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FALSAS PROMESAS

El discurso sobre equilibrio hormonal toma las redes: “Nos venden autocuidado, pero es otra forma de disciplina”

Las hormonas se han colado en la conversación sobre bienestar como una especie de llave maestra para “arreglarlo todo”, desde la piel hasta el estado de ánimo.

Anabel Cuevas Vega

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“¿Te sentís desmotivado, apagado, con la mente en un millón de cosas sin capacidad de hacer nada? Quizás es que tus hormonas necesitan un impulso, ¿te lo planteaste?”; “Cinco suplementos para ayudar a equilibrar tus hormonas y recuperar la paz interior (y exterior)”; “Tips para regular tus hormonas”... Vídeos como estos abundan en redes sociales como TikTok y suman cientos de miles de visualizaciones, reflejando una nueva dimensión del bienestar que ha ganado fuerza en los últimos años: el equilibrio hormonal.

Esta tendencia inunda las redes y las librerías. Creadores de contenido de todo tipo, con o sin formación en endocrinología, aprovechan el interés por entender nuestro cuerpo y cuidarnos para viralizarse o promocionar productos.

La complejidad del sistema endocrino —la red encargada de producir y liberar hormonas— hace que sea muy complicado crear contenido de rigor que a la vez sea atractivo y dure menos de un minuto. La endocrinología es una de las especialidades más complejas de la medicina, según señala a elDiario.es Gemma Sesmilo León, del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitari Dexeus en Barcelona. Para explicar de forma sencilla el sistema endocrino, la doctora describe las hormonas como sustancias químicas mensajeras que se producen principalmente en glándulas como la hipófisis, el páncreas o los ovarios y viajan por la sangre hasta su destino (que puede ser un órgano o células), donde desencadenan respuestas como regular el crecimiento, el ciclo menstrual, el sueño, la saciedad, el apetito o la respuesta al estrés. Como resume Sesmilo León, el cuerpo humano tiene “cientos de hormonas” que trabajan de forma coordinada para mantener el equilibrio interno.

Debido a su complejidad, Silvia González Martínez, miembro del Grupo de Trabajo de Patología Tiroidea de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, advierte sobre el peligro de que en redes sociales se difundan “afirmaciones para las que, en muchos casos, no hay respaldo científico suficiente”. Es lo que ocurre con los vídeos que intentan diagnosticar desequilibrios hormonales a partir de síntomas muy genéricos —como cansancio sin causa aparente, acné persistente, cambios de ánimo o problemas para dormir—, buscando que el mayor número posible de personas se sienta identificada.

Así se monetiza el sistema endocrino

El interés creciente por el equilibrio hormonal no solo responde a una preocupación por la salud, sino también a un interés comercial. Libros, cursos, suplementos, consultas y programas personalizados: las hormonas se han convertido en una nueva vía de negocio dentro del universo del autocuidado. El mensaje que transmiten es seductor: si entiendes tus hormonas, podrás tener más control sobre tu vida y aliviar malestares para los que no has encontrado explicación. Las redes sociales juegan un papel clave en este proceso, convirtiendo síntomas muy generales —como cansancio, acné o falta de concentración— en posibles señales de un desequilibrio hormonal e impulsando así el consumo de contenido (y productos) relacionados.

Echando un vistazo a los títulos de algunos de los últimos libros publicados sobre salud hormonal se observa un discurso común: Conoce tus hormonas. Cuida tus emociones; Tus hormonas importan; Hackea tus hormonas; El equilibrio perfecto; Toma el control de tus hormonas. Todos apelan a una idea de poder personal y autocontrol, como si entender nuestro sistema hormonal fuera la clave definitiva para alcanzar el bienestar y la calma. La promesa no es solo de salud, sino de transformación.

Estas publicaciones y 'cursos milagrosos' ofrecen consejos desde diferentes frentes: la alimentación, el ejercicio físico, el sueño o la gestión emocional y del estrés. Aunque se presentan como pautas específicas para “equilibrar las hormonas”, los expertos aclaran que en realidad son recomendaciones generales para llevar una vida más saludable y menos sedentaria (cuyos beneficios no se limitan al sistema hormonal). La doctora Gemma Sesmilo León insiste en que lo adecuado sería explicar que estos cambios “van a ayudar a tu salud en general”. Sin embargo, se venden con la etiqueta de “consejo hormonal” para captar la atención del público y aumentar las ventas.

El mensaje que transmiten es seductor: si entiendes tus hormonas, podrás tener más control sobre tu vida y aliviar malestares para los que no has encontrado explicación

Juan José Corrales Hernández, catedrático emérito de la Universidad de Salamanca y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), explica que las medidas generales para favorecer el buen funcionamiento de las hormonas y del sistema endocrino “son bien conocidas”: llevar una vida saludable, seguir una dieta variada (como la mediterránea) y hacer ejercicio de forma regular. En resumen: consejos que no requieren pagar un curso “especializado en hormonas” de los que se anuncian en redes sociales.

No es que no debamos seguir las recomendaciones de estos vídeos y libros o que estas sean perjudiciales: la cuestión es que se venden como algo específico, cuando en realidad son los mismos consejos de siempre —comer bien, dormir mejor, moverse más— envueltos en un nuevo lenguaje que promete soluciones rápidas y control total sobre el cuerpo.

No todo es hormonal

Estar irritable antes de la mesntruación no siempre significa que tengas un desequilibrio de estrógenos, tener la piel grasa no tiene que ir ligado a un problema de testosterona o sentirse sin energía no es necesariamente culpa de la tiroides. Tener tal cantidad de hormonas distintas en el cuerpo hace que hablar de desequilibrio hormonal sea algo demasiado ambiguo y complejo.

Sí, las hormonas influyen de una manera crucial en el comportamiento de nuestro cuerpo. Sin embargo, en algunos vídeos y publicaciones parece haber una predisposición a atribuir a las hormonas todo tipo de problemas (y soluciones). Es el caso de Marian Rojas Estapé, la famosa psiquiatra que ha sido cuestionada por su reduccionismo biológico –centrado en la química hormonal– y su desconexión con la realidad social. Esta autora superventas atribuye el malestar emocional a una desregulación química de hormonas como la dopamina y el cortisol —las conocidas como hormona del estrés y la felicidad—, ignorando el resto de posibles factores.

Las psicólogas advierten del peligro de “desplazar el foco del malestar hacia el interior del cuerpo, como si todo se redujera a un desequilibrio hormonal, una dieta incorrecta o una mala gestión emocional”. Así lo explica Marta Mediano, psicóloga feminista, que ironiza: “¿Tienes ansiedad? Entonces es tu cortisol. ¿Te sientes cansada o desmotivada? Será tu ciclo menstrual. Pero rara vez se nombra lo evidente: que tal vez dedicas más de la mitad de tu sueldo en pagar un alquiler abusivo, que te enfrentas a un entorno laboral hostil cada día o que te falta una red de apoyo real en la crianza de tus hijas”.

Cuando se habla del malestar como algo exclusivamente interno, biológico o personal, se invisibilizan las condiciones estructurales que pueden producir este malestar, y como explica Mediano, podemos llegar a creer “que el problema somos nosotras, que estamos fallando. Que no sabemos cuidarnos, que no estamos haciendo ‘lo suficiente’ para sentirnos bien”.

Por otra parte, los expertos advierten sobre la simplificación de los trastornos hormonales que se describen en redes sociales. Cansancio, cambios de humor, caída del pelo o acné son algunos de los síntomas que se atribuyen a las hormonas en estos vídeos virales. Como reconoce Corrales Hernández, hay ciertos síntomas que pueden dar pistas sobre un posible problema hormonal, pero desde su experiencia afirma que “lo más común es que no sean consecuencia de un trastorno hormonal”. Pone como ejemplo la caída del pelo, que suele tener “más factores genéticos que endocrinos”.

El cuidado de las hormonas, “una nueva forma de disciplina”

La lógica del “equilibrio hormonal” se vende como una solución casi mágica, una receta universal para el malestar, pero para la psicóloga Mediano refuerza en realidad una idea muy antigua: “Que hay algo en nosotras que no funciona y que hay que corregir”. Es un añadido más que sufren las mujeres: ya no es suficiente con la dieta, la depilación o el maquillaje, ahora se añaden los suplementos hormonales, la rutina “hormon-friendly” o el estilo de vida regulado.

Todo ello bajo una apariencia de salud integral que, en realidad, sigue vendiendo la promesa de llegar a ser “la versión mejorada” de nosotras mismas, según Mediano. Lo que puede comenzar como una búsqueda de bienestar puede terminar convirtiéndose en una nueva forma de exigencia. “Otra más, en el caso de las mujeres”. “Si no te sientes bien, es porque algo no estás haciendo bien, la responsabilidad recae otra vez sobre ti”, recalca la experta. “Es muy perverso: se nos vende autocuidado, pero se nos entrega una nueva forma de disciplina”.

Quién está detrás de la pantalla y los libros superventas

Las redes sociales son una herramienta capaz de impulsar el autoconocimiento y la curiosidad por la medicina o el conocimiento de nuestro cuerpo. Sin embargo, los expertos están de acuerdo en que debemos tener en cuenta quién está detrás de la pantalla o de los libros que hablan y dan consejos sobre hormonas.

Juan José Corrales Hernández asegura que “los que más saben de hormonas son los endocrinólogos”, aunque la ginecología y salud reproductiva “también tiene un componente hormonal importante”. Por su parte, Gemma Sesmilo León cree que hay distintas profesiones que pueden ser referentes en este campo, pero sobre todo alerta sobre “los perfiles con voluntades ocultas”, que únicamente buscan hacer negocio con sus publicaciones. “Me han llegado personas a consulta diciendo que han hecho mil cursitos, se han gastado todo el dinero, se han obsesionado y se lo han comprado todo, o incluso me dicen que se han ido a ‘profesionales’ para buscar una causa [de su malestar] y les han tomado el pelo”, explica la doctora.

Me han llegado personas a consulta diciendo que han hecho mil cursillos, se han gastado todo el dinero, se han obsesionado y se lo han comprado todo, o incluso me dicen que se han ido a ‘profesionales’ para buscar una causa [de su malestar] y les han tomado el pelo

Dra. Gemma Sesmilo León Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitari Dexeus (Barcelona)

Por ello los profesionales insisten en poner el foco en quién está detrás de este tipo de contenidos y cuál es su formación, ya que tener conocimientos sobre el sistema endocrino no es un requisito para divulgar en redes. Se demuestra con cuentas como la de @maritarx —piloto sin formación médica—, que acumulan miles de visualizaciones en vídeos donde da consejos hormonales para “hackear” el cerebro. También forman parte del ecosistema que difunde este tipo de mensajes coaches hormonales, entrenadores personales, perfiles centrados en contenido homeopático o simplemente influencers. Incluso en el ámbito editorial, conviven los libros escritos por autores con bagaje médico con otros que simplemente aseguran estar “autoformados en salud femenina y hormonal”.

Como concluye la doctora Gemma Sesmilo León, escuchar consejos sobre hormonas puede ser positivo si nos anima a llevar una vida más saludable, pero si creemos que tenemos un problema real lo adecuado es consultar a un profesional. En cuestiones de salud, la fuente importa, y no todo lo que suena convincente en redes está respaldado por la ciencia.

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