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“Luana, van a venir por el sistema previsional”. La frase es de Cristina Fernández de Kirchner. Fue dicha en 2015, poco después de la segunda vuelta de elecciones en las que la actual vicepresidenta dejaría la función pública por dos años. Mauricio Macri asumiría en su lugar. El mapa político argentino mutaba: fue el inicio de otra batalla cultural.

La destinataria de aquella frase, corta y contundente, era Luana Volnovich. En aquel momento, Volnovich había ganado una banca como diputada nacional por la Provincia de Buenos Aires. También fue designada en la Comisión de Previsión y Seguridad Social, y en la Bicameral de Control de los Fondos de la Seguridad Social. Así que para ella, más que un aviso, fue un mandato: “Ve todo, siempre. Cristina ve más adelante”, dice Volnovich a elDiarioAR. 

En su oficina del Pami, cuelga de la pared una fotografía de Cristina junto a Néstor Kirchner. Sobre el escritorio hay una foto suya abrazando a Cristina y un lapicero de cartón que reproduce a Cristina. También hay una miniatura de un cartel de vía pública con la leyenda: “Feliz cumple Cristina”. Sigue, Luana: “Y ahí dije... Bueno, ok, si me lo dijo a mí, tengo que ser yo la que defienda esa caja”.  

Anochece este último martes de marzo. Pasaron cinco años desde aquel comentario que cargaba una advertencia, un aviso, acaso una orden: la gestión macrista --que pretendió una reforma previsional--, nuevas elecciones, cambio de signo político y lo inesperado, una pandemia. Luana Volnovich nunca olvidó que ya le habían indicado el destino.

¿A quién se le ocurrió que podías ocupar el cargo de directora ejecutiva de Pami?

Habría que preguntarle a Máximo (Kirchner), a Cristina. O a Alberto (Fernández).

Si traslado la pregunta dirían que no podés responder por tu cuenta.

Es que fue idea de ellos. No sé cuál de los tres. 

Luana Volnovich tiene 41 años y es, desde 2019, la directora ejecutiva del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, por tradición conocido como Pami. Creado en 1971, es un organismo históricamente intervenido por mal manejo de fondos. Es la obra social más grande del país: la salud de 5 millones de jubilados y jubiladas dependen de él. Cuenta con 650 agencias y 14 mil empleados. Por la Dirección pasaron 25 personas. Pocas fueron mujeres: Volnovich es la cuarta. 

Con el aval del Presidente, ella logró que los remedios incluidos en el Vademecum sean gratis para los afiliados. Para esto, el Estado lleva invertidos $93 millones. Para un jubilado, representa, en promedio, un ahorro de $3.700. Un dato: “la mínima” es de $20.571; la pensión, $16.457. Norma Plá is not dead.    

Como militante llevaba la política al territorio. Cuando Cristina anunció la AUH (N. de la R.: en 2010), por ejemplo, había que ir a los barrios a inscribir a las mamás porque no salía en los diarios. Operativo, cuadrículas, casa por casa, explicando qué era, pidiendo el DNI para anotarlas. Éramos auxiliares del Estado, pura acción. Pero recién tomé conciencia de lo que pasaba con el sistema previsional cuando asumí como diputada”, dice Volnovich. Apenas Cristina le hizo aquella observación, Luana se puso a estudiar. 

¿Cómo fue el pasaje de la experiencia a la teoría?

Mientras era diputada le di una cosa más metódica, de estudiar con otra profundidad el tema. La parte normativa es difícil porque es difícil a propósito. Así que mientras absorbía toda la teoría que podía, agarraba el auto y manejaba 70 kilómetros hasta algún centro de jubilados. Llegaba y había cinco. No importa: ahí les explicaba, les hablaba de la reforma previsional, les preguntaba quién se había anotado en la moratoria. El contacto en primera persona es fundamental porque cuando hacés sencillo algo difícil de explicar el otro está muy agradecido.

¿Tenés margen ahora para agarrar el auto y visitar adultos mayores?

Sí. De hecho esta mañana visité a dos que presiden cada uno un centro de jubilados. Les pregunté si sus socios tenían computadora. Me dijeron que no. Brandsen, eh. Acá nomás. Si salís un poco de los bordes de los grandes centros urbanos la brecha es enorme.

El coronavirus visibilizó a la población más envejecida. De repente nos dimos cuenta “de que existen”. El virus puso en evidencia varias cosas. El tiempo de vejez hoy es el más largo de la vida.  Y la vejez ya no es pensada como antes, como “mirar el pasado con melancolía y esperar la muerte”. Hoy una persona de 80 años también tiene planes, sueños, deseos, pero está fuera del tiempo productivo. Si lo mirás desde la racionalidad económica, una obra social de adultos mayores que viven tanto tiempo no rinde. De ahí la discusión, que no sólo se da en la Argentina, de correr la edad jubilatoria. ¿Habría que pensar en un modelo de “trabajador pasivo”, que produzca de maneras no tradicionales? No lo sé, pero sí hay que pensar un mundo nuevo que los incluya, que no sea “viejista”.

La vejez ya no es pensada como antes, como “mirar el pasado con melancolía y esperar la muerte”. Hoy una persona de 80 años también tiene planes, sueños, deseos.

Luana Volnovich Director de Pami.

¿Y cómo sería?

Deberíamos poder lograr una ecuación entre tutela y empoderamiento. Somos una sociedad que discrimina a los viejos. Despreciar un lugar al que sabemos que todos vamos, es raro, ¿no?. Después hay modos, que quizás están bien o son políticamente correctos, pero no representan del todo a los jubilados: “Ay, a los abuelitos hay que cuidarlos”. Primero: no todos tienen nietos. Segundo: reducir a los adultos mayores a la salud es un error. No todas las vejeces son iguales y no en todos los casos corresponde una política asistencialista. Pensar en créditos para la vivienda a medida de su vida, por ejemplo. Porque hay, porque existen, adultos mayores que se separaron o que decidieron vivir con amigos. Cuando llegamos acá (N. de la R.: al Pami) para tener un subsidio de vivienda, tenías que tener un cónyuge: ¡medieval!

“Una bandera igual a la mía”

Volnovich se sumó a las filas de La Cámpora mientras cursaba la carrera de Ciencia Política en la UBA. En la organización conoció a Iván Heyn y se pusieron de novios. Juntos, y de a poco, se acercaron a la gestión pública. Ella trabajó en el sector privado, en la Dirección de Niñez porteña y en el Ministerio de la Defensa de la Ciudad, y llegó al Ministerio de Educación de la Nación para manejar planes educativos durante el gobierno de Cristina.

Heyn, economista, fue subsecretario de Comercio Exterior. Tenía oficina propia en la Corporación Puerto Madero y buena llegada a los empresarios. Su voz, además, era influyente en La Cámpora, el brazo joven (y la fuerza de choque) del kirchnerismo. Heyn murió en 2011 durante una cumbre del Mercosur, en Montevideo. Lo encontraron asfixiado en su habitación. Hubo versiones, pero la oficial indica que fue un accidente. Cristina consoló a Luana en Olivos. Y Luana siguió su camino, nunca lejos de la juventud kirchnerista.

¿Qué te entusiasmó de dirigir un organismo históricamente ligado a la corrupción?

Este siempre fue un lugar oscuro y cooptado por las corporaciones de la salud. Poco visibilizado, también. Pami necesita un fuerte control del Estado. Y de una visión del Estado: uno que no está para reproducir las tasas altísimas de ganancias que tienen nuestros prestadores, sino para defender a nuestros afiliados que cobran 20 lucas para vivir. Pero acá no estoy sola. 

¿Quién te acompaña?

Soy parte de un proyecto político, de una generación y una organización política. Cuando me siento en una mesa a hablar con cualquiera tengo detrás mío miles compañeros y compañeras que hacen que yo pueda trabajar. La Cámpora es mis ojos en todo el territorio. Contar con la organización en un organismo donde tenés que dar batallas todos los días con algunos sectores corporativizados es un privilegio. 

¿Seguro que sin La Cámpora no podrías?

Aunque seas un genio acá, si no tenés organización política no podés hacer nada. Yo, de taquito, porque en todos los lugares tengo un compañero que pinta una bandera igual a la mía. Y no es esa cosa de que La Cámpora copa… Pero, sí, son mis ojos en todo el país.

Y Luana dice “mis ojos” y… No. No: no vamos a caer en ese lugar, tan común.

VDM

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