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Formas de ganar dinero online
Todo por dos dólares centennial: cómo son las plataformas para comprar saludos o controlar acciones de famosos

"Todo por un precio", en la plataforma Cameo se puede comprar desde saludos hasta video llamados de actores, deportistas o músicos

Laura Marajofsky

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¿Qué pasa cuando los “creadores” de contenido en Internet se quedan sin ideas? Acorralados por una economía de la atención que se cierra sobre ellos y una creciente demanda del público en un ciclo de 24-7, muchos influencers están recurriendo a nuevas herramientas y plataformas para generar dinero y cobrar por sus contenidos. Lo que quizás sea más novedoso es que ya no hablamos de recursos para ayudarlos a crear comunidades y monetizar sus contenidos, como lo fuera en su momento la llamada passion economy (aquella que pretende transformar un hobbie o algo que te guste hacer en una actividad rentable), sino que ahora hablamos monetizar “momentos”.

Los creadores se están quedando sin ideas, pero sus admiradores quieren más y más”, explica Jen Lee fundadora de una popular comunidad de economía de creadores en Discord. “Al monetizar cada aspecto de sus vidas, pueden extraer valor de sus interacciones diarias”.

Bajo la premisa “No importa lo aburrido que creas que eres, siempre hay alguien ahí fuera dispuesto a pagar”, algunas de estas nuevas herramientas toman sistemas de encuestas y votación online, dinámicas interactivas y hasta pagos por criptomoneda para que los seguidores puedan “comprar” desde saludos por video, a tiempo para hablar, o inclusive, su derecho a voto y tener poder sobre sus ídolos. Un nuevo giro en una escalada en la que ya se comercializan momentos o acciones de la vida de una persona, desdibujando la línea entre producto e individuo, arte y consumo, entretenimiento y realidad.

Un mercado cada vez más competitivo

Una serie de nuevas empresas surgidas en los últimos años están facilitando que los creadores digitales moneticen cada aspecto de sus vidas, desde lo que comen, o hacen a con quién pasan el rato. Puede parecer irreal, pero no lo es. Comencemos por el principio.

Mientras que cada vez más personas se consideran “creadorxs” digitales o influencers, y este segmento crece así como su economía (que representa el “tipo de pequeña empresa de más rápido crecimiento” según un informe de SignalFire del 2020), el nuevo desafío es permanecer vigentes, competir con otros y adaptarse a los tiempos que corren en términos de hábitos y tendencias. En este sentido, a medida que el mercado se vuelve más competitivo -y las plataformas y sus algoritmos menos transparentes- los creadores se ven obligados a diversificar sus fuentes de ingreso aprovechando sus audiencias sean de nicho o masivas.

“En el mundo de los influencers se cruzan varias dimensiones y no es un fenómeno que se pueda capturar usando un solo patrón. Por eso no se puede entender atendiendo sólo a los creadores de contenido o a las plataformas en los que están presentes, sino que hace falta pensar en esa intersección, junto con la atmósfera social, la manera en la que la digitalidad cambió nuestra noción de identidad y la forma en la que creemos que debemos reclamar por lo que nos parece justo. Somos una generación que está viviendo una transformación profunda y en tiempo real”, explica Tomás Balmaceda que junto a Miriam De Paoli y Juan Marenco, forman el grupo de investigación sobre estos fenómenos llamado Cultura de la Influencia.

Estamos construyendo una economía de atención en la que se pueden comprar momentos en la vida de otras personas y lo llevamos al siguiente nivel al permitir que las personas controlen esos momentos”, dice orgullosamente Courtney Smith, fundadora de la nueva plataforma NewNew , cuyo slogan es “The human stock market”, algo así como “el mercado de valores humano”.

Desde que existen las celebridades ha existido la fascinación del público por saber más de ellas y hasta vincularse de alguna manera. Es por esto último que en 1950 se acuñó el término interacciones parasociales, para hacer referencia a esta clase de interacciones entre audiencia y figuras públicas, que muchas veces son percibidas como vínculos reales por la gente que consume celebridades. Con el advenimiento de las nuevas tecnologías, las redes sociales y ahora plataformas recientes como NewNew, Cameo, PearlPop y otros sitios como OnlyFans, el público general puede tener acceso sin precedentes a una serie de servicios que varían en nivel de intimidad según el servicio y el sitio, pero mayormente, según cuánto estés dispuesto a pagar. 

En verdad lo que estamos viendo hoy es una lucha encarnizada por monetizar el tiempo online, algo que ahora en pandemia -con mucha gente recluida y con disponibilidad, y con los “creadores” sin poder trabajar-, se ha vuelto aún más preciado. Si a esto le sumamos que las plataformas tradicionales como YouTube o incluso Instagram tienen algoritmos que no favorecen a los creadores, volviéndose cada vez más difícil mantener métricas exitosas sin poner plata, o con comisiones que no los favorecen, era cuestión de tiempo antes de empezar a ver migraciones hacia otros lugares.

De esto da cuenta un informe reciente de la BBC en donde relata cómo distintas estrellas de YouTube están empezando a construir sus propios sitios, y compara la tajada que se lleva el gigante por aquellos que trabajan con marcas y patrocinadores en su plataforma, actualmente 45%, con la de Cameo, donde es 25%. Si esta tensión ya viene de hace años, y muchos de estos youtubers consolidados ya son una compañía de renombre en sí mismos, es lógico que estén buscando salvaguardar sus futuros y no quedar a la merced del sitio, que además reporta otros problemas relacionados al uso de copyright, cobro de anuncios y a su sistema de recomendación de videos.

Para tener una idea del “efecto pandemia”, es importante notar cómo por ejemplo compañías como Cameo, surgida hace cuatro años, ha ganado mucha popularidad en los últimos meses. Fast Company reporta que el pasado mes de marzo las inscripciones de “talentos” en la página aumentaron en un 160% desde el principio de año.

La nueva camada de plataformas para “comprar” tiempo de famosos

Si antes fue CelebVM.com en Inglaterra, Greetzly con talentos de Alemania, Francia e Italia, e incluso, TheWysh.com para estrellas de Bollywood, Cameo se transformó en la plataforma estadounidense con más famosos entre sus opciones. ¿Para qué sirve y cómo funciona la app? Simple, lo que Cameo permite es pagar a un famoso para que grabe un vídeo de corta duración personalizado, si bien ahora ha incorporado mensajería interna y una nueva funcionalidad de videollamadas vía Zoom. Es decir, podés mandarle una felicitación a alguien que se acaba de casar, recibir, conseguir un nuevo trabajo, o a alguien a quien quieras hacerle una broma o lo que sea, todo grabado por la persona que elijas. Aunque la plataforma se destaca por tener la mayor concentración de estrellas, en un total de 30.000 registrados también es posible encontrar famosos clase B, influencers y otros.

El catálogo está dividido en 668 sub-categorías (“Netflix”, “E-sports”, “Tarot”, “Disney” y “Astronautas” son algunas), y los precios van desde 2 USD a los 2.500 USD, incluyendo nombres ignotos a consagrados como Snoop Dogg, Lindsay Lohan o Dick van Dyke. La mayoría son filmaciones caseras e informales, lo cual es lo que le da la gracia, y tienen una duración variable (la más corta es de 6 segundos, la más larga de 22 mín) dependiendo de las ganas y disposición de la celebridad que elegiste. Las videollamadas son más caras que un mensaje pregrabado, tienen una duración de 10 minutos y los precios pueden ir desde los 1.000 dólares en el caso del deportista Tony Hawk hasta los 15.000 dólares si charlás con un actor clase B como Jeremy Piven. Pero atención, las llamadas se pueden compartir y así costear entre varios.

Este fan service llevado al extremo, ha producido otros sitios similares que aprovechándose de la eficiencia de la “gig economy” o economía de las changas, la accesibilidad tecnológica, y básicamente, el aburrimiento y la fascinación del público, está produciendo una nueva rama de servicios monetizables hiper específicos, para los cuales, casi que no importa cuán famoso sos.

“Hasta que stalkear a alguien se vuelva legal, Cameo es el servicio más lógico para esta época, una tormenta perfecta de conveniencia, acceso y precio, una ventana a la cultura absurda de la obsesión con la celebridad”, explican desde una editorial en The Atlantic que reflexiona sobre la obsesión contemporánea con las celebridades, aún si la propia idea de celebridad ya no es lo que era. Adiós viejas estrellas de Hollywood, hola al tiktoker o la instagramer de turno.

Pero Cameo va un paso más, no sólo te acerca de forma más “humana” a ese ídolo -que también tiene la cocina desordenada o tiene un mal día de pelo-, mostrando que está dispuesto a rebajarse por unos dólares, sino que además propone que también hay un mercado para los “mediocre famous people” (personas mínimamente conocidas). Si todos tienen sus quince minutos de fama, entonces también podés pagar para tener a esa persona “fugazmente” conocida para desearle feliz cumpleaños a tu abuela en un video grabado.

Tanto parece haber cambiado el consumo de celebridades y el microclima que se ha generado durante la pandemia para que los productores de contenido amateur y otros se moneticen, que no resulta chocante escuchar de servicios como NewNew, la nueva plataforma que está causando sensación en EEUU.

Aquí los seguidores compran su poder de votación y con suficiente poder tienen la oportunidad de ver cómo su celebridad favorita experimenta lo que ellos desearon, como un juego de “elige tu propia aventura” pero en la vida real. Smith, su fundadora, dice que la empresa es similar al mercado bursátil ya que “podés comprar acciones, que en esencia son votos, para poder controlar un cierto nivel de la vida de una persona”. 

El creador debe seguir el dictado de los seguidores que pagan por poder votar a través de una aplicación móvil que por ahora solo está disponible para Apple. La plataforma comenzó su fase de uso preliminar con un grupo limitado de verificados beta y varias figuras de TikTok y YouTube ya comenzaron a ganar dinero. Al igual que Cameo la plataforma se reserva el derecho de prohibir a los usuarios que publiquen encuestas ofensivas, inapropiadas, peligrosas o que infrinjan la ley.

“¿Alguna vez has querido controlar mi vida?”, preguntó Lev Cameron, un popular creador de 15 años con 3,3 millones de seguidores en TikTok, en un video reciente publicado en NewNew. “Esta es tu oportunidad. Podrás votar para controlar lo que hago a lo largo del día y luego te mostraré si termino haciendo las cosas por las que votaste”. Esto es lo que muchos influencers están haciendo ahora, convirtiendo esas miniencuestas de Instagram, Snapchat o Twitter en una fuente de ingresos. Resulta difícil vaticinar si, al igual que otros servicios como Cameo o PearPop, los famosos más tradicionales se sumarán. Es decir, ¿podremos encontrar grandes nombres entre las estrellas para elegir del catálogo de NewNew? Todo indicaría que esta nueva fuente de ingresos con sus códigos centennial quedaría reservada para el público más joven y las nuevas celebridades. Pero todo parece posible en un contexto que pide novedad, contenidos y velocidad todo el tiempo.

Celebridades old school vs new school

Si bien varios publicistas y agencias de medios tradicionales descreen o hasta desdeñan espacios y servicios como estos, ya sea por considerarlos de poca calidad o simplemente vulgares, lo cierto es que las reglas están cambiando, y hoy, para muchas marcas y agencias es más orgánico y efectivo trabajar con influencers.

Es por esto que Cameo está experimentando con una nueva opción en la que las marcas pueden adquirir, con el consentimiento de la celebridad, un contenido pregrabado para por ejemplo ser reutilizado como parte de una campaña de un producto. Totalmente conscientes del poder de las redes sociales, las nuevas dinámicas de consumo y lo que buscan las marcas hoy en día, estos sitios están ofreciéndoles a las estrellas la posibilidad de aggiornarse.

“Para nosotros la Cultura de la Influencia es una matriz interpretativa de la realidad. Creemos que la lógica con la que se crean, distribuyen y comunican contenidos en redes sociales rompió fronteras y hoy están presentes en ámbitos tradicionales como la política y la publicidad pero también en espacios vinculados con los movimientos sociales y las empresas”, sigue Balmaceda.

Aunque la prueba beta de NewNew sigue siendo solo para creadores, Smith espera que con el tiempo todo el mundo -desde las celebridades hasta la gente común- pueda aprovecharla para monetizar sus vidas. “Claro que es divertido controlar a un famoso o a una celebridad, pero es igual de divertido controlar a un compañero de la escuela, o la exnovia de tu novio, o un autor que planea su próxima novela de ciencia ficción, o el fundador de una empresa de cosméticos”. 

LM

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