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Qué quedó del Consejo contra el Hambre, el gran objetivo inicial de la gestión Fernández

La primera reunión del Consejo contra el Hambre, en diciembre de 2019, en Casa Rosada.

Diego Genoud

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Quedó muy poco de aquella mesa larga que reunió a Marcelo Tinelli, Narda Lepes, Estela de Carlotto, Martín Caparros, Daniel Funes de Rioja, Hilda “Chiche” Duhalde y Adolfo Pérez Esquivel en el Salón Sur de la Casa Rosada, diez días después de la asunción de Alberto Fernández como presidente. El Consejo Federal Argentina contra el Hambre tuvo una reunión virtual en agosto de 2020, otro encuentro vía Zoom en febrero pasado y cayó, como tantas cosas, en el fuego de la polarización. 

Para la oposición, la escasa visibilidad de la iniciativa que el Presidente promocionó como uno de sus grandes objetivos de gobierno y los números en ascenso del continente de pobres e indigentes son la gran confirmación del fracaso del Frente de Todos. Para el oficialismo, la pandemia explica parte de las dificultades que atravesó la idea original y que la naturaleza del experimento haya ido variando para concentrarse hoy en la tarea de tres comisiones. Una sobre Acceso a Alimentos, con la Tarjeta Alimentar como principal herramienta de transferencia de ingresos; otra de Producción y Comercialización y otra de Calidad nutricional. Se pasó de la cita con personalidades que habían llegado con las mejores intenciones a un trabajo de emergencia para contener a los que no tienen para comprar lo más básico.

El ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, y la titular del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, Victoria Tolosa Paz, son los dos caras de un gobierno que busca evitar que la pobreza se extienda y el hambre se propague todavía más. Tolosa Paz trabaja con el aporte de empresarios que colaboran con su área y viene de poner en marcha, hace unos días, la primera Planta Pública de Alimentos, un acuerdo con la municipalidad de Rosario y la Universidad Nacional de Rosario para invertir 20 millones de pesos y producir alimentos de calidad dirigidos a los sectores más vulnerables. 

En diálogo con elDiarioAR, Arroyo aseguró que hoy la comisión de Acceso a Alimentos trabaja en 10 mil comedores de todo el país y destina asistencia alimentaria a 10 millones de personas, una cifra que era más alta en el inicio del gobierno, cayó con la irrupción del COVID19 y ahora vuelve a subir. Se trata de un operativo de reducción de daños que permitió atravesar un primer año de gestión plagado de dificultades, pero que no alcanza para sacar a miles de familias de la pobreza. 

La vía principal de subsidio es la Tarjeta Alimentar, que llega a un millón y medio de familias con transferencias de 6000 pesos por hijo y de 9000 pesos para quienes tengan dos hijos o más. En total se trata de tres millones de chicos y chicas menores de 6 años que reciben algún tipo de ayuda. El resto de los asistidos van de manera frecuente a comedores escolares, comedores comunitarios y merenderos comunitarios o participan de otro tipo de programas dentro del Plan Argentina contra el Hambre. 

La segunda comisión tiene que ver con una de las consignas que Arroyo repite en sus intervenciones pública: la calidad nutricional es la clave. Por eso, el Gobierno insiste en que es necesario promover la alimentación a base de leche, carne, frutas y verduras. Hoy alrededor del 55% de lo que compran las familias que reciben la tarjeta alimentaria se destina comprar esos productos. 

La tercera comisión se dedica a la Producción y Comercialización de Alimentos, en especial la leche y el pan. “Tenemos 13 unidades productivas financiadas por el ministerio. Vamos a llegar a 20 mil litros de leche en los próximos meses. Los productores llevan la leche, la pasteurizan, la ensachetan y luego la venden a menos de 40 pesos el litro. Algo parecido estamos haciendo con el pan, que se vende a menos de 70 pesos el kilo, directamente del productor al consumidor. Tenemos un sistema de crédito no bancario a tasa del 3% anual, fomentamos las ferias y apuntamos a armar cuatrocientos pequeños mercados comerciales en todo el país”, dice el ministro. 

Una de las cosas que no queda claro hacia afuera es cuál es el papel de las personalidades que se sumaron al primer encuentro con Fernández en Casa Rosada. Según dicen en el Gobierno, muchos como la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), que preside Funes de Rioja, están colaborando hoy con sus equipos técnicos en las comisiones. Lo mismo hacen por ejemplo desde La Flia, la fundación creada por Marcelo Tinelli que tiene como directora ejecutiva a Gabriela Galaretto. Según contaron a elDiarioAR desde el entorno del conductor de Showmatch, Tinelli pidió concentrar el aporte de su gente en una tarea concreta. Hoy La Flia se ocupa de auxiliar a las comunidades wichis que sufren la falta de agua en Salta y brinda asistencia alimentaria a siete comedores populares. 

La experiencia de convocar a figuras públicas reconocidas atrajo a las cámaras y generó expectativas en el arranque del Consejo contra el Hambre pero, con el paso del tiempo, se reveló problemática. Identificados con una misión ambiciosa y un objetivo que no produce resultados de corto plazo, algunas de las personalidades que participaron se vieron enredados en una situación compleja. “Hay que hacer una colaboración efectiva y dejar de lado las reuniones públicas. Si no son imágenes y palabras y la gente se enfurece con los que participamos”, le dijo a este diario uno de los convocados por Fernández, que sigue siendo parte de la iniciativa desde el perfil bajo. Otros como Caparrós tuvieron una participación acotada y fueron convocados sólo para la presentación del proyecto. Residente en Madrid, el autor de “El hambre” vino a Buenos Aires en diciembre de 2019 y el Presidente lo sentó a su derecha en la mesa de iniciación que se montó en Casa Rosada. Después, según le dijo a elDiarioAR, no tuvo más noticias del Consejo contra el Hambre hasta que, en agosto del año pasado, leyó en un diario que sería parte del segundo encuentro, aunque nadie le había avisado de la cita. Entonces, los funcionarios del Gobierno a los que consultó le aseguraron que lo mantendrían al tanto de las pasos a seguir, pero ya no tuvo novedades. “Es un objetivo posible que nos puede reunir a todos. En ese momento, estaba entusiasmado y absolutamente dispuesto a ayudar en todo lo que fuera. Pero después la iniciativa desapareció y quedó muy reducida, por lo que sé, a la Tarjeta Alimentar. Para mí, lo más importante es ir más allá del asistencialismo y buscar cambiar las estructuras que hacen que en un país que se dedica a producir alimentos haya millones de personas que no comen lo suficiente”, dice Caparrós. De próximas reuniones del Consejo, por ahora no se informó.

WC

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