas afuera, el peronismo tendrá un desafío mayor: mostrar que aún tiene poder de convocatoria y que está vivo y coleando y puede representar una alternativa de gobierno. Ese será el mensaje que predominará, el miércoles, cuando las columnas lleguen a la entrada de Casa Rosada.
MC/JJD
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