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La producción industrial creció 1,1% durante mayo, pero muestra signos de estancamiento

La producción industrial argentina.

Ivo Cortazzo

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Durante mayo, el índice de producción manufacturero (IPI manufacturero) presentó una suba del 1,1% interanual -respecto del mismo mes del año pasado-. En el acumulado enero-mayo 2023 el índice refleja un incremento del 2,2% respecto al mismo período del año anterior. Sin embargo, hay señales de que el crecimiento comienza a desacelerarse ya que en la comparación intermensual -es decir mayo contra abril-, la producción manufacturera sufrió un retroceso de 1,5%. Si esta tendencia continúa, puede que la producción industrial entre en una etapa de estancamiento.

Pese a que las inclemencias climáticas y la creciente asfixia relacionada con el frente externo -falta de dólares- han impactado de manera significativa en el nivel de actividad -reflejado en el último informe del Estimador Mensual de Actividad (EMAE)-, la industria manufacturera parece no verse afectada de sobremanera. En este sentido, el sector -que si bien se encuentra en un período de desaceleración-, sigue mostrando números positivos.

Según el índice adelantado que elabora el Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), en los primeros cinco meses del año, la actividad industrial registró el mejor nivel promedio desde 2016.

Datos oficiales indican que el empleo registrado en la industria manufacturera lleva un período de 34 meses de crecimiento intermensual ininterrumpido. Según el último dato, publicado en marzo por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, el nivel de empleo privado de empresas del sector ascendió a más de 1.190.480 personas, lo cual representa un incremento del 4% contra marzo del 2022.

Si bien la generalidad muestra un comportamiento positivo, la composición del IPI está segmentada en varias divisiones -dieciséis-, con lo cual, es necesario analizar y comprender como está construido este número.

Los rubros que han tenido una variación positiva en comparación al mismo mes del año pasado han sido “Textiles, prendas de vestir, cuero y calzado”, “Refinación del petróleo, químicos, productos de caucho y plástico”, “Minerales no metálicos y metálicas básicas”, “Automotores y otros equipos de transporte” y “Muebles y otras industrias manufactureras”. En el caso de textiles, la variación fue de 5,4%, mientras que refinación del petróleo ha incrementado su producción en un 2,6%. Minerales no metálicos y metálicas básicas ha hecho lo propio en un 2,7%, automotores ha aumentado su volumen producido en un 4,9% y muebles lo ha hecho en un 10,7%.

Por otro lado, se encuentran los sectores que han sufrido una caída en su producción. Quien lidera la baja es “Madera, papel, edición e impresión”, mostrando una disminución interanual del 4,8%, seguido por “Otros equipos, aparatos e instrumentos” que cayó un 4% y por “Productos de metal, maquinaria y equipo” que ha disminuido su producción en un 2,1%.

El sector “alimentos y bebidas” que había sufrido una fuerte caída durante el mes anterior, en mayo ha mostrado una evolución estable, incrementándose tan solo un 0,1% frente al mismo mes del año anterior. Este rubro tiene una incidencia muy fuerte la composición del índice. Esto significa que las variaciones -incremento o disminución- que pueda sufrir la producción de alimentos y bebidas generan un fuerte impacto en el conjunto de la producción industrial manufacturera.

Si bien durante este mes, alimentos y bebidas, se ha mantenido estable, la molienda de oleaginosas y la producción del vino han profundizado la tendencia negativa que vienen experimentando desde principios de 2023. En este punto se puede ver, claramente, el impacto de la sequía ya que este dato viene a reforzar la caída que ha sufrido el sector agricultura, ganadería, caza y silvicultura durante el mes de abril -36,8%- reflejada en el EMAE. A su vez, estos dos sub rubros -sumados a galletitas, productos de panadería y pastas- son los que más incidencia tienen en el sector.

Un sector muy dinámico en lo que respecta a empleo y producción industrial es el automotriz. Según el último informe -junio- de la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA), “la producción nacional de vehículos alcanzó las 53.522 unidades, 10,6% por sobre el volumen de junio 2022 y un 0,5% más que mayo anterior”. Si bien las exportaciones vienen cayendo significativamente, producto de los altos costos de transporte internacional y la profunda inestabilidad macroeconómica local, aún el saldo comparativo -frente a los primeros cinco meses del año anterior- es positivo. A su vez, la producción presenta un incremento importante en el interanual acumulado.

Pablo Neira, economista y cofundador de Misión Productiva aseguró que “Los indicadores industriales reflejan dos rasgos muy distintivos de la economía argentina: por un lado, la relevancia del sector agropecuario para parte de la demanda industrial; y por el otro, la desconexión entre la oferta agropecuaria y los ingresos y demanda de los hogares.” A su vez, agregó que “pasada ya la cosecha gruesa, la industria empieza a sentir el impacto de la peor sequía en décadas. Con la caída del producto agrícola, se registra capacidad ociosa en la industria de procesamiento y también en la producción de insumos, como corchos o envases. De igual manera, los menores ingresos del agro impactaron en la producción de maquinaria agrícola.”

“Por otro lado, se observan otros segmentos industriales que permanecen muy pujantes, desconectados de la realidad del agro. Estos son traccionados tanto por un consumo privado que no se retrajo y que impacta en bienes durables (como protección ante la falta de oportunidades de ahorro) y también por el empuje de Vaca Muerta (que demanda productos siderúrgicos)”, concluyó.

 ¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la industria manufacturera en la Argentina y como puede contribuir al desarrollo del país?

Si bien la actividad económica en general atraviesa momentos de desafío, la industria ha logrado un crecimiento durante los primeros cinco meses del año, demostrando su capacidad para generar empleo y actuar como un catalizador esencial para sostener la economía del país. Sin embargo, el estrangulamiento externo en términos de falta de divisas para importar piezas claves en el aparato productivo representan un fuerte desafío en el futuro cercano para sostener los niveles de producción.

En este sentido, es necesario remarcar que gran parte de los problemas económicos que atraviesa el país están estrechamente ligados al no haber desarrollado una industria competitiva, tecnológica y pujante.

El desarrollo de la industria juega un rol fundamental en el crecimiento económico de un país. La industria impulsa la producción, la productividad y la innovación, generando valor agregado y aumentando la competitividad de la economía. Además, la industria tiene efectos multiplicadores en otros sectores, ya que demanda insumos y servicios provenientes de diferentes sectores económicos, lo que contribuye al desarrollo de cadenas de valor y a la creación de empleo. En este sentido, el crecimiento y fortalecimiento de la industria no solo impulsa la actividad económica, sino que también genera oportunidades de empleo y mejora la calidad de vida de la población.

Tener un país desarrollado industrialmente con una fuerte -e inteligente- inserción comercial en el mundo permitiría exportar bienes de alto valor agregado, aliviando la presión sobre las cuentas externas y sobre el dólar. Tener una cuenta corriente equilibrada generaría un fuerte poder de fuego para controlar el valor de la moneda nacional y evitar incurrir en procesos devaluatorios que terminen incrementando la inflación y erosionando el poder adquisitivo de la sociedad.

IC

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