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Anticipa tensión con la vice

Bullrich deja la mano dura en Seguridad y buscará “reordenarle” el Senado a Villarruel

Patricia Bullrich y Diego Santilli, este domingo en el búnker de La Libertad Avanza.

Mauricio Caminos

26 de octubre de 2025 23:23 h

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La foto la muestra en el centro de la escena, con un cartel en la mano y colegas a su alrededor. “IPC Congreso de mayo: 1,5%”, reza la placa que sostiene entre sus manos. Es el 14 de junio de 2011. El kirchnerismo está en el poder y, desde una sala en la Cámara de Diputados, Patricia Bullrich busca ganar centralidad mediática y política. “Lo que para Moreno vale un peso, para cualquier argentino vale dos”, denuncia al micrófono la entonces legisladora de la Coalición Cívica que lideraba Elisa Carrió. La frase será usada por Clarín al día siguiente para abrir su crónica periodística. “Desde ayer, la otra inflación se difunde en el Congreso”, titulará La Nación en su tapa.

El IPC Congreso —creado para sortear la amenaza del entonces secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno contra las consultoras privadas que medían más inflación que el Indec— fue una iniciativa de Bullrich como miembro del Palacio Legislativo. Mantuvo esa estadística paralela hasta el 10 de diciembre de 2015, cuando dejó su banca para asumir como ministra de Seguridad de Mauricio Macri. Desde entonces no volvió a transitar los pasillos parlamentarios. Hasta ahora: regresará reconvertida en senadora nacional por La Libertad Avanza. Este domingo cosechó 50 puntos en CABA.

Bullrich en 2011, en el centro de escena, cuando presentó por primera vez el IPC-Congreso contra el kirchnerismo.

Bullrich debutará como legisladora en la Cámara alta —el cuerpo que representa a las provincias y a la Ciudad de Buenos Aires— y, por primera vez, le tocará defender la marca del oficialismo. Con ese rol asumirá la misión de “reordenar” el debate legislativo en favor del Gobierno, un objetivo que ya anticipa tensiones con Victoria Villarruel y con el peronismo opositor.

“Patricia siempre fue combativa y creativa, pero siempre condujo políticamente desde la oposición”, señala un diputado del PRO que la conoce desde hace más de diez años. Se anticipa que podría convertirse en la jefa del bloque violeta de LLA para gestionar el avance de las leyes de “segunda generación” que impulsa la Casa Rosada: las reformas impositiva y laboral. Tendrá entonces el desafío de desplazar al jujeño Ezequiel Atauche, quien acumula más derrotas que victorias en el Senado al frente de un bloque de apenas seis senadores, que ahora se duplicará a veinte.

Según pudo saber este medio, está descartado que Bullrich quede como presidenta provisional de la Cámara alta, un cargo que la ubicaría tercera en la línea sucesoria pero que limita el manejo del debate político. Hoy ese puesto lo ocupa el senador puntano Bartolomé Abdala.

Villaruel y Bullrich, en la campaña 2023 tras el pacto para acompañar a Milei hacia el balotaje.

“Vuelve al Congreso para acomodar el despiole que hay. Hoy nadie trabaja”, consideró una voz que habla con la funcionaria a diario. “No sé si va a ser la jefa, pero tiene gran capacidad de conducción incluso en la informalidad. No necesariamente necesita un título formal, porque te lleva puesta a fuerza de trabajo. Tiene tanto carácter y labura tanto que es difícil ganarle a una persona así”, amplió una de las fuentes consultadas.

La propia Bullrich anticipó su tarea parlamentaria. “Hay que ordenar el Senado, porque ahí se decide qué calidad de jueces tiene la Nación, por ejemplo. Y donde está la batalla más difícil, ahí voy yo”, dijo días atrás en una entrevista con Clarín.

Cuando le preguntaron si ese rol no le correspondía a Villarruel, respondió: “Es la Vicepresidenta, ella no ordena necesariamente las conversaciones. Hay que tomar ese lugar y que ella cumpla con su rol institucional. Nosotros vamos a dar la batalla política”. elDiarioAR consultó en el despacho de la vice sobre la llegada de Bullrich al Senado y la respuesta fue elocuente: “Sin comentarios”. Al fin y al cabo, Villarruel había querido que las carteras de Seguridad y Defensa quedaran bajo su órbita.

En la oposición, mientras tanto, se entusiasman con la posibilidad de debates acalorados en el recinto. La ahora ministra saliente deberá medirse con lenguas filosas del peronismo como José Mayans y Juliana Di Tullio, pero también con las voces que representan a los gobernadores que oscilan entre el diálogo y la rebeldía frente a la Casa Rosada. La senadora Alejandra Vigo (Córdoba), le dedicó en las redes: “Seguiré votando en contra de leyes que perjudiquen a Córdoba y a nuestra gente”.

Con todo, Bullrich buscará que el oficialismo recupere el control parlamentario después de la seguidilla de golpes que le asestó la oposición en los últimos meses: las tres insistencias aprobadas sobre las leyes de emergencia en discapacidad, el hospital Garrahan y el financiamiento universitario. El Gobierno tiene pendiente la tarea de completar la Corte Suprema de Justicia, y en ese escenario podría abrirse un acuerdo subterráneo con el peronismo, obligado por la necesidad de reunir dos tercios de los votos. Milei también intentará consolidar un tercio de los 72 senadores para blindar futuros vetos y bloquear cualquier intento de juicio político.

En el frente interno hay expectativa por su ingreso. Se descuenta incluso la conformación de un interbloque entre LLA y el PRO, en línea con la alianza electoral. “Hay que ordenar y dar volumen político. Ella tiene capacidad para eso”, dijo una voz parlamentaria amarilla. Además de los libertarios, Bullrich deberá fortalecer la alianza con senadores de alto perfil como Luis Juez (Córdoba) y el resto del bloque PRO que preside Alfredo De Ángelis (Entre Ríos).

Además del IPC Congreso, Bullrich impulsó otras iniciativas durante su etapa parlamentaria que le dieron visibilidad. Una de las más trascendentes fue la convocatoria al entonces fiscal Alberto Nisman para que informara en la Cámara de Diputados sobre el supuesto pacto secreto entre Cristina Kirchner y el régimen iraní en la causa AMIA. Bullrich presidía la Comisión de Legislación Penal como integrante del bloque Unión Pro. Pero ese 18 de enero de 2015 Nisman apareció muerto con un disparo en la cabeza. “Recuerdo la conmoción que vivimos cuando lo mataron”, aseguró un dirigente bullrichista, aunque nunca quedó claro si fue un homicidio o un suicidio.

Bullrich con Carrió, cuando compartían banca en Diputados.

Bullrich fue diputada entre 1993 y 1997, y nuevamente entre 2007 y 2015. En el medio fue ministra de Trabajo de Fernando de la Rúa. Vistió las camisetas de la Coalición Cívica de Carrió y del PRO de Macri, mucho tiempo después de haber sido militante peronista en Montoneros. Frustrado su sueño presidencial en 2023, ahora aspira a que la banca en el Senado le sirva de vidriera para competir por la jefatura de Gobierno porteña en 2027. Ya recibió recomendaciones para caminar los barrios dos veces por semana durante los próximos dos años.

Por lo pronto, Bullrich dejaría en Seguridad a su actual segunda, Alejandra Monteoliva, tras una gestión marcada por la mano dura y la represión de las protestas frente al Congreso. Solo en el primer semestre de este año hubo 129 detenidos y 406 heridos por las fuerzas federales, con el caso resonante del fotógrafo Pablo Grillo, aún en recuperación tras recibir el impacto de un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza y con el gendarme Héctor Guerrero procesado por el episodio.

Ayer el padre del joven fue hasta La Rural, donde votó Bullrich, para repudiarla: “En el Senado va a haber una persona con una malicia incomparable”, denunció Fabián Grillo. Un cargo en el Senado le habilita a ahora ministra saliente seis años de fueros.

Oídos sordos a toda polémica, Bullrich ya dio vuelta esa página y se puso el traje de parlamentaria. “Ahora voy al Senado con la función y la tarea de buscar acuerdos para sacar leyes. No estar en una estrategia solamente defensiva, como sucedió este último año”, afirmó.

MC

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