Biasi, la diputada “zurda” que asegura que “la izquierda creció con la llegada de Milei”

La diputada nacional, Vanina Biasi, había llegado temprano a Comodoro Py. El imponente edificio de la justicia federal porteña no era algo ajeno para ella. Vanina había ido varias veces como manifestante y en apoyo a distintas causas que se tramitaban allí. Desde el juicio por el asesinato en 2010 de su compañero del Partido Obrero (PO), Mariano Ferreyra, hasta las decenas de detenidos durante las protestas por la Ley Bases en el Congreso, el inmueble ubicado en el bajo porteño era un punto de encuentro habitual entre los militantes de izquierda. Pero esa mañana del 15 de octubre del 2024, por primera vez, Vanina no iba por la causa de otro compañero.
“Las opiniones sobre mis opiniones deben tramitarse en un debate en una facultad y no en un juzgado federal”, le dijo Vanina al juez federal, Daniel Rafecas y al fiscal, Eduardo Taiano, ni bien entró y se sentó frente a ellos.

Rafecas y Taiano la esperaban para comenzar su indagatoria, tras haber sido denunciada por el delito de “discriminación”. La diputada del PO, en su cuenta de X, había criticado el accionar bélico de Israel en la Franja de Gaza, denunciando un “genocidio” y llamando “nazi” a las autoridades del gobierno israelí. La misma crítica en la red social había sido señalada por distintas organizaciones y personalidades destacadas de los derechos humanos, pero la denuncia ─impulsada, a su vez, por la DAIA─ recayó solo en la principal candidata del Frente de Izquierda Unidad (FITU) para las próximas elecciones legislativas de la Ciudad de Buenos Aires.
Esa mañana en Comodoro Py, ni Rafecas, ni Taiana hicieron comentarios sobre la causa. Ambos, desde ese momento, tenían diez días hábiles para dar una sentencia, pero tardaron cuatro meses. Para Rafecas, los comentarios de Vanina “no superan el análisis que permitiría considerarlos en el ámbito del legítimo ejercicio del derecho de la libertad de expresión”. El 7 de abril, en medio de la campaña porteña, Vanina fue procesada por el juez federal. El 29 de ese mes, junto a su abogada, apelaron el fallo, pero –esta vez– no pudo asistir a Comodoro Py. Una neumonía bilateral la dejó en un reposo estricto, a una semana de las elecciones del 18 de mayo. El territorio, para la diputada, siempre fue crucial en su historia de militancia. “Sin territorio, no hay política directamente”, le dice Vanina a elDiarioAR a través de mensajes escritos de WhatsApp. “Necesito salir ya”, bromea luego.
De Pinar de Rocha al Congreso
El sonido de la cumbia la aturde. La pista del boliche Pinar de Rocha, en Ramos Mejía, está repleta. Es un sábado del 2001, plena crisis económica, y Vanina, de 27 años, atiende la barra del lugar. En la semana trabaja como personal no docente de la Universidad de Buenos Aires, vive en la zona sur de Capital Federal, tiene un hijo y pareja, pero la plata en casa no alcanza. Nunca fue de salir a bailar, de chica prefería los libros a los boliches, pero la crisis ese año empuja a nuevas experiencias. Y Vanina, a esa edad, ya las tiene.
Hay respuestas que solo se ven en la acción. Emociona ver a Vanina y sus compañeros del FITU. No vienen muchos diputados a marchar con los viejos. Esa es la verdad
En los ’90, cuando empezó su militancia en la facultad de Filosofía y Letras, vendió paquetes bancarios para el extinto Banco de Crédito Argentino. “Odiaba las ventas y más de paquetes bancarios. Era un fracaso”, se sincera la diputada. Luego, a partir del 2000, trabajó en el Museo del Rock del barrio de San Telmo, un histórico boliche rockero de la Ciudad. Una noche en la que sonaba Charly García al palo, conoció a Fabiana Puebla, una joven que iba a bailar seguido al Museo. Por esos años, ni Vanina, ni Fabiana, sabían que lo que verdaderamente las iba a unir sería una tragedia. “Nos volvimos a reencontrar después del 30 de diciembre del 2004, cuando se prendió fuego Cromañón”, cuenta Fabiana, de 47 años y sobreviviente del incendio de Once que se cobró la vida de 194 jóvenes.
“Ella acompañó a muchos familiares y sobrevivientes desde el primer momento”, señala Fabiana. “No conozco a muchas militantes como Vani. Hace 20 años que banca cada lucha que emprendemos. Marchas, convocatorias. Siempre poniendo el cuerpo”, agrega la sobreviviente.
Vanina recuerda esas experiencias laborales en boliches como “gratas”. “Con varios compañeros del Museo militamos después en la causa Cromañón, era un lugar de ritual por entonces y ese hecho nos marcó”, cuenta la candidata a legisladora de 51 años. Esa causa, por supuesto, no sería la única que abrazaría.

Entre debates y gases
Es un miércoles, las dos de la tarde y en la escuela porteña Carlos Pellegrini de la calle Marcelo T. de Alvear 1058, los alumnos se agolpan sentados en una chanchita techada. El centro de estudiantes del colegio organizó un debate entre algunos legisladores de las principales listas. Vanina tendría que estar acá, pero en su reemplazo asiste Celeste Fierro, tercera en la lista del FITU para estas elecciones. Celeste es una cordobesa que no pierde su tonada. Nació en Unquillo, pero se crio en la ciudad de Villa Allende, ubicada a 19 kilómetros de la capital provincial. Acompañó a Vanina en 2023, durante la candidatura de Biasi como Jefa de Gobierno, elección en donde el Frente de Izquierda obtuvo la mayor cantidad de votos para ese puesto desde la creación del partido. En esos comicios, la actual diputada del PO obtuvo un porcentaje del 4,3% del padrón, sumando 10.000 votos más que en las PASO.
“Ella pone mucho el cuerpo afuera del recinto y esas candidatas a nosotras nos representan mucho”, destaca Fierro. Al debate en el Pellegrini invitaron a los principales partidos porteños, pero solo uno se negó a asistir: La Libertad Avanza que lleva a Manuel Adorni, el vocero presidencial. Según los estudiantes, los libertarios rechazaron la invitación. “Para enfrentar a la ultraderecha, hay que ser radical en las propuestas”, retoma Celeste. “Por eso el voto útil el 18 es la izquierda. El peronismo como alternativa opositora fracasó. Todos los líderes de sindicatos de la ciudad son peronistas y no hicieron nada para defender a los laburantes”, apunta la también candidata por el FITU.

Los estudiantes del secundario se sientan en el piso, mientras aguardan el inicio del debate. No es el primero que Vanina se pierde. El 29 de abril, en el Canal de la Ciudad, los candidatos que lideran las principales listas discutieron sus propuestas cara a cara. En su reemplazo fue Lucas Bonfante, 26 años, estudiante de historia y segundo en la lista. Hay varios jóvenes que integran la boleta del FITU. Tatiana Fernández tiene de 21 años y es candidata a legisladora. Conoció a Vanina a los 13 años, cuando ella era estudiante del Colegio Nacional Buenos Aires y la diputada trabajadora no docente de la UBA. “Siempre que había movilizaciones para defender a los docentes o defender el presupuesto universitario, ella estaba presente. Sobre todo en las luchas que llevamos adelante las mujeres y las diversidades por el aborto legal”, cuenta Fernández. Hay una imagen que la militante no olvida. En 2020, tras la sanción de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, Vanina la buscó en las inmediaciones del Congreso y la abrazó junto a sus compañeras.
Creo que la llegada de Milei hizo que más jóvenes se sumen a la izquierda
“Creo que la llegada de Milei hizo que más jóvenes se sumen a la izquierda”, explica Biasi. “La frustración por el avance de la derecha y la colaboración de peronistas y radicales con el poder de turno, hizo que la izquierda tenga una oportunidad muy importante para impulsar sus propuestas de ahora en adelante”, agrega la referenta del PO. La llegada de más militantes al partido tiene un correlato en las actuales elecciones de medio término. En Salta, la izquierda está cerca de volver a incorporar legisladores. En Jujuy, según las últimas encuestas, están terceros. En Capital Federal, de las 16 listas, el FISU se posiciona entre los seis primeros partidos. “Es un momento de transición”, asegura Biasi.
Ahora son las tres de la tarde y el debate en el Pellegrini terminó, pero no la agenda del miércoles de Vanina. En una hora, si estuviera por la zona, asistiría a la marcha de los jubilados en el Congreso. La diputada acompaña su reclamo desde que el Gobierno recortó los medicamentos del PAMI. Tan es así que en su pierna aún tiene la marca de los seis balazos de goma que recibió del 31 de enero del 2024, luego de que la policía motorizada reprimiera en el inicio deL debate por la ley ómnibus. Los gases también los conoce bien. Uno de los tantos miércoles, un policía la gaseó con tanta precisión que le generó conjuntivitis química. Desde entonces su vista quedó afectada. “En la vida me comí muchos gases ojo, pero estos están seleccionados por un sommelier de gases nazi”, denuncia Vanina.
Liliana Cereda, jubilada de 71 años y militante de una asamblea barrial, es testigo del apoyo de Biasi en la marcha de los miércoles. “hay respuestas que solo se ven en la acción”, dice Liliana. “Emociona ver a Vanina y sus compañeros del FITU. No vienen muchos diputados a marchar con los viejos. Esa es la verdad”, confiesa la jubilada.
La marcha, como es usual, terminó nuevamente en represión, y Lucas Bonfante recibió atención médica tras ser gaseado.
La persecución judicial
Es viernes y en la esquina de Acoyte y Rivadavia, en el barrio de Caballito, hay un cartel del FITU con la cara de Vanina intervenida. Le dibujaron unos bigotitos y escribieron la palabra “nazi” abajo. Para Vanina, su reciente procesamiento no es casual. “Creo que esa persecución muestra a un poder judicial corrompido”, retoma la diputada.

“La DAIA tuvo a Carlos Stornelli como su instrumento para abrir la causa y luego a Taiano, que le pone más énfasis en investigarme a mí que al caso Libra, donde es el fiscal a cargo”, remarca la candidata porteña. Y agrega: “El poder judicial quiere silenciar la denuncia contra un genocidio y hacerlo particularmente contra una diputada y encima ejecutando el fallo para incidir en una elección. Muy ”sutil“ todo”, ironiza la diputada.
Vanina, dice, está decidida en convertir la provocación judicial en una oportunidad para denunciar el “exterminio” del pueblo palestino. Lo primero que haga cuando se recupere de su pulmonía, cuenta, es volver al territorio. “A todos los territorios”, dice.
FLD/MG
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