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Balotaje en Brasil

Bolsonaro vuelve a sembrar dudas sobre la validez del proceso electoral

Bolsonaro denunció que hay manipulación en los avisos gratuitos en la campaña para el balotaje del domingo próximo.

Eleonora Gosman

San Pablo —

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Con muy poco tiempo para recuperar espacio electoral, congelado estos días por causa de más de un episodio negativo, el presidente Jair Bolsonaro retomó la línea de cuestionamiento a la legitimidad del proceso electoral. En un encuentro improvisado con la prensa en las puertas del Palacio de la Alvorada, la residencia oficial en Brasilia, adonde llegó anoche procedente de Minas Gerais, el jefe de Estado informó que había presentado una denuncia en la Corte Suprema contra los ministros del Superior Tribunal Electoral, con quienes anoche resolvió reabrir las antiguas disputas.  Trascendió, también, que se aprestaba a reunir a última hora con el ministro de Defensa Paulo Nogueira, y los comandantes de las Fuerzas Armadas. 

La nueva pelea con el ámbito judicial provino de un caso montado por su cuartel general, bajo el liderazgo de su ex secretario Fabio Wajngarten y su ministro de Comunicaciones Fabio Faría. Ambos habían anticipado el martes al anochecer que irían a entablar un proceso contra una maniobra de “fraude electoral” que perjudicaría al presidente brasileño. Esa operación, de la que responsabilizaron al TSE, habría consistido en retirar la propaganda bolsonarista de las emisoras radiales del Norte y del Nordeste del país, dejando en cambio en pie las inserciones publicitarias del oponente Luiz Inácio Lula da Silva. Esto crearía un inaceptable problema de “desigualdad”, ya que supondría privilegiar al presidenciable de la oposición.

El magistrado Alexandre de Moraes, presidente del TSE rechazó anoche esa denuncia por “falta de pruebas”. Peor aún, le adjudicó la misma una “intención de tumultuar” el proceso electoral. A partir de ese momento, el episodio adquirió dimensiones alarmantes. 

Todos los medios pusieron el eje noticioso exclusivamente sobre el asunto. Inclusive, desde la emisora de TV Jovem Pan, algunos comentaristas llegaron a postular la necesidad de suspender inmediatamente el balotaje del domingo próximo. El argumento para justificar semejante medida fue la de preservar la igualdad de condiciones entre ambos adversarios. 

De acuerdo con analistas, hay una intención de la campaña de Bolsonaro de victimizar al propio presidente como forma de contrarrestar el impacto nocivo que generó uno de sus aliados íntimos, el ex diputado Roberto Jefferson. Este político recibió con ráfagas de ametralladoras y granadas de mano a una patrulla de la Policía Federal, que tenía la orden judicial de detenerlo en su residencia de Río de Janeiro. 

Hasta ahora no se sabe qué llevó al ex parlamentario, una figura destacada en los medios políticos, a emprender semejante acción de resistencia. Hay muchas especulaciones; pero según una de ellas se trataría de “una operación fracasada para generar caos”, anticipándose a la derrota en los comicios del domingo; y dar, así, lugar a la intervención de los militares. 

Lo cierto es que el presidente brasileño acaba de informar su decisión de ir “hasta las últimas consecuencias” para investigar el caso de las radios donde su publicidad habría sido supuestamente marginada. En Brasil, esa propaganda es gratis para los partidos y sus candidatos, pues por ley las financia el Estado. 

Según el diputado federal Alexandre Padilha, uno de los más conspicuos miembros de la campaña del Partido de los Trabajadores, estos acontecimientos revelarían que “la extrema derecha brasileña, aliada con la extrema derecha internacional, prepara la mayor operación de desestabilización electoral de la que se tenga registro”.

EG

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