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En una entrevista

Trump se atribuyó el triunfo de Milei y reabrió el debate sobre la injerencia de EE.UU.

Trump y Milei en un encuentro en noviembre en Miami

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En una nueva demostración de su estilo frontal, el presidente estadounidense, Donald Trump, volvió a colocar a la Argentina en el centro de su tablero geopolítico. En una extensa entrevista con Politico, el líder republicano no solo desmintió haber ofrecido un salvataje financiero a Hungría, tal como había afirmado el primer ministro Viktor Orbán, sino que además aprovechó la ocasión para adjudicarse un papel decisivo en las elecciones legislativas argentinas de octubre. “Apoyé a Milei y ganó por una mayoría aplastante”, sostuvo. “Estaba perdiendo, yo lo apoyé y ganó”.

El comentario, lanzado casi al pasar mientras explicaba su visión sobre la política europea y su afinidad con dirigentes nacionalistas, tuvo un efecto inmediato: reavivó las críticas sobre el rol de Washington en los comicios argentinos y volvió a colocar bajo la lupa el paquete de ayuda financiera que el Tesoro de Estados Unidos anunció apenas días antes de la votación.

La entrevista comenzó con la aclaración de Trump sobre el caso húngaro. Orbán había declarado que Estados Unidos se había comprometido a un “escudo financiero” para Budapest, algo que incluiría un swap de divisas o una línea de crédito flexible. Pero el mandatario estadounidense lo negó de forma tajante: “No, no se lo prometí, pero desde luego lo pidió”. Y al ser consultado sobre una eventual ayuda futura, evitó responder directamente y elogió al premier húngaro por sus políticas migratorias, a las que definió como “un muy buen trabajo” porque “no permite a nadie en su país”.

La conversación derivó luego hacia un tema clave: el rol de Estados Unidos en procesos electorales ajenos. Fue entonces cuando Trump mencionó a Milei como ejemplo de un apoyo exitoso. Entre elogios a Orbán y críticas abiertas a la Unión Europea y la OTAN, afirmó que su respaldo al presidente argentino fue determinante. La declaración no pasó inadvertida, sobre todo porque el propio gobierno estadounidense había impulsado semanas antes un paquete financiero extraordinario destinado a estabilizar el mercado argentino.

Ese apoyo, organizado por el secretario del Tesoro Scott Bessent, incluyó compras directas de pesos por parte del gobierno norteamericano y un acuerdo de swap de divisas por US$20.000 millones. En medio del clima electoral, ese anuncio funcionó como un gesto político y económico de fuerte impacto. Aunque también se evaluó un aporte adicional de bancos privados por otros US$20.000 millones, esa parte del plan quedó frenada.

Scott Bessent y Luis Caputo.

La intervención generó controversia en Estados Unidos. Sectores del Partido Demócrata, con la senadora Elizabeth Warren al frente, reclamaron explicaciones sobre los costos que la operación implicaba para los contribuyentes. Agricultores y ganaderos protestaron con dureza al considerar que el gobierno destinaba fondos al exterior mientras ellos enfrentaban pérdidas por las políticas arancelarias. Incluso una parte de la propia base trumpista cuestionó que estas medidas contradijeran el espíritu del “America First”.

Aun así, Trump defendió la operación argumentando que “generó mucho dinero para Estados Unidos”, mientras que Bessent aseguró que la intervención había reportado beneficios concretos. Y se adjudicó sin matices el rédito político del resultado electoral argentino: La Libertad Avanza obtuvo una victoria amplia que permitió al oficialismo avanzar con sus reformas.

En paralelo, la entrevista dejó otros titulares. Trump volvió a cargar contra Europa, a la que calificó de región “en decadencia”, y criticó duramente la gestión migratoria del continente. También atacó el funcionamiento de la OTAN, recordó que durante su presidencia exigió aportes mayores y lanzó una frase provocadora: “La OTAN me llama papi”. No descartó, además, la posibilidad de una operación militar en Venezuela, al sostener que Nicolás Maduro “tiene los días contados”.

Respecto del conflicto entre Rusia y Ucrania, el mandatario reiteró que Moscú conserva “una posición más fuerte de negociación” y aseguró que la guerra podría haber escalado hacia una tercera confrontación mundial si él no hubiese estado al frente de la Casa Blanca. “Europa habla mucho, pero no produce”, sentenció.

CRM

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