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El camino de Vidal: libro propio, diferenciación con Macri y probable adiós a la provincia de Buenos Aires

Vidal, durante su reciente gira cordobesa junto al diputado radical Mario Negri

Andrés Fidanza

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La publicación del libro se retrasó adrede para no competir con la de su jefe. Su exjefe, en realidad. Mauricio Macri y María Eugenia Vidal ya no hablan demasiado seguido. Con Horacio Rodríguez Larreta, en cambio, la exgobernadora mantiene un trato frecuente. Son prácticamente una unidad. Tras su salida del gobierno bonaerense, la bilateral con Macri entró en fase de hielo. Y esa distancia se reflejará sutilmente en su libro. Mi Camino no se parecerá demasiado a Primer Tiempo, según aseguran quienes lo leyeron. 

El libro de María Eugenia Vidal saldrá a la venta a mediados de abril. Y contrastará en tono y acto de presentación con el de Mauricio Macri, quien apostó por el relanzamiento de su figura en el Centro de Convenciones porteño el jueves 18 de marzo. El del expresidente fue un evento mucho más político que literario. Vidal estuvo sentada en el salón de los invitados, junto al alcalde Horacio Rodríguez Larreta y a la exministra Patricia Bullrich. Desde el escenario, Macri no digitó a su sucesor ni reveló simpatías. Afirmó que en la próxima etapa Juntos por el Cambio necesitará de sus “halcones, palomas, golondrinas, gorriones y hasta gallinas”.

El evento vidalista todavía no cuenta con un lugar ni con un perfil definido. Mariu prefiere que no sea un acto proselitista encubierto, con toda la dirigencia cambiemita obligada a dar el presente en la primera fila. Pero todavía no lo resolvió. O al menos no lo difundió entre su primer anillo de confianza. Con perfil bajísimo, en el último año Vidal se dedicó a “vivir”. Lo hizo junto a su pareja Enrique Sacco. El periodista deportivo se convirtió en una persona influyente sobre el timing y la voluntad de la exestrella macrista. 

Los que leyeron Mi Camino aseguran que incluye más autocríticas que Primer tiempo, donde abunda la autoindulgencia o la admisión de errores que no califican como tales. Centralmente, no haber blanqueado la enorme gravedad de la herencia recibida en diciembre de 2015.

“Los logros de nuestro Gobierno no convencieron. Esos cuatro años no fueron suficientes para garantizar el bienestar que nos estaban pidiendo. No creo que la gente se equivoque cuando vota”, se diferenció Vidal el lunes pasado. Lo dijo en Córdoba capital, durante un almuerzo en la Fundación Mediterránea. “La sociedad ordena, frente a la mezquindad y el egoísmo. Cuando la gente te vota, algún crédito tenés y cuando no, algo que tenías que hacer y no hiciste tenés que corregir”, remarcó. La escuchaban unos 150 empresarios, entre apersonados y conectados por zoom. La charla fue organizada por el think tank cordobés que promocionó el ascenso de Domingo Felipe Cavallo. 

Durante su excursión a la provincia gobernada por Juan Schiaretti, Vidal se reunió con casi toda la dirigencia y aspirantes de Juntos por el Cambio para las bancas de diputados y senadores. La incipiente nacionalización de Vidal funciona como un antídoto larretista para compensar el despliegue que desde principio de año lleva adelante Bullrich, en tours que van desde Formosa hasta el Calafate, pasando por Córdoba y el conurbano. 

Cerca del alcalde porteño están prácticamente resignados a que la exministra de Seguridad de Macri sea candidata a diputada por la capital. Pero tampoco descartan la posibilidad de que las candidaturas se diriman en una PASO. Incluso Vidal podría cruzar la General Paz y postularse en un territorio mucho más amigable a la sensibilidad amarilla. En ese caso, Larreta respaldaría a la exgobernadora. Se trataría de un deja vu de la PASO porteña de abril de 2015, en la que el entonces alcalde Macri tomó partido por uno de sus dos aspirantes a la sucesión. Macri apoyó a Larreta en la competencia con Gabriela Michetti.

Esa hipótesis inquieta especialmente a Bullrich. El jueves pasado, La Piba le volvió a meter presión a Vidal. Durante la presentación de su obra Guerra sin cuartel, opinó que Vidal “es una pieza muy importante y ella tiene que tomar una decisión”. Y advirtió a la pasada: “Pero un partido no espera la decisión de alguien, sino que un partido avanza”.

Si bien Vidal se resiste a dar pistas sobre su futuro político, principalmente porque no lo tiene resuelto, circula un consenso entre la dirigencia del PRO: ella no será candidata a diputada por la Provincia. ¿Cuáles son los argumentos para alcanzar esa conclusión? Ella no pretende reincidir en la gobernación. Además, encabezar la boleta bonaerense de JxC tiene un destino casi prescrito: perder contra el peronismo unificado del Frente de Todos. 

Sin una postulación de Vidal que ordene la lista de los cambiemitas, la coalición opositora se volverá un festival de ambiciones cruzadas. En la práctica, ya lo es. Por ejemplo, el intendente de Vicente López, Jorge Macri, se resiste a que el vicealcalde porteño Diego Santilli sea el primer aspirante a una banca por la Provincia. 

Con Vidal como candidata bonaerense, el ruido de JxC se reduciría sensiblemente. La exgobernadora todavía corporiza una jefatura respetada por el PRO y buena parte de la UCR. Su ex vice radical, Daniel Salvador, empujó a su partido hacia una postura más PRO-friendly en la interna reciente de la UCR. 

“María Eugenia todavía tiene cierto capital político. Y no sólo en la Provincia. Ella mide más en el NOA que en el conurbano. Y lógicamente no quiere perder ese capital político. Pero a la vez no está muy dispuesta a volver a ser candidata bonaerense. Por esa saca el libro: para no licuarse”, interpreta un funcionario larretista.  

¿Qué autocríticas incluye el libro de la exgobernadora? Haber sido demasiado inflexible en la paritaria docente de 2018, tal como le exigían desde La Rosada. En concreto, un mea culpa con pérdidas sociabilizadas entre su administración y el equipo económico de Macri. “Son palos light, pero están”, revela un dirigente vidalista. 

Vidal, que perdió por más de 14 puntos de diferencia con Axel Kicillof en 2019, también exhibe otro matiz respecto al speech mauricista. Al igual que Rodríguez Larreta, predica la antigrieta. Compañeros de ruta desde mediados de los 90 en el Grupo Sophia, ambos mantienen un discurso calcado. “Con la grieta podemos volver a ganar pero no vamos a poder transformar el país”, afirmó Vidal en Córdoba. El alcalde había jurado lo mismo durante la apertura de sesiones legislativas de la Ciudad, al asegurar que “la grieta es un negocio de la política”. 

Macri, por el contrario, es un comandante de la yihad contra el populismo. Primer Tiempo también se podría haber titulado Manifiesto antipopulista. Y su principal seguidora en la guerra santa está lejísimos de ser Mariu, quien pudo haber sido candidata a presidenta en 2019 si se imponía el archivado Plan V. Según recuerda Macri en su libro, Vidal no mostró demasiado interés en reemplazarlo como candidato a presidente. Ahora, la mejor intérprete del rezo laico de Macri es la presidenta del PRO Patricia Bullrich. 

AF

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