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Entrevista

Facundo Manes: “Le pido a Santilli que debata, tenemos que discutir e intercambiar ideas”

Facundo Manes, precandidato a diputado nacional por la UCR-Juntos

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Facundo Manes no se percibe como un político. El precandidato a diputado bonaerense quiere renovar la política, pero a la vez considera que el cambio necesario para la Argentina requiere de la política. En su primera aventura electoral, el neurocientista hace equilibrio para capitalizar el escepticismo social, sin mostrarse como un outsider puro. Le demanda un debate a su adversario de la PASO, el larretista Diego Santilli, pero concentra sus críticas en el Gobierno. Incluso reduce al presidente Alberto Fernández a una mera expresión del kirchnerismo duro. Mientras recorre la Provincia, Manes conversa con elDiarioAR y evita polemizar con el macrismo. El médico radical se aferra a su rezo laico: el de la revolución del conocimiento.

En 1985 usted fue elegido presidente del centro de estudiantes del colegio nacional de Salto. ¿Ve algún paralelo entre su actual candidatura y aquella experiencia?

Al contexto histórico lo siento similar, si bien los desafíos son diferentes. Mi primera incursión en política fue ir a una unidad básica peronista, porque yo tenía sensibilidad social y mi viejo era un médico rural. Pero después vino el huracán Alfonsín. El peronismo avalaba la autoamnistía de los militares. Y ahí apareció una persona que inspiró a millones de argentinos. Nos dijo que no era así, que había que luchar, juzgar los años oscuros y luchar por un nuevo país. Nos enamoró y eso excedió al radicalismo. En el 84 cuando abrieron los centros de estudiantes, yo tenía ese discurso. No hablaba tanto de mejorar las aulas, los pizarrones, el patio, sino de bancar ese clima democrático.

¿Y cómo le fue en la elección estudiantil?

Ganamos con el 80 por ciento de los votos. Me quedé enamorado de los procesos políticos. Pero no respecto a la redacción de una ley, sino sobre el clima de época. Y nunca más lo volví a sentir eso hasta ahora, cuando la Argentina quizás está en la peor crisis de su historia. 

¿Por qué piensa que la Argentina está ante la peor crisis de su historia?

A la Argentina había que reconstruirla desde antes de la pandemia y desde antes de la gestión de Macri. Hay una decadencia general en todas las variables. Mi idea es generar un clima de época para reconstruir al país. Quiero aportar mi granito de arena a esa dinámica. Si no la regeneramos ahora, a partir de la modernidad, los valores democráticos, la cohesión social, entendiendo que el mundo cambió, que se requiere de innovación, de apuesta a la ciencia y la tecnología, sino entendemos eso, vamos a tener todavía más pobreza y más desigualdad. En el 83, millones de argentinos resolvieron que querían vivir en democracia. Si ahora la sociedad no presiona, no lo hace nadie. La sociedad está deprimida y resignada, pero hay que convertir el abandono en esperanza. Lo que construimos no tiene techo ni fecha de vencimiento. Del laberinto se sale por arriba. Tenemos que recrear ese clima de época. 

Pero en el 83 se creía en la potencia de la democracia, había una sociedad más politizada y menos escéptica. ¿Por qué ahora se recrearía esa esperanza?  

Es cierto. La sociedad está mucho peor que en ese momento, más allá del genocidio y la guerra de Malvinas. La sociedad no cree en nada, se siente huérfana, abandonada y frustrada. En el conurbano más vulnerado, si pudieran irse del país lo harían. Y la clase media, ni hablar. El desafío es aún mayor. Pero no podemos resignarnos a que esto sea la Argentina. 

¿Y considera que su postulación puede inspirar ese cambio social?

Los actos son símbolos. Y una persona no puede cambiar todo. Pero yo hice mi símbolo: salí de mi espacio de confort. Voy a seguir siendo médico, escritor, neurocientista, pero el acto de comprometerme en este contexto es un símbolo. Necesitamos que la sociedad civil genere un levantamiento colectivo. La gente está cansada de los políticos, sabe que las prácticas de la política no van más. Muchos me dicen: `Manes, no aflojes, estás generando esperanza por ser alguien de sociedad civil que se anima´. Ese cambio no lo vamos a lograr con las prácticas de siempre. No importa lo que pase conmigo. Ya me resigné a que me voy a morir sin ver la Argentina que soñé. No voy a ver a Suiza. Pero no me resigno a ver una decadencia crónica en ingresos per cápita, pobreza, educación. Tenemos que recuperar la autoestima. Tenemos potencial. Somos un país pobre pero que puede ser potencialmente rico si hacemos una revolución democrática. Si viene una paciente con todos los factores de riesgo, yo le digo que si hace gimnasia, se cuida y toma medicamentos, en un año va a estar mejor. Pero si no lo hace va a estar mal. No podemos renunciar en la Argentina. La otra es irse. Yo trabajé mucho en Estados Unidos e Inglaterra. Era científico, tenía confort, prestigio, pero yo pertenezco acá. 

Necesitamos que la sociedad civil genere un levantamiento colectivo. La gente está cansada de los políticos, sabe que las prácticas de la política no van más.

Pero las propuestas de la anti-política no son necesariamente superiores a las que ofrece la política. Macri ganó a partir de ese discurso. Y en el mundo hay muchos ejemplos fallidos.

Sí, yo creo que es con la política. No soy político, vengo a renovarla. No puedo decir que soy politico en tres semanas. Creo que hay que renovarla porque es la mayor herramienta de transformación de la realidad. Es con la política, pero no con las prácticas de siempre. Se viene la cuarta revolución industrial y va a cambiar el mundo post pandemia. Los países desarrollados no se desarrollaron y después invirtieron en ciencia, tecnología, educación. Lo lograron porque lo hicieron. En la Argentina hay dos mentiras. Una es que somos ricos. Tenemos algunos recursos naturales, pero faltan instituciones fuertes, capacidad para generar innovación y valor agregados. Tres países de África exportan casi todo el cacao, pero no manejan la industria del chocolate. No somos ricos, somos potencialmente ricos. La segunda mentira es que estamos en vías de desarrollo. Mentira, estamos discutiendo sobre el subdesarrollo sustentable. Para estar en vías de desarrollo tenés que invertir en ciencia, educación y tecnología. Hay que atacar las causas, no solo los síntomas. La verdadera revolución del conocimiento es esa. Y necesitamos líderes que dejen de dividir y que dejen de pensar en proyectos narcisistas personalistas. Yo no vengo a desunir, es un movimiento que me excede.

¿Se refiere a Cristina Kirchner y a Macri cuando habla de líderes que sólo piensan en proyectos narcisistas? 

Argentina no tiene un proyecto de país desde hace décadas. La última gran política de estado fue la democracia. En 1978 el argentino medio miraba el mundial de fútbol. Cuatro años más tarde, todos pedían democracia. Si el pedido va de abajo arriba, es imparable. Si millones pedimos entrar al siglo XXI va a ser imparable.

Su discurso excede largamente el de un candidato a ocupar una banca como diputado.

Estoy en un proyecto para ganarle al kirchnerismo. Porque el modelo y el futuro que propone el kirchnerismo es Santa Cruz. Una provincia con costa marítima, turismo, pesca, recursos, una provincia rica y con pocos habitantes, pero quebrada, con una justicia adicta y casi sin actividad privada. Ese país no lo queremos. Para ganarle a ese país necesitamos una amplia coalición. Por eso le pido a Santilli que debata. Tenemos que discutir, vernos e intercambiar ideas. Es importante. Yo soy parte de un proyecto colectivo y hasta puedo limpiar el piso en ese proyecto. Voy a estar en cualquier lugar.

Estoy en un proyecto para ganarle al kirchnerismo. Porque el modelo y el futuro que propone el kirchnerismo es Santa Cruz. Una provincia con costa marítima, turismo, pesca, recursos, pero quebrada, con una justicia adicta y casi sin actividad privada.

¿Por qué no se armó el debate con Santilli?

Recibimos una invitación del canal TN y aceptamos inmediatamente. Le digo a Santilli que estamos a tiempo de intercambiar ideas. Eso nos va a hacer una oposición más fuerte. No formo parte del PRO, pero sí de la coalición opositora. Y gane quien gane, después vamos a estar juntos para derrotar al kirchnerismo. Y si él me gana va a tener que representar mis ideas, y viceversa. Por eso es importante el debate. La gente tiene que escucharnos.

¿Qué mediciones tiene sobre la competencia con Santilli?

En 2001 volví a la Argentina desde Estados Unidos. Estaba formado en el estudio científico de la mente. Si hacía un focus group me iban a sugerir que hiciera otra institución y no INECO (Instituto de Neurología Cognitiva). Yo me muevo por ideas, no por encuestas y por focus. Además todas las encuestas fallaron. 

¿Y en la calle percibe clima de campaña? 

En la calle veo que la gente no tiene idea de qué va a pasar. Hay una mezcla de apatía y rebeldía, con ganas de cambiar. No tomo en cuenta a las encuestas. Acepté la candidatura y difundí la noticia desde mi teléfono celular. En pandemia hay que cuidar los recursos.

El larretismo asegura que Santilli está mejor que usted en el conurbano. ¿Es así?

Cuando recorro el conurbano se genera algo mágico. Y no pasa por una persona. Yo les digo que el mundo cambió, que ningún político va a generar trabajo. En la Argentina tenemos que contar la verdad. Es iluso pensar que la dirigencia va a traer soluciones. El mundo cambió, se basa en ciencia, en la educación. Tenemos que ejercitar el cerebro dentro de un mundo conectado y basado en ideas. La gente lo acepta. A veces los pacientes quieren la verdad. Y la sociedad quiere escuchar la verdad.  

Le digo a Santilli que estamos a tiempo de intercambiar ideas. Eso nos va a hacer una oposición más fuerte. No formo parte del PRO, pero sí de la coalición opositora. Y gane quien gane, después vamos a estar juntos para derrotar al kirchnerismo.

¿No es riesgoso reducir el comportamiento social a una cuestión neurológica?

Yo nunca dije eso. Eso dicen los que me malinterpretan. La salida de la Argentina es la educación. Y para eso hay que tomar en cuenta al órgano que enseña y aprende. La educación moderna tiene que tomar en cuenta eso, aunque la neurociencia no hace planes educativos. Para nada involucro a la neurociencia en la política. De los últimos diez premios Nóbel hay dos que son  estudiosos del cerebro. La economía, por ejemplo, no es solo racional. Hay que tomar en cuenta esos aspectos. 

¿Su entrada a la política es definitiva, resulte como resulte la PASO?

Estoy hasta el final en la revolución del conocimiento. Mi misión es esa. La gente me dice que estoy loco. Pero soy parte de un movimiento y una causa que me exceden. Soy feliz, más allá de lo que pase conmigo en los cargos. 

¿Cómo lidia con el hecho de no recibir ya sólamente elogios, sino también críticas y acusaciones?  

Cuando empecé a hacer neurociencia también me criticaban desde otras líneas. Si tenés una causa clara y que te excede, las críticas no importan. Yo esto no lo hago por un cargo. Es por una causa. Las críticas exponen la mezquindad de los demás. Cuando fundé el instituto INECO también recibí críticas. Si lo hubiese hecho de ambicioso me habrían dolido. Acá es lo mismo. Ni escucho las críticas. Tener un propósito vital es clave. 

¿Al final el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta usó o no los recursos de la Ciudad en beneficio de la campaña de Santilli?

Lo que dije fue una expresión de deseo de algo obvio. Ahora estoy preocupado por la ruptura de carteles nuestros en Olavarría y La Plata. Les pido a los intendentes del PRO que me ayuden a encontrar a los culpables. Les pido que me ayuden a terminar con estas prácticas. 

¿Piensa que es una competencia desigual la de su espacio contra el del PRO?

Es David contra Goliat. Pero la gente va a decidir. Tenemos la oportunidad de castigar las prácticas de siempre. Incluso la inmoralidad y el delito que cometió el Presidente, mientras morían miles de personas, se generaba un impacto negativo en la educación que durará décadas, los familiares no podían despedir a sus seres queridos. El Presidente no cumplió, y la sociedad tiene la oportunidad de castigarlo. 

Tenemos la oportunidad de castigar las prácticas de siempre. Incluso la inmoralidad y el delito que cometió el Presidente, mientras morían miles de personas

Macri hizo campaña con Vidal y planea apoyar a Santilli. ¿Eso lo puede beneficiar a usted, dada la imagen negativa del expresidente en el Gran Buenos Aires?

Tiene que quedar claro que todos somos parte de la coalición opositora al kirchnerismo. Pero queremos que sea una oposición más rica. Por eso queremos debatir. Para hacerla más sólida. 

¿Pero a quién puede beneficiar que Macri se meta en la campaña bonaerense: a usted o a Santilli? 

Macri forma parte de la coalición con su partido: el PRO. Yo no estoy ahí, pero soy de la coalición. Y no me corresponde opinar sobre la estrategia del PRO.  

¿El radicalismo fue un socio demasiado subalterno del PRO durante el gobierno de Macri?

Sí, yo fui crítico de eso. No estaba contento con la falta de reciprocidad en la relación. Cuando Ernesto Sanz fue a la PASO con Macri consolidó la coalición. El radicalismo ayudó en el territorio y aportó dirigentes de primer nivel. Pero no hubo reciprocidad en los cargos y en las ideas. Faltó gente en áreas de valores históricos del radicalismo: educación, honestidad, institucionalidad, bien común. Yo fui crítico del rol de la UCR en la coalición opositora. Ahora la UCR convoca al PRO, al progresismo, al peronismo y a la sociedad civil a involucrarse. El PRO, que siempre juega en equipo, lo va a hacer si pierde con nosotros.

En 2017 el gobierno de María Eugenia Vidal le ofreció ser candidato. ¿Por qué no aceptó?

No entendí para qué querían que fuera candidato. No me quedó claro. Ahora sí lo tengo claro. Y yo me muevo por causas. 

¿Sentía que sólo querían usar su nombre?

No me quedó claro el para qué. 

¿Recompuso su relación con el candidato a diputado de su espacio Jesús Cariglino, el exintendente de Malvinas Argentinas? 

Nuestra lista es diversa y plural. Representa a la provincia, al conurbano y al interior. Están Joaquín de la Torre, Emilio Monzó y Jesús Cariglino. Y la gestión de Jesús en salud de Malvinas fue aplaudida por Macri y por Cristina Kirchner. Y la salud es un pilar del conocimiento. Tenemos una lista plural en la que todos quieren la revolución del conocimiento. 

¿En la Provincia Martín Lousteau hincha por usted o por el larretismo? Se lo consulto a raíz de la sociedad política que Lousteau tiene con Rodríguez Larreta en la Capital.

El otro día compartimos un acto en Vicente López con Martín. Tengo una relación excelente con Martín. Y no hay dudas de que él apoya nuestro proyecto. Ya hicimos una actividad y en breve vamos a hacer otra. 

¿Alberto Fernández le ofreció ser candidato en 2019?

Todos me pidieron que fuera candidato. 

¿Alberto Fernández incluido?

Todos. Incluso muchos de los que hoy me critican. Pero no me hacen daño porque soy resiliente como la mayoría de los argentinos. 

AF

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