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La crónica que no fue

“Me llevaron a un terreno baldío”: cómo sacaron de la Derecha Fest a la periodista de Página/12

Javier Milei junto a los representantes de Gaucho Estudio, la productora organizadora del evento.

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Javier Milei se presentó este martes en Córdoba como líder de La Libertad Avanza, para participar de la Derecha Fest, un evento partidario que se autodefinió como “el más antizurdo del país” y tuvo un cariz de hermetismo, con mucha seguridad y sin transmisión en vivo. Con entradas a $35.000, una estética de cruzada cultural y mensajes provocadores contra el kirchnerismo, los medios y el “Estado empobrecedor”, el acto que se llevó a cabo en el Hotel Quórum, a las afueras de la capital, reunió unas 2.500 personas, que escucharon a oradores de referencia para las huestes libertarias, además del mandatario, como Agustín Laje o “El Gordo” Dan.

En ese contexto, con la intención de reflejar lo que pasaba en el encuentro, la periodista de Página/12 Melisa Molina, tras comprar su entrada y pasar los controles de seguridad, pudo ingresar al evento con el QR correspondiente. Pero al rato, miembros de la organización detectaron quién era y en qué medio trabajaba y, fieles a uno de los slogans favoritos de Milei (“No odiamos lo suficiente a los periodistas”) fue expulsada del hotel.

En su relato, Molina cuenta que pudo ver “la conferencia de las iglesias evangélicas, la del dueño del portal La derecha diario, la del asesor de Donald Trump Alex Bruesewitz. Cuando comenzó a hablar Diego Recalde (productor, director de cine, escritor, guionista, músico y actor) entraron al salón de eventos Agustín Laje y Daniel Parissini (”El Gordo“ Dan). Todavía faltaba que hablen Nicolás Marquez, biógrafo de Milei, y el Presidente. En ese momento se acercó a mí el personal de la Casa Militar, que me conoce la cara porque soy acreditada en Casa de Gobierno, y me dijeron que ”desde Buenos Aires“ no querían que mi medio, por Página12, esté adentro del salón”, detalló.

En su crónica, Molina contó que que la sacaron del lugar “diciéndome que querían hacerme un par de preguntas y una persona que no se identificó más que como ‘un contratado’ me llevó a un terreno baldío donde había algunos autos estacionados”.

Y continuó: “Me dijo que me quede tranquila, que era solo para ponerme una pulsera de prensa. Anotaron mi nombre y mi apellido, me preguntaron cómo había llegado al evento y me tiraron encima dos billetes de 20 mil pesos, que era lo que valía la entrada que yo compré por la página web. No los acepté y me dejaron detrás de unas rejas sin permitirme salir con personal de seguridad privada y de Casa Militar”.

A la periodista no la dejaron volver a entrar. “En medio del descampado, después de correr una valla, me pude ir por el costado de un estacionamiento sin poder escuchar lo que estaba pasando en el salón”, completó su relato Molina.

Qué es La Derecha Fest

Como contó Pedro Lacour en elDiarioAR, detrás de la organización figuran tres actores clave de la galaxia libertaria: el medio digital La Derecha Diario, fundado por el exasesor de campaña Fernando Cerimedo y dirigido por el español Javier Negre; la editorial Hojas del Sur, responsable de títulos como El libro negro de la nueva izquierda, el best-seller de uno de los principales ideólogos de la derecha latinoamericana, Agustín Laje; y la agencia Gaucho, que se presenta como “productora de la batalla cultural”. También auspiciaron el evento figuras del mundo del streaming como Neura, la plataforma que conduce Alejandro Fantino, y donde trabaja Eliana Cere, encargada de conducir la jornada.

El line-up incluyó una combinación de influencers, escritores, militantes religiosos y operadores internacionales. Además de Milei, disertaron Laje y su co-equiper Nicolás Márquez; el cineasta Diego Recalde —que comenzó a sonar como posible candidato a diputado nacional—; el influencer libertario Daniel Parisini, mejor conocido como Gordo Dan; el consultor trumpista Alex Bruesewitz; y un panel de apologética cristiana integrado por Rigoberto Hidalgo, Evelin Barroso y Gabriel Ballerini. Algunos de los títulos de las ponencias: “No odiamos lo suficiente a los periodistas (y yo soy uno)”, por Negre y Álex Busewitz; “Malvados: anatomía moral de la izquierda”, por Laje; “Peronismo: el kaiser de la Argentina”, por Recalde; “Roma no paga traidores”, por Márquez; y “El brazo armado”, por Dan.

La exposición de Milei arrancó pasadas las 21 bajo el título “La construcción del milagro”. Lo acompañó su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, que funciona como garante doctrinaria de la pureza libertaria.

El evento también reforzó la línea “bibliográfica” del mileísmo. Con la feria del libro libertario organizada por Hojas del Sur —más de 50 autores nacionales e internacionales—, el oficialismo apuesta a construir una infraestructura cultural propia, donde el libro no es solo un producto: es un objeto político. En paralelo al universo streaming, a esa narrativa visual se suma la textual: slogans, panfletos y manuales que condensan una visión del mundo con enemigos claros —el feminismo, el ecologismo, el indigenismo, el periodismo, el globalismo— y un relato fundacional en disputa.

No es la primera vez que el oficialismo monta una puesta en escena con estas coordenadas. En 2024, ¡Viva la Derecha! Fest funcionó como ensayo general, con una estética de recital de rock, insultos a periodistas desde el escenario, reivindicación de militares represores y denuncias contra la “agenda climática” y la “ideología de género”. Muchos de los protagonistas de aquel acto —Laje, Márquez, Negre— repiten en esta edición, ahora con el respaldo institucional del Presidente.

Es que la provocación no es un efecto colateral: es el método. El marketing libertario no apela al consenso, sino a la confrontación. La retórica de la batalla cultural cumple una doble función: blindar al núcleo duro y distraer del frente económico. El uso de la estética beligerante —gráficas incendiarias, consignas anti-periodistas, títulos cargados de odio— apunta a estimular emocionalmente a un electorado que corre peligro de desencantarse, que encuentra en estos eventos una forma de catarsis identitaria.

En este contexto, Milei no busca ampliar, sino reafirmar. Desde lo comunicacional, opera con un código cerrado: no le habla al conjunto, sino a los propios. No casualmente, los organizadores decidieron otorgar entradas sin costo a integrantes de las Fuerzas Armadas, personal de seguridad y excombatientes de Malvinas. “La entrada libre es un reconocimiento para quienes protegen nuestra soberanía y resguardan nuestras vidas y bienes”, justificó Laje en declaraciones a Neura. El gesto proyecta una estética de orden y pertenencia, y buca consolidar el vínculo entre el mileísmo y las fuerzas del orden, cuya reivindicación no es solo simbólica sino ideológica.

En ese sentido, la elección de Córdoba como sede tampoco fue inocente. Bastión electoral de Milei y provincia históricamente refractaria al kirchnerismo, “La Docta” simboliza una alianza sociopolítica entre capas medias conservadoras, tradición industrial y autonomía provincial. Pero también es, hoy, una de las zonas más golpeadas por el modelo económico libertario. Según datos del Indec, el desempleo en el Gran Córdoba alcanzó el 9,2% en el primer trimestre de 2025, con un salto de 1,2 puntos respecto del mismo período del año anterior. Sectores como el autopartismo, la metalurgia y la petroquímica muestran caídas de hasta 40% en su capacidad instalada. El “milagro argentino” del que hablará Milei se escenifica, paradójicamente, en uno de los territorios donde más se lo cuestiona por sus efectos materiales.

La Derecha Fest funciona así como una operación de blindaje político, ideológico y estético. Un dispositivo de afirmación simbólica y construcción de sentido para un gobierno que encuentra en la provocación su principal anclaje emocional. Una fiesta militante que no oculta sus intenciones: disputar el sentido común desde la cultura, reforzar la identidad libertaria desde la narrativa épica, y convertir cada acto en una trinchera desde donde gritar que la casta, la prensa y la izquierda tienen motivos para “temer”.

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