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La interna del radicalismo

Gerardo Morales sueña con ir del Comité Nacional de la UCR a la Rosada

El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, reafirmó que el radicalismo competirá en las PASO con el PRO.

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El gobernador jujeño siguió la ronda de negociaciones parlamentarias con el corazón partido. Si bien Gerardo Morales acompañaba la avanzada de Mario Negri para condicionar al Frente de Todos en la sanción del Presupuesto 2022, a la vez pretendía que el Gobierno tuviera con una hoja de ruta aprobada y convertida en ley. La sanción de un presupuesto le suele convenir a todos los oficialismos, tanto el nacional como los provinciales. 

Un funcionario de Jujuy lo resumía así mientras se extendía la sesión en Diputados. “Nos sirve a todos. Porque si no prorrogan el actual por decreto y después Juan Manzur hace desastres con la reasignación de partidas. Pero es cierto que el proyecto es un dibujo”. A ese doble interés se le sumaba uno extra para Morales, en el anochecer del jueves. Los dos diputados nacionales que responden al gobernador jujeño, Jorge “Colo” Rizzotti y Gustavo “Bacha” Bouhid, no podían correrse de la línea consensuada dentro de Juntos por el Cambio. No tenían margen para mostrarse amigables con Sergio Massa y facilitar, vía la abstención al momento de votar, la aprobación del Presupuesto. 

La tribu radical liderada por Martín Lousteau estaba a la espera de que el moralismo pisara ese palito. El lunes 6 de diciembre pasado, en una reunión cargada de tensión realizada en el Comité nacional de la UCR, el senador porteño le había pasado esa factura. Entre insultos, Morales acusó a Lousteau de jugar para Horacio Rodríguez Larreta. Y el economista lo corrió con el mote de albertista. 

Pese a la resistencia de Lousteau, Morales está a un paso de ser el nuevo presidente de la UCR. El grupo alineado con Lousteau y el nosiglismo amenaza con judicializar la votación. Plantea que hay dos provincias intervenidas (Santiago del Estero y Tucumán), otras dos con mandatos vencidos (Santa Cruz y Formosa) y una judicializada (Buenos Aires).

¿Cómo se elige al presidente de la UCR? Cada provincia tiene cuatro delegados con voz y voto. A esos 96 representantes se le agregan dos delegados por cada una de las tres organizaciones partidarias. ¿Cuáles? La Juventud Radical, la Organización de Trabajadores Radicales y Franja Morada. Así, esos embajadores nacionales de la UCR designarán al sucesor del mendocino Alfredo Cornejo. 

Morales da por descontado su triunfo, con o sin competencia con Lousteau. “Ellos con Capital y algunas provincias que arrastran alcanzan el 30% de los delegados. Nosotros tenemos un piso de 62%, con posibilidad de crecer”, se jactan cerca del gobernador jujeño.

A pocas horas para la votación, pautada para este viernes a las 12 del mediodía, Morales buscará tender un puente hacia los heridos internos. En concretísimo, piensa ofrecer una representación (minoritaria) al nosiglismo dentro de la mesa directiva del partido. “Esperemos que no haya que judicializar. Nadie quiere eso. Apostamos por una integración razonable”, advierte un diputado de la esquina de Lousteau. La suerte parece estar echada en favor de Morales, con concesiones al nosiglismo en el camino.

Rumbo al 2023, el jujeño planea recorrer el país. Pretende que entre febrero y marzo del 2022 se celebren Congresos provinciales de la UCR. Y para junio, un encuentro nacional del partido. Su idea es que surja de abajo hacia arriba una especie de plan de gobierno. Un programa que a su vez sirva para primerear al PRO en la carrera hacia la elección presidencial. Con el objetivo de afinar su discurso nacional, con eje en la economía, en las últimas semanas sumó conversaciones con el economista Hernán Lacunza. 

Un dirigente radical le reconoce el liderazgo, pero al mismo tiempo modera las expectativas del gobernador. “A lo sumo su función es ordenar la política. Intentar que la UCR conduzca Juntos y que construya un candidato competitivo para las paso contra el PRO. Tiene que ordenar la cancha para que no se maten los presidenciables del radicalismo”.

En su muy probable doble condición de gobernador y jefe de la UCR, Morales aspira a nacionalizar su gestión provincial. Pretende ampliar el parque de energía solar, sacar chapa con la obra pública, la fábrica de baterías de litio y la producción de cannabis. 

En Jujuy y por impulso de Morales, ya existe Cannava, la empresa del Estado provincial que cultiva cannabis y elabora el primer producto para uso medicinal fabricado en la Argentina. Para el año próximo, el gobernador proyecta que Jujuy tenga 600 hectáreas cultivadas. Para el 2023, 2.000 hectáreas. “En diez años vamos a reemplazar el tabaco por la producción de cannabis”, asegura.

Un proyecto de ley presentado por la Rosada le podría ampliar el mercado a Morales. Al momento, Cannava sólo cultiva el cannabis para hacer medicamentos. El texto de la iniciativa no restringe la exportación de la flor para ser fumada en países o estados en los que el consumo recreativo es legal.

Morales contiene identidades múltiples. En el jujeño conviven varios estereotipos de la política: el caudillo del norte que domina a piacere el pulso de su provincia, capaz incluso de poner a su ministro de Seguridad como juez de la Corte, con el líder socialdemócrata a la europea que planta cannabis y se entusiasma con una desregulación para exportar la plantita a Nueva York. Tiene diálogo fluido con Alberto Fernández y una suerte de alianza táctica con Sergio Massa, pero a su vez mantiene una prédica intransigente (y algo más) en contra de Milagro Sala. 

Antes de fin de año, Morales espera una nueva noticia en su favor dentro de la pulseada que mantiene con la exjefa de la Tupac Amaru. ¿Cuál? La elevación a juicio de una de las causas que siguen en proceso contra Sala en los tribunales de Jujuy. Se trata de una investigación por la que está imputada por asociación ilícita y lavado de activos.

Aunque fue un sostén explícito del proyecto cambiemita entre 2015 y 2019, ahora quiere jubilar a Mauricio Macri, medirse con Horacio Rodríguez Larreta y sacudir al radicalismo de su letargo.

AF

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