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Crónica

Oasis: el reencuentro que hizo llorar a los hijos de los 90

Oasis llenó dos veces este fin de semana el estadio de River.
17 de noviembre de 2025 10:32 h

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Live Forever pasó a ser en los fanáticos de Oasis una categoría del alma. Así lo demostraron muchos de los que concurrieron al regreso de la banda británica que rompieron en llanto luego de 16 años del último show, momento en que Oasis pasó a ser un mito y sus temas, himnos. 

El recital de rock más importante de la última década se convirtió a la vez en un espectáculo existencial cuando se proyectó desde la pantalla la imagen de Diego Maradona, con una expresión en la mirada que condensa el ego de un país. “Vos y yo vamos a vivir para siempre”, cantó Liam Gallagher y dio la vuelta para ovacionar al astro con sus maracas y pandereta. Entonces, toda la emoción del Monumental se le vino encima al público. 

Algunos se mostraban impolutos y a otros se les fruncía la pera. Había sutiles que se limpiaban la comisura de un ojo y sensibles que directamente quebraban. Después estaban los más exaltados, generalmente centennials que abrazaban, saltaban y agitaban. Pero, acaso, la mayoría produjo lo que Manuel Vicent denomina “lágrimas del cerebro”, que van por dentro y justifican una existencia. 

Cuando sonó Fade away, la séptima canción de la noche que salió por primera vez en 1994 cuando escuchar un tema o descubrir una banda representaba un acontecimiento, el humo del tiempo bajó desde las alturas y se esparció por todo el estadio de River hasta inmiscuirse en el fondo de las 80 mil cabezas que asistieron. 

Debajo de los pilusos y dentro de las remeras negras que era el uniforme de la noche, anidaban los sueños que tuvieron treintañeros y cuarentones en su niñez y adolescencia, cuando vivieron el esplendor Noel y Liam Galligher en los 90 y 2000.

Esta generación, que el fin de semana logró ejecutar un pogo intenso durante los dos primeros temas (Hello y Acquiesce) y luego mantuvo un ritmo moderado durante toda la jornada, vivió momentos emotivos. Porque muchos de los espectadores asocian a Oasis con los veranos felices o con los amores que se consumieron igual que los cigarros. 

En medio de ese mundo que se fue desvaneciendo en el recuerdo, aparecieron en el escenario Liam y Noel, de 53 y 58 años. “No puedo creer, ellos también envejecen”, dijo un fanático peleado con el paso del tiempo. “Iggy Pop o Bowie nunca tuvieron edad o siempre fueron viejos. Pero ellos no”.

El tiempo, no obstante, pulió el talento de los hermanos Gallagher. Brindaron un recital con la misma precisión y claridad que un disco con sus mejores temas. “Ustedes son el mejor público, están locos, y sin alcohol”, dijo Liam en referencia a que solo circulaban botellas de agua mineral. “Y vos, sí vos, sos mi favorita”, le dijo a una fanática arriba de los hombros de otra persona del público. 

La gran pasión que acabó diluyéndose con los años en la vida cotidiana revivió cuando sonó Rock ’n’ Roll Star, el decimonoveno tema. El público adulto sacó fuerzas para poguear un poquito y se levantaron desde distintos ángulos los vientos de sus historias personales. 

Durante ese viaje alrededor de uno mismo, llegó el final con Champagne supernova, que comienza con el sonido del agua fluyendo. Esa melodía del movimiento ayer operó como un oleaje que arrastró todas las formas en que se pudo vivir y no se vivió. “Estoy movilizada”, admitió cerca de finalizar el tema una treintañera en pleno campo.

Cuando el recital terminó, Oasis fue para muchos una prolongación de momentos importantes de su vida. La “oasismanía” que se vivió durante el año estuvo alimentada por el regreso de la banda, por la nostalgia y por ese fenómeno denominado FOMO. El “miedo a perderse algo” es la imposibilidad de vivir en el presente por la sensación de que la fiesta siempre está pasando en otro lugar. Sin embargo la fiesta, este fin de semana, ocurrió en el Monumental. 

MC

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