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Alberto Fernández se reunió con Lula: “Decidimos poner en marcha la renovación del vínculo”

El presidente Alberto Fernández en su primera reunión bilateral con su par brasileño Lula da Silva en Brasilia, un día después de su asunción.
2 de enero de 2023 17:05 h

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“Tuvimos una reunión extraordinaria, donde le expresé al presidente Lula mi alegría por su asunción. Ambos decidimos poner en marcha la renovación del vínculo, especialmente después de 4 años de momentos muy difíciles”, dijo el presidente Alberto Fernández luego del encuentro bilateral con su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en una suerte de brevísima reseña de los duros tiempo pasados con el gobierno de Jair Bolsonaro.

Entre el nuevo gobierno de Brasil y la gestión argentina hay convergencias claras de cara al escenario continental. Existen coincidencias esenciales en cuanto al papel que tendrán las alianzas regionales en un mundo enteramente nuevo. En ese contexto, todo parece indicar que el período iniciado ayer, con la consagración de Lula como presidente, permitirá reponer la relevancia del enlace entre ambas naciones. Así lo expresó Fernández en la conferencia de prensa que ofreció a la salida del encuentro entre los dos jefes de Estado.

Eso explica la frase de hoy de Fernández: “Concordamos en dar al vínculo entre Argentina y Brasil la trascendencia que realmente merece”. En consonancia, el presidente argentino puso de inmediato sobre el tapete que el primer viaje al exterior de Lula como presidente será el 23 de enero a Buenos Aires. El argentino enfatizó que piensa recibir a su colega con “los brazos abiertos”, para ir juntos el día 24 a la inauguración de la conferencia presidencial de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Lula no está dispuesto a perderse la oportunidad que le da esa cumbre latinoamericana para mostrar un Brasil diferente, aquel que pretende reforzar ante sus pares el “papel vital” que juega la integración regional. Una integración que, desde luego, no solo apunta a fortalecer el comercio, sino que posee un claro contenido político: robustece al propio Brasil en las negociaciones que se dispone a realizar con el mundo, especialmente con las grandes potencias.

Para Fernández, ese elemento le otorga a la relación entre ambas naciones el carácter de “indisoluble” y, “por lo tanto, ningún momento político puede separarlas”. El jefe de la Casa Rosada comentó, a continuación, que tanto Lula como él “estamos convencidos de que el mundo ha cambiado y las regiones tienen un nuevo rol a cumplir. Brasil es un país demasiado importante como para no estar con su presencia en estos foros. Le transmití al presidente nuestra situación y escuchó muy atentamente; él tiene una visión muy realista del escenario mundial de hoy”. Señaló además en la conferencia de prensa, ofrecida en uno de los salones del Palacio Itamaraty: “Obviamente que comparto la visión de América Latina, y ambos coincidimos en el papel de la CELAC en la integración regional, pero que hoy sin embargo no posee la suficiente institucionalización”.

A Lula no le espera un futuro rosado en la relación con los sectores del poder domésticos. Hoy anunció algunas medidas que electrizaron a los mercados. La principal, en ese sentido, fue suspender la privatización de seis grandes empresas estatales, entre ellas nada menos que Petrobras. También “disgustó” a los sectores financieros el que Lula haya mencionado en su discurso la necesidad de poner fin a una ley, la del techo fiscal, que obliga a los gobiernos a mantener el mismo presupuesto a lo largo de los años, ajustado apenas por la inflación, nada menos que hasta 2030.

El arribo de Lula al poder replantea la escena nacional dejada por su antecesor, inclusive en la visión del universo geopolítico actual. Bolsonaro representó una suerte de enclaustramiento de la diplomacia de su país, al adherir sin ninguna sutileza a la corriente internacional de ultra derecha, representada por el ex titular de la Casa Blanca, Donald Trump. En consonancia con ese lineamiento, el ahora ex ministro de Economía Paulo Guedes despreció los tratados regionales, incluido el Mercosur. Para el ahora ex funcionario, Brasil debía integrarse a las cadenas de valor globales y, en función de ese proyecto, reorientar el comercio externo del país hacia una gran apertura mediante una rápida desgravación que, de hecho, quebraría el Mercosur. La pandemia de Covid-19 y la revuelta que implicó en la economía mundial, enterraron los proyectos de Guedes y Bolsonaro. La situación local y regional de los países latinoamericanos obliga a marchar en una dirección distinta.

EG

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